Construcciones Paralelas - Libro I - Obsidian Heights

ARCO I | Tuerca IV: Las Intuiciones de Dahlia

La noche sobre Obsidian Heights caía pesada, con el aire cargado del humo que emanaban las chimeneas de las fábricas. Dahlia Fogel se encontraba en el corazón del Ala Umbra, un barrio donde las sombras parecían tener vida propia. Había escuchado murmullos sobre Scarlet Mist entre los pobladores; algunos lo llamaban salvador, otros, una amenaza que atraía problemas mayores.

—Scarlet Mist sólo aparece cuando los ricos tienden la mano para oprimirnos más fuerte —murmuró una anciana mientras revolvía un puchero con agua y cáscaras.

—Pero él enfrentó a los Rapiñeros cuando nadie más lo hizo —replicó un joven de mirada desafiante—. A mí me salvó la vida.

Dahlia tomó nota, su mente un torbellino de pensamientos. No podía evitar recordar las palabras de Gregor Stannard, el editor en jefe de "La Voz de Vapor", quien había sido más que un mentor para ella. Gregor describía a Scarlet Mist como un hombre atrapado en su propia cruzada, una figura demasiado compleja para ser etiquetada como héroe o villano. Había una mezcla de preocupación y respeto en su tono, como si entendiera los peligros que acompañaban el anonimato de la justicia vigilante.

Luego estaba Lord Alistair Vaughn, un aristócrata caído en desgracia que alguna vez había dominado las esferas más altas de la ciudad. Vaughn, ahora un informante de Dahlia, solía moverse con fluidez en los círculos más oscuros de Obsidian Heights, aprovechando su encanto y su astucia para reunir información invaluable. "Un hombre como Scarlet Mist no puede ser confiable. Actúa fuera de la ley, y la ley es el único baluarte que separa el orden del caos", había dicho durante una de sus reuniones clandestinas. Pero, a pesar de sus palabras, Vaughn había compartido información que indicaba que Scarlet Mist operaba con un código ético propio, lo cual sólo aumentaba la ambigüedad alrededor del enigmático vigilante.

“¿Pero cuándo la ley ha protegido a los olvidados?”, pensó Dahlia mientras contemplaba las casas desvencijadas y los rostros fatigados que la rodeaban. La reportera se sumergió en las notas que había tomado durante sus entrevistas, buscando un patrón o una pista que pudiese darle sentido al mito de Scarlet Mist. La ciudad misma parecía dividida respecto al vigilante, y ella también empezaba a cuestionarse sus intenciones.

De regreso en su oficina en el Ala Aether, con la luz de una lámpara de carburo proyectando sombras alargadas sobre la pared, Dahlia comenzó a redactar su artículo. Las palabras fluían desde su pluma con una mezcla de objetividad periodística y una pasión casi visceral por desentrañar la verdad.

“Scarlet Mist: ¿Salvador o Catalizador del Caos?”, tituló la pieza. En cada párrafo, plasmó los relatos contradictorios, las percepciones polarizadas y su propia duda creciente.

Cerró el artículo con una pregunta que, más que una conclusión, era un eco de sus propios pensamientos:

“¿Es Scarlet Mist la chispa que encenderá una llama de esperanza en Obsidian Heights, o sólo un espejismo que desaparecerá al primer rayo de luz?”




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