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6 meses después.
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Narra Liz.
–¡¡Cameron, maldito idiota!! ¡¡Me las vas a pagar!! – grito yendo a mi habitación con mi ropa mojada y olor a cerveza.
Estamos en mi casa, no sé si ya lo habrán imaginado, pero estamos en el cumpleaños de mi bebé más pequeño y mi amigo sigue siendo igual de idiota que antes, entonces ya ni siquiera se porque me sorprende está actitud tan infantil por su parte, pero igual me molesta.
Me doy una ducha, solo en toalla dentro a mi vestidor ¿Qué me voy a poner ahora? Me siento en mi sofá frustrada. Sí tan solo supiera todo lo que me tardé anoche para poder decidir que ponerme para lucir bien el día de hoy.
–¿Amor? – aún me derrito cuando escucho que me llama así.
–En el vestidor – suspiro.
–¿No sabes que ponerte? – pregunta sonriendo con los brazos cruzados y esa pose masculina que tanto amo.
–Sip – me levanto y rodeo su cuello con mis brazos, tengo que ponerme de puntillas para poder quedar un tanto a su altura.
–Tranquila – me besa tan suave, como si fuera a romper y me gusta, pero también me gusta que me tome y me rompa, ¡Dios! – yo te voy a ayudar – me quita la toalla sin dejar de mirarme a los ojos, obvio cerró la puerta con seguro, pues ya tenía planificada está jugada, su mirada me lo dice – tengo que apreciar mi cuadro en blanco – me besa apasionadamente y solo como a mi me gusta.
Nuestras lenguas bailan juntas y yo solo lo deseo a él de la misma manera que él me tiene a mi. Muerdo su labio inferior juguetonamente, me encanta este hombre, no me canso de decirlo.
–Te amo – susurra y eso ya es demasiado para mi.
De un salto enrollo mis piernas en su cintura y sus manos recorren mis muslos hasta mi trasero y yo solo quiero que me toque donde sólo él puede tocar. Dejo pequeños besitos en su cuello y de pronto da una vuelta y siento la madera helada en mi espalda.
–¿Qué quieres, amor? ¿La ropa o a mi?
–¿Es necesario responder? – pregunto quitándole su camiseta.
—No lo creo.
De un momento a otro ya somos uno, hasta el punto donde no sabemos donde termina uno ni donde comienza el otro, simplemente nosotros juntos somos ese uno complementado. Recupero el aliento, hasta que tarde me doy cuenta de lo que acaba de pasar, volví a ensuciarme luego de esa ducha.
–Tan deliciosa como siempre, amor - me da un beso en la nariz y me deja recomponer antes de empezar a buscar mi ropa.
Me pasa un vestido color vino de mangas 3/4, mi cinturón negro y mis tacones negros.
–Te amo – susurro sonriendo.
–Yo más, preciosa. Estaré en la terraza – me abraza, me besa y se va, sabe que me gusta mi privacidad.
Me visto, me maquillo nuevamente y me plancho el cabello, ya lista salgo a disfrutar del primer cumpleaños de mi hermoso hijo Asher. Mi príncipe rubio de ojos color miel. Cuando salgo de mi habitación vuelvo al mundo real donde todos hablan y ríen, a la locura.
–Mamá, es injusto – dice Emy.
–¿Qué cosa, cariño? – pregunto confundida.
–Que Asher tenga los ojos como tú, yo ni tu pelo tengo.
–Pero tranquila, eres igual de hermosa que tu papá – la tomo en brazos y voy a la terraza con mi familia.
–Hermana ¿En que habitación dejo a Mack? – Mary lleva a su pequeña hija dormida en sus brazos.
–En la de visitas, la que está al lado de la habitación de Asher.
–¡¡Papá!! – Emy salta a los brazos de Albert.
–Dígame mi Reina, ¿Qué se le ofrece? – le da besos en su mejilla mientras la sostiene con un solo brazo.
–Quiero una hermanita que sea igual a mi mamá – dice Emy, todos nos reímos.
–Eso díselo a tu mamá, ella es la que los lleva nueve meses en su vientre – Albert me guiña un ojo.
–¿Papá?
–¿Qué?
–¿Cómo se hacen los hermanitos? – todos nos reímos nuevamente.
–Esa conversación la tendremos cuando seas más grande – le digo riendo.
–En unos 40 años más – dice Albert y las chicas se ríen.
–¿Por qué no vino el tío Matt? – todos nos la quedamos mirando.
–Porque es tan idiota que prefiere pasar tiempo con la puta descerebrada que le mintió, a la que le cuida el hijo mientras ella sale a abrirse de piernas, está demás decir que esta lo engaña, el hijo no es de él y que le gasta toda la plata – dice Sophie, sus ojos están llenos de lágrimas.
Voy a abrazar a mi enana que de verdad la está sufriendo durante estos días. Todos nos quedamos mirando casi en shock por lo que acaba de decir, además que pasa mas tiempo con Andy que con su hermano. Mary no tiene problemas y la cuida cómo si fuera su hija, pero estó ninguno lo imaginó.
–¿Quieres que hablemos? – asiente y se va corriendo a mi habitación. Yo camino lento para llegar a ella. Entro a mi habitación y está llorando en mi cama.
–Enana, tu sabes que siempre voy a estar contigo, ¿Qué pasó? – me muestra su brazo izquierdo, tiene una venda – ¿Qué te pasó?
–El miércoles llegué tarde porque fui a hacer un trabajo con Hannah, Lety estaba con el pequeño que no dejaba de llorar, yo lo tomé en brazos y en eso esta me empezó a echar la misma bronca de siempre, la cosa es que Matt no estaba y salió un tipo de la habitación, estaba en puros bóxer, de más decir que fue asqueroso – hace una mueca y la abrazo mas fuerte – Y tu sabes todo, la cosa es que dijo que hoy iba a ir a ver a su hijo. Yo me fui a mi pieza y la idiota llegó con un cuchillo, me cortó, fui al Hospital del tío Charles y me curaron, le conté a Matt y nuevamente no me creyó, de hecho ahora no sabe que estoy acá. Me duele que mi hermano no me crea. Desde el principio no me gustó esa tal Lety. Hasta Andy me creyó primero.
–Tranquila enana, voy a solucionar esto – le doy un beso en la coronilla – ve a lavarte la cara y vuelves a celebrar con los niños, ellos te adoran.
Voy a la terraza y me planto al lado de Albert, él me va a apoyar en esto porque Matt igual es su mejor amigo y aquí tenemos que actuar ambos, así mismo como cuando el nos tiñó luego de que tuvimos sexo en la oficina.
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Editado: 01.10.2022