Capítulo 6: El tono de la tranquilidad.
Vera como buena química se aseguraba de agregar los compuestos necesarios, siempre comprobando la etiqueta, aroma adecuado, cantidad solicitada, todo antes de agregar el agua caliente y servir el té a su madre quien trabajaba en la enorme mesa con un mantel.
Habían llegado cuando el sol caía y las gallinas se iban a dormir, aunque Cael lo intentó no fue capaz de impedir que el sueño lo golpeara al momento de tocar su cama donde se encontraba dormido incluso con la puerta abierta. Álvaro se encontraba fascinado en el jardín jugando con la familia de gatos que se habían auto adoptado y ellas estaban en el comedor de la cocina solo iluminada con una gran lámpara.
—Debió ser una semana pesada. —Opinó su madre, Priscila, rompiendo el silenció de la noche.
—Es un récord. —Admitió Vera sirviendo su propio té. — Considerando los avances que han ocurrido me parece normal la presión que hemos tenido.
—Sin contar que las situaciones sociales los drenan. —Se burló Priscila antes de beber un sorbo de su té. — Al menos ha salido más.
—Olivia ha Sido de gran ayuda con eso. —Admitió Vera con una sonrisa divertida. — La chica tiene un gran espíritu y tienen un lenguaje en común.
—Eso es bueno. —Su madre con tranquilidad volvió a mirar el bordado para ver dónde había quedado. — Deberíamos ir a comer todos juntos cuando terminen esta temporada y tengan un tiempo libre.
Vera asintió mirando a su hermano desde el comedor. Afuera el viento corría suavemente y solo el sonido de un par de grillos, anunciando lo cálido que se encontraba el clima.
Se necesitaba esa calma.
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—Entonces… —Cata sirvió el café desde la isla de la cocina viendo si le prestaban atención— ¿El informático fue abducido y llevado a su planeta?
—Yo quiero saber ¿Cuándo lo vamos a conocer? —Preguntó Iván asomando su cabeza desde la biblioteca de juegos de mesa.
Era fin de mes y como era costumbre se habían juntado con el grupo de su carrera a jugar partidas del juego de aquella ocasión “Gatitos explosivos”. Cada vez eran menos pero les entendían, muchos habían abrazado etapas como matrimonios y ser padres lo que les quitaba el tiempo para este tipo de actividades.
—Si. —Carlos otro amigo terminaba de instalar su plancha donde ya comenzaba a presentar las maravillas que ahi esa noche.
—Odia las multitudes. —Advirtio Oliva. — Podría ser mucho conocerlos a todos.
—Cata ya lo conoce, entonces para la próxima cita me toca. —Exigió Carlos.
—¿Por qué? —Reclamó Ivan llegando con todas las versiones que pudo conseguir del juego.
—Porque le vas asustar. —El chico le indicó el cuerpo completo. — Estás mamadísimo, con tu ojos azules y tu sonrisa de propaganda de pasta de dientes, sin contar de tu concepto de una actividad divertida.
—Creo que te llevaría bien con su hermana. —Admitió Olivia colocando en el suelo las almohadas de toda su casa alrededor de donde estarían jugando para su comodidad.
—¿Ves? —Celebro Ivan— Yo soy el indicado.
—Tiene un novio. —Recordó Cata.
—No soy celoso.
—Creo que te falta mucho para alguien como ella.
Mientras avanzaban la noche aprovechaba de ponerse al día en sus carreras y como siempre y luego de un poco de cerveza comenzaron a cantar karaoke de sus series de infancia.
Bitácora estelar días 1 de la cuarentena: Solo se que llegue cuerpo fue atrapado por una cápsula conocida como cama, yo sabía que quería comer la lasaña que se me había ofrecido pero fui incapaz. Ahora con una horrible conexión de internet soy capaz de decir estás últimas palabras “Quizás tardaré pero siempre habrá una respuesta para ti.”
Cael.
Olivia rio alegremente el correo antes de mostrarle a sus amigos, una sonrisa tonta se dibujaba en sus labios y no precisamente por la bebida.
—¡Lo sabía! —Exclamó Cata cuando Olivia terminó de leer el mensaje de Cael. — Ese chico te tiene más enganchada que el algoritmo de recomendación de Netflix.
—Y tú estás más emocionada que yo — Le respondió Olivia entre risas, escondiendo su rostro tras el móvil.
Carlos se inclinó hacia ella, con un gesto serio de fingida preocupación.
—¿Dijo “lasaña”? ¿Hay lasaña?
—No, Carlos. El drama romántico tiene prioridad esta noche. —Le cortó Cata, empujándolo con una almohada.
—¿Van a responderle o te vas a quedar ahí como si te hubieran puesto pausa? —Preguntó Iván, sacando el primer mazo de cartas.
Olivia miró su celular por unos segundos, con el dedo flotando sobre el teclado. Luego, sin pensarlo demasiado, comenzó a escribir:
"Bitácora paralela, día 1: A la espera de nuevas señales de vida. Me alegra saber que aún existe inteligencia funcional del otro lado de la galaxia. También me disculpo por no mandar provisiones emocionales. ¿Te parece si retomamos contacto visual esta semana?"
—¡Boom! —Celebró Cata, que había leído el mensaje por sobre su hombro.— Me encanta cómo coqueteas en idioma nerd.
—Shhh, no arruines mi estilo. —Dijo Olivia, riendo entre dientes mientras enviaba el mensaje.
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En el sur, el viento nocturno entraba por la ventana entreabierta del dormitorio de Cael, enfriando un poco el ambiente. Estaba acostado boca arriba, con la pantalla del celular flotando sobre su cabeza mientras esperaba una respuesta.
Cuando el mensaje llegó, lo leyó tres veces, luego volvió a leer el suyo, y después otra vez el de ella. Una sonrisa se formó lentamente en sus labios, como una ecuación que acababa de resolverse sin errores.
Abrió la aplicación de mensajería, los dedos tamborileando con indecisión antes de escribir:
"Contacto visual confirmado. ¿Te parece sábado? Estaré de vuelta en la ciudad y... tengo ciertos datos cuánticos y pizza pendientes contigo.”
Su madre que aún estaba en el comedor, miraba a través de sus lentes como su hijo sonreía al celular, había llegado agotado y llegando a su cama cayó en un sueño profundo pero después de su primer sueño estaba claro que lo que sucedía en el celular era más importante y le quitaba el sueño. Verá y Álvaro se encontraban sobre el techo de uno de los cobertizos, esa noche querían dormir bajo las estrellas y hablar hasta el amanecer si el cuerpo les aguantaba.