Construcciones Paralelas - Libro I - Obsidian Heights

Arco II: Sombras y Conspiraciones | Tuerca I: Bajo Vigilancia

La noche en el Ala Zenith tenía un resplandor singular, donde las luces de las torres administrativas brillaban como estrellas fijas sobre la maquinaria incesante de Obsidian Heights. Scarlet Mist se movía entre las sombras con la precisión de un engranaje bien calibrado, su capa escarlata ondeando en el aire pesado de vapor y aceite. Había pasado semanas preparando esta infiltración, recopilando información que lo condujera a una instalación clave del Ducado donde se almacenaban datos sobre un proyecto denominado Centinelas de Obsidiana.

La entrada al edificio gubernamental fue más fácil de lo esperado. Scarlet Mist utilizó un dispositivo que desactivó temporalmente los sistemas de alarma. Mientras ascendía por las escaleras metálicas, su mente procesaba la información que había obtenido hasta ahora: rumores sobre desapariciones, una creciente militarización y un nombre que comenzaba a resonar en los círculos más altos del poder, Silas Karev.

Llegó al piso superior, donde la sala de archivos electrónicos estaba protegida por un sistema de seguridad avanzado. Con manos rápidas, conectó un pequeño módulo a la consola de acceso. La pantalla emitió un zumbido bajo mientras el software de Aiden trabajaba para descifrar las claves. El nombre "Centinelas de Obsidiana" apareció en varias carpetas, junto con términos como "control neuronal" y "reprogramación conductual". Era peor de lo que había imaginado.

Un ruido en el pasillo lo alertó. Desactivó el módulo y se ocultó tras una estantería justo a tiempo. Dos guardias pasaron, conversando en voz baja sobre un despliegue inminente en el Ala Umbra. Scarlet Mist esperó hasta que las voces se desvanecieron y salió rápidamente, llevándose consigo copias de los archivos más importantes.

Mientras tanto, en las oficinas de La Voz del Vapor, Dahlia Fogel revisaba su última publicación. El artículo describía en detalle las desapariciones en el Ala Umbra y cuestionaba la creciente presencia de las fuerzas del Ducado en las áreas más empobrecidas de la ciudad. Gregor Stannard, su editor en jefe, entró al despacho con una expresión seria.

—Dahlia, este artículo no es un golpe. Es una declaración de guerra —dijo, dejando caer una copia del periódico sobre su escritorio.

—La gente merece saber la verdad —replicó ella sin apartar la mirada de su pantalla.

—Y el Consejo de Lores merece un enemigo menos directo. No subestimes su capacidad para hacerte desaparecer, Dahlia. Hemos visto a otros caer por menos.

Dahlia suspiró, consciente del riesgo. Sabía que su trabajo la estaba poniendo en el punto de mira, pero el peso de la responsabilidad hacia quienes no tenían voz era mayor que su miedo.

—Si nos quedamos callados, ellos ganan —dijo finalmente, con una firmeza que hizo que Gregor asintiera lentamente.

—Entonces asegúrate de que cada palabra que publiques valga el riesgo —advirtió Gregor antes de salir del despacho.

Esa misma noche, en un callejón oscuro del Ala Zenith, Scarlet Mist esperaba en silencio. El mensaje cifrado que había recibido estaba oculto en una entrega anónima de documentos aparentemente ordinarios, filtrados a través de un sistema de mensajería utilizado por los despachos del Consejo de Lores.

Había reconocido el estilo indirecto y meticuloso de Caelan Rivault, quien siempre optaba por dejar pistas en lugar de exponerse directamente. Al decodificar el mensaje, Scarlet Mist encontró las coordenadas y una hora exacta para el encuentro. Cuando Caelan apareció, llevaba una gabardina que lo hacía pasar por un ciudadano común, aunque su porte y su mirada lo delataban.

—No fue fácil organizar esto —dijo Caelan, mirando alrededor para asegurarse de que no los seguían.

—Lo imaginé. Si descubren que estás ayudándome, tu posición en el Consejo estará en peligro —respondió Scarlet Mist.

Caelan le entregó un sobre con documentos. —Esto es todo lo que pude conseguir. Los "Centinelas de Obsidiana" no son solo un proyecto de vigilancia; hay algo más grande detrás. Seraphine está moviendo piezas, y no soy el único en el Consejo que sospecha que sus objetivos van más allá de proteger la ciudad.

—Entonces dame algo concreto, Caelan. Sospechas no detienen a nadie —replicó Scarlet Mist, con un tono que mezclaba impaciencia y urgencia.

Caelan lo miró fijamente. —Todo a su tiempo. Si esto sale a la luz de golpe, destruirá a todos los involucrados, incluyéndote. Y a veces, destruir no es la respuesta.

Scarlet Mist se quedó en silencio mientras Caelan se alejaba, su figura desapareciendo entre las sombras. Con los documentos en mano, sabía que las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, pero también que el tiempo se estaba agotando.

Las "Sombras y Conspiraciones" que rodeaban a Obsidian Heights eran más profundas de lo que había imaginado, y cada movimiento que hiciera a partir de ahora podría ser el último.




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