Capítulo 5: Error en la programación del tiempo-espacio de un informático y una astrónoma.
La cita en el acuario había sido espectacular, el grupo se había desenvuelto sin problema ni presión alguna. Aunque habían compartido entre todos se había sentido igual como una cita. ¡Y que cita! Comida deliciosa, buenos temas de conversación, curiosidad de criaturas marinas y un ambiente maravilloso.
Estaba acostumbrada a las citas en cafeterías, restaurantes, tal vez en una propiedad privada. Pero aquella expedición había sido un nuevo mundo; sobre todo porque ella había sido lo que incentivó todo.
Pero desde entonces no había tenido noticias de Cael. El chico le había escrito al día siguiente, agradecido por el buen rato, pero desde ese mensaje no supo más de él y hasta la actualidad habían pasado casi diez días. Al estar preocupada por un proyecto de la facultad al que estaba postulando no se había percatado del pasar de los días, pero aquel fin de semana fue inevitable estar frente al móvil esperando una señal del informático.
Ya cumpliendo el décimo día, sentía que estaba viviendo en la cuarta etapa del duelo: la depresión. Olivia se encontraba con el rostro contra su teclado, jugando con un lápiz a unos centímetros de su rostro.
—¿Por qué no le vuelves a escribir? —Preguntó Cata, colocando un clip sobre una goma que estaba sobre un lápiz sobre la cabeza de Olivia.
—No quisiera verme intensa. —Admitió, con un puchero.
—¿Desde cuándo te importa? —Preguntó su amiga, buscando otro clip en su escritorio.
—No es que me importe… —La chica frunció el ceño un momento. — Es decir, sí. Pero no…
—Sobrepensaste. —Afirmó su amiga sin dar paso a la duda.
—Poquito.
Cata rio mientras colocaba un tercer y cuarto clip en perfecta sincronía, sin botar nada de la cabeza de su amiga. Olivia era muy energética y extrovertida, pero de vez en cuando sobrepensaba las situaciones, imaginando los peores escenarios.
Aunque eso siempre sucedía bajo ciertas condiciones -que rara vez sucedían- no era imposible, que justo en estos días, se alinearan los astros.
—¿La familia? —Preguntó Cata.
— Tal vez. —Olivia la miró atenta. — ¿Tan obvia soy?
—Te conozco. —Señaló la chica con una sonrisa orgullosa. — Pero creo que lo más importante es que Cael ha demostrado ser un chico distinto y con amigos tan especiales como los tuyos.
—¿Y si quiero que él me escriba? —Preguntó Olivia haciendo un nuevo puchero.
—Entonces estás en tu derecho. —Cata la abrazo cuidadosamente sin botar su torre de objetos. — Eres la mejor y solo quienes lo ven merecen tu tiempo.
Verá tan solo asintió.
Por alguna razón, se sentía como una adolescente de nuevo: sonreía estúpidamente cada vez que le llegaba un mensaje de Cael, su corazón se aceleraba, golpeando con fuerza y más de una vez se había descubierto pensando en compartir momentos de ella con el Informático.
Pero a la vez era distinto; aquella mariposas en el estómago no estaban, esa necesidad de estar en constante contacto tampoco. O al menos hasta que su familia se metió en su mente, una vez más.
—Esperare. —Aceptó finalmente.
—Bueno.
—¿Puedo moverme? —Preguntó finalmente Olivia, sabiendo lo que estaba haciendo su amiga.
—Saco una foto y listo. —Cata sacó su móvil y se apoyó cerca de Olivia sacando una selfie donde salían las dos y la torre bien equilibrada. — Es mi nuevo record. Di “Cael”
Olivia la miró con una ceja alzada, sin embargo, una sonrisa se asomó en sus labios justo para la foto.
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—Ten. Debes comer algo. —Vera dejó una bolsa de tela sobre el escritorio con un fuerte sonido haciendo que Cael saliera de su inmersión. — Y hoy tomarás un baño, apestas.
—Pero… ¿Por qué te dejaron entrar? —Pregunto alarmado Cael. — Ya no trabajas aquí.
—Ellos me llamaron. —Señaló hasta la puerta donde sus únicos dos compañeros de trabajo, Iván y Carlos, estaban escondidos. — Sé que están en medio de un proyecto importante, pero no puedes dejar de cuidar de ti mismo. —La chica miró con asco el contenido de un basurero bajo el escritorio. — No puede vivir comiendo sopas instantáneas, té, café y algún pan. Ya no tienes veinte años.
—No ha pasado tanto. —Reclamo molesto, buscando el calendario donde tenía una marca sobre cada día que había pasado. — ¡Ves.! Dos días desde la salida del Acuario.
Vera sonrió con burla antes de mostrar su móvil, dónde claramente la fecha era muy distinta.
—Llevas diez días inmerso. —Anunció la chica cruzando sus brazos sobre su pecho. — Entiendo lo importante que es esto para tí, pero también hay otra partes de ti que deben ser cuidadas. Desde hace diez días no has vuelto a casa, no has llamado a papá, solo le contestas monosílabos a mamá y estoy segura que hasta Olivia ha estado esperando ser contactada.
—¿Han sido diez días? —Preguntó mirando su calendario y luego a su hermana. Para luego tapar su rostro con ambas manos. —Rayos.
—Si. “Rayos” es adecuado. —Vera se sentó a su lado y comenzó a abrir una sopa caliente de pollo y una ensalada de cebolla. — Vamos; la comida te subirá un poco tu estado anémico y no te caerá muy pesado. Terminando de comer iremos al departamento para que te duche y te cambies ropa.
—Debo terminar esto. —Protesto Cael mostrando la pantalla frustrado y luego una torre de papeles a su lado. — Además, debo corregir esos proyectos.
—No, no debes. —La chica tomó los documentos mostrando que ya estaba corregidos. — Cuando se comunicaron conmigo pedí unos favores. Iván y Carlos lo corrigieron, mientras tenías una siesta hace un par de días, así que le debes al menos una buena cena a cada uno. —Luego señaló el proyecto — En cuanto a esto: te obsesionante. Por eso sigues con problemas en el código. Descansa. Iván y Carlos te ayudarán mientras te tomas un par de días para descansar.
—¿Días? —Preguntó Cael rendido, tomando la sopa a sorbos, ignorando por completo el servició. Por primera vez fue consciente del hambre que sentía.