En una oficina en el Ala Zenith, Caelan Rivault se reunió con Silas Karev. El ingeniero, visiblemente agotado, colocó una carpeta llena de diagramas sobre el escritorio.
—Estos son los planos del núcleo conductual de los Centinelas —dijo Karev, su voz temblando ligeramente. —He intentado retrasar el desarrollo, pero Lady Seraphine está presionando para su despliegue inmediato.
Caelan revisó los documentos con el ceño fruncido. —Esto es más de lo que esperaba. Silas, ¿por qué me das esto?
Karev lo miró fijamente, sus ojos llenos de incertidumbre. —Porque alguien tiene que detener esto. Yo no puedo hacerlo desde dentro, pero Milord tiene conexiones. Por favor, use esto como mejor considere.
Caelan asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. Karev se retiró poco después, dejando a Caelan con una carga más pesada de lo que había anticipado.
En su papel de Jefe Ingeniero Principal, Aiden Falken trabajaba en su oficina en el Ala Helix cuando Caelan llegó sin previo aviso. Aiden se levantó, su expresión cuidadosamente afectuosa.
—Caelan, esto es una sorpresa —dijo, indicando una silla frente a su escritorio.
Caelan no perdió tiempo. Colocó los documentos de Karev sobre la mesa y comenzó a explicar lo que había descubierto. Aiden escuchó con atención, manteniendo su fachada profesional mientras procesaba la información.
—Esto es más alarmante de lo que imaginaba —dijo finalmente, inclinándose hacia los planos. —Si estos datos son correctos, los Centinelas podrían ser usados para algo más que vigilancia.
Caelan lo observó con detenimiento, buscando signos de duda o miedo, los cuales no se vislumbraban. Había algo en Aiden que lo hacía sospechar, un aire de conocimiento que iba más allá de su papel oficial. Sin embargo, decidió guardar sus pensamientos para sí mismo.
—Necesitamos actuar con precisión —dijo Caelan. —Voy a compartir esta información con otros miembros del Consejo que puedan ser aliados. Pero necesitaré tu apoyo técnico si esto escala.
Aiden asintió, su mente ya trabajando en posibles soluciones. —Cuenta conmigo. Esto no puede ignorarse.
Cuando Caelan se marchó, Aiden cerró la puerta y permitió que su expresión cambiara a una mezcla de preocupación y determinación. Salió de su oficina, solicitando que sus reuniones del día sean reprogramadas por una cuestión urgente, y acudió, con relativa prisa a un pequeño taller ubicado en el Ala Helix, su santuario, el Taller Escarlata.
Sabía que debía hacer. Buscó métodos seguros para establecer contacto con una persona que podría ser una aliada importante en esta cruzada, recordando siempre las enseñanzas de Verne y Graves. Era el momento de que su contraperte, Scarlet Mist, deje de trabajar solo.
En una biblioteca oculta entre las sombras del Ala Lumen, Scarlet Mist esperó en silencio mientras revisaba los planos filtrados por Silas Karev. Había elegido el lugar por su aislamiento y su facilidad para escapar si algo salía mal. Dahlia Fogel llegó pocos minutos después, sus pasos resonando levemente en el suelo de madera desgastada. Aunque había seguido las instrucciones de Scarlet para encontrarlo, no pudo evitar sentirse intrigada por los métodos casi teatrales del vigilante.
—¿Siempre haces que la gente salte a través de aros para verte? —preguntó, su tono una mezcla de sarcasmo y curiosidad.
Scarlet, sin apartar la vista de los planos, respondió: —Es un mal necesario. No puedo permitirme ser descuidado.
Dahlia se sentó frente a él, observando cómo sus dedos enguantados se movían rápidamente sobre los documentos. Había algo magnético en él, una mezcla de misterio y determinación que la fascinaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Scarlet deslizó un sobre hacia ella.
—Aquí tienes las instrucciones para contactarme si encuentras algo importante. Usa esto solo en caso de necesidad extrema.
Dahlia tomó el sobre, notando el peso de la confianza que implicaba. —¿Estás seguro de esto? No soy precisamente una experta en mantener un perfil bajo.
Scarlet dejó escapar una leve exhalación. —Tú buscas la verdad. Yo también. Eso es suficiente por ahora.
Los fragmentos de información recepcionada comenzaron a ser desgranados por la Niebla Escarlata y la periodista. Tras concluir, se cruzaron sus miradas. La realidad indicaba que todo comenzaba a formar un cuadro más claro, pero también más aterrador. La lucha por Obsidian Heights acababa de intensificarse.
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Editado: 21.12.2024