Bienvenida, ¿Ada?
Lucí Donfort.
Intercontinental. La universidad más elitista del país y la más grande del continente. Constituida por tres edificios con finalidad académica, un casino para los estudiantes más ambisios del campus, y un hotel en el cual se hospedan los hijos y alumnos de la Élite.
Entrar aquí no había sido una tarea fácil, no aceptaban el ingreso de cualquier persona. Sin importar cuan buenas fueran tus notas y que tan buen expediente tuvieras. Aquí solamente importaba cuántos millones tienen tus padres en su cuenta bancaria.
Pero moviendo piezas y amenazando a uno que otro ministro, conseguí obtener un lugar en esta prestigiosa universidad.
—Las mentes débiles no sobreviven aquí, ni dos horas. Es mejor que te prepares para recibir golpes sociales y rechazo publico por parte del alumnado—. Me advierte una chica rubia.
—No necesito tus consejos, querida. Puedo manejar las cosas muy bien—. Respondo despreocupada por lo que los alumnos pudieran hacerme.
La chica me miró fatal. Sonreí falsamente y ella repitió mi acción.
"Zorra" pensé y seguí arrastrando mi maleta por el Lobby. Las instalaciones del Campus eran realmente grandes, nada que ver con las imágenes que veía de pequeña desde mi ordenador.
Estudiar en esta universidad fue mi sueño desde que tenía trece años, cualquier niña normal soñaría con una casa de muñecas o viajar para conocer a sus princesas favoritas. Pero no en mi caso.
Desde que tengo memoria mi padre y madre prohibieron que estuviera en cualquier institución que tuviera relacion con Kavash. Pero, ¿por qué rayos lo prohibido siempre tiene que tener el mejor sabor?
—Tu habitación es la número 0578. Hasta el momento no tienes compañero, pero en cuanto los de nuevo ingreso lleguen, tendrás uno. Las reglas de.....
Deje de escuchar lo que no me interesa, las reglas simplemente no me importaban. Comencé a observar con determinación el lugar. La recepción era realmente grande. No puedo esperar a conocer los demás edificios, el casino y quien es la persona que reina este lugar.
—¿Captado?— pregunta la rubia.
—Claro—. Miento.
—Muy bien, te esperamos en el casino esta noche.
Sonrió y me alejó de ella. Salí hasta el campus el cual era realmente grande. Un estacionamiento inmenso y tres edificios realmente grandes. Leí el mapa que se encontraba a un costado de la puerta, y con mi maleta arrastrando. Me dirigí hasta la piscina en la azotea.
Una vez arriba, deje mi maleta al lado de la mesa solar, me acerque lentamente a la orilla del edificio la cual estaba protegida por unas barras de cristal. Pude observar como los alumnos caminaban por el campus, muchos de ellos se paseaban por el césped y otros entraban al casino.
—¿Feliz de estar aquí?
Escuché una voz detrás mío.
Giré rápidamente y me encontré con lo que menos esperaba, una bufanda negra enrollada en su cuello, esos ojos marrones y el cigarrillo en su diestra.
—Supuse que no te encontraría este año.
—Pensé que sería buena idea convivir con mi hermanita—. Responde con una sonrisa juguetona.
—Ni lo suene Neisan. No te quiero cerca de mí.
Él da una calada a su cigarrillo y se acerca a mi, pasando un mechón de mi melena rubia por detrás de la oreja.
—Me gustaba más el color negro.
—Ya, pues me importa un demonio lo que a ti te guste—. Respondo a la defensiva, quitando sus sucias manos de mi cabello.
Tome mi maleta y me dirigí hasta el elevador para que me llevara nuevamente al Lobby.
Él no se quedó atrás y tiro el cigarrillo en la piscina para poder entrar conmigo. Algo que me aterraba el hecho de que Neisan le llamara a mis padres y les contará que yo estaba Intercontinental. Según ellos, yo estoy en Harvard. Pero, ¿una mentira no puede dañar, cierto.
—Así que Lucí, ¿he?
—Cállate—. Digo en seco.
—No es que no me guste ese nombre, pero me gustaba más cuando te decía conejita.
Lo miro fulminante y lo empujo contra la pared del elevador para enfrentarlo.
—Vuelves a repetir eso, y le cuento todo a papá—. Advierto.
—No me hagas reír, Scott. Sabemos muy bien que tú tienes las de perder, yo ya lo he perdido todo.
Lo suelto y vuelvo a mi lugar, no quería un escándalo y estábamos por llegar al Lobby.
—No seas dramatico, papá te ha corrido de la casa y ha dejado que hagas que se te venga gana. Pero sigues teniendo su apoyo económico, y a ti si te deja estudiar en Intercontinental.
—Bueno, eso suena bien. Sin embargo, me ha alejado de ti—. Dice acercándose más a mi.
Podía sentir su cuerpo pegarse más al mío, y se me era demasiado complicado alejarlo.
—Apártate, Neisan.
—Me calienta mucho saber que ahora eres rubia—. Susurra mordiendo mi oreja levemente.
—No hagas esto, Neisan—. Suplico para que parase de hacer lo que hacía.
—Lo quieres tanto como yo, y eso es algo que no puedes evitar.
Sin previo aviso, sus labios chocaron con los míos. Sin tener conciencia, mis labios se sincronizaron a los suyos y los movimientos comenzaron a hacerse aún más intensos.
Lleve mis manos hasta su cuello y sabiendo que había caído nuevamente en la tentación, coloque mi pierna en su cintura. Él me sometió contra la pared del elevador y pude sentir su miembro en mi vientre.
Y cuando creí que iba a caer rotundamente, la puerta del elevador se abrió. Nuestros cuerpos se separaron con rapidez y volvimos a nuestros lugares. En el Lobby habían unos cuantos estudiantes, y eso tenía que agradecerlo.
Tome nuevamente mi equipaje y camine para salir hasta la entrada del edificio.
—Esto no ha acabado, Scott.
—Deja de llamarme así, y en lo que a mi concierne, esto se acabó.
Él sonrió y coloco nuevamente un cigarrillo en sus labios. Lo encendió y dio una profunda calada.
#2182 en Joven Adulto
#2791 en Thriller
mentira y secretos, universidad amor odio, venganaza y poder
Editado: 03.08.2023