Contando con el diablo

Capitulo 3

El bar era conocido como el "Orfanato de tristezas" Su eslogan trataba de reflejar que en ese bar entraba la tristeza pero no salía de ahí. Las personas la abandonaban y regresaban felices a sus casas. Un claro ejemplo de lo que buscaba Sandra en sus noches de melancolía.
Siguió corriendo, esta vez su destino fue una mesa con tres hombres bromeando y bebiendo eufóricamente. Sandra vió la oportunidad perfecta para liberar su mente y se acercó a ellos.
—¡Hola chicos!—Hablaba con un tono fuerte e intentaba disimular lo exaltada que estaba mostrando una gran sonrisa al hablar.—¿Puedo sentarme con ustedes?
Los tres voltearon a verse sorprendidos de tal pregunta hecha por esa hermosa mujer, se miraron como comunicándose de este modo y todos lo aprobaron, siendo el más cercano a ella el que respondió.
—Por su puesto guapa.—Contestó muy emocionado mientras se levantaba para darle su silla.
—¿Qué gustas tomar?—Continuaba otro de los tres la conversación.—Yo te invito lo que gustes.
—Lo mismo que ustedes por favor.—Dijo ella muy seca mientras se sentaba, seguía mirando constantemente que su perseguidor no llegara.
Sus nuevos acompañantes no duraron en atenderla lo mejor posible. No iban a desperdiciar como águilas que eran, el pichón que llegó a su mesa. Ninguno se percató de la situación que pasaba con Sandra ni mucho menos de la presencia de ese ser que aunque no visible, no se alejaba en ningún momento de ella.
—¿Que haces aquí sola?, ¿te dejó plantada alguna amiga?—Quería indagar sobre su recién llegada uno de ellos mientras se acercaba a ella en plan seductor.—Lo digo porque no creo que un hombre sea tan tonto de hacerlo y dejarte aquí sola.—Intentaba ser amable pero ligador al mismo tiempo.
—No, no es eso.—Respondió aún muy nerviosa.—Solo vengo a pasar el rato.—Hablaba con un tono suave mientras miraba de reojo hacía atrás.
—Pues llegaste a la mesa correcta para pasarla de lo mejor.—Reía espontáneamente para intentar caer lo mejor posible, pero ella no le prestaba atención en lo absoluto. —¡Que no te asusten estos feos que me acompañan, yo te cuidaré bien.—Otro de los amigos quería lucirse para llamar su atención, pero no lo logró.
Sandra parecía despejarse un poco con esas risas, en otras circunstancias le hubieran desagradado sus intentos de chistes y burlas sin sentido, pero este día, soportar la voz del diablo a solas era peor que eso.
Se relajaba un poco más aunque el temor aun le infundía muy profundamente.
—Te ves muy nerviosa.—Continúo otro miembro en la mesa.—Un rostro tan bonito no debe preocuparse, platica conmigo, ¿Qué tienes?—La agarró de las manos tiernamente.—Sea lo que sea te ayudaré.
—No es nada, solo estoy tensa por el trabajo.
—Volteas constantemente como si alguien te siguiera.
Los tres empezaron a notar esto y se mostraron desconcertados. Si alguien quería hacerle daño tal vez terminarían involucrados. En el mejor de los casos sería una chica problema huyendo hasta de la policía y estar con ella podría traer repercusiones.
—Necesitamos que nos digas que pasa.—Dijo uno de ellos ya sin burlas.
—¿Alguien te está siguiendo?
A esta pregunta Sandra reaccionó pues era verdad pero no podía decirlo.
Sabía en el fondo que al ser obscuro no lo imaginaba, pues por arte de magia ella era rica y una famosa escritora. Comprendía que ese momento llegaría pero ella se veía viva hasta la vejez y no en seis meses después que se había presentado este ser.
Por su mente pasaba infinidad de cuestiones en esos cortos momentos.
—Estoy bien, vamos a relajarnos chicos.—Les respondía por primera vez mirándolos a los ojos e intentando mostrar una apariencia más relajada.
—¡Asi se habla mujer!
Los convenció de inmediato con esa nueva actitud. Pero ella seguía nerviosa.
Bebió un trago tan rápidamente por instinto; relajarse, embriagarse, vomitar, todo era mejor que la situación de la cual quería huir.
Pero la voz que tanto temía regresó, ahora aparecía en su oído izquierdo con un tono mas suave.
—¿No has tenido suficiente con hombres?—Aumentó un poco el volumen que aún a esa distancia parecía que tenía un amplificador que se escuchaba muy dentro de la cabeza de Sandra.—¿Cuál de estos tres crees que no te traicionaría como lo hizo tu ex?—Los señaló uno por uno.—Este es un estafador de oficio, ni con sus propios amigos se va contener para que paguen todo esta noche. Siempre usa las palabras para convencer a las personas que hagan lo que quiere. Al ver tu dinero, es un hecho que te manipulará para sacarle un beneficio propio.—Señaló al de en medio.—Este es un mujeriego, tres parejas con tres hijos respectivamente, lo tienen demandado porque no se hace cargo de ellos. Es un rompecorazones de oficio y créeme, no cambiará por ti. Serías una víctima más.—Se dirigió al último de la mesa.—Este es más comprometido pero es un cobarde, jamás te cuidará y al primer problema saldrá corriendo. Además siempre prefiere pagar para que le hagan las cosas, por eso no le pesa pagar la cuenta a su amigo, prefiere eso y cobrarse el favor después. ¿Eso es amistad?—Comenzó a caminar lentamente rodeando a Sandra como un león encerrando a su víctima antes de lanzarse al ataque.—Si me preguntas, ninguno te hará algo diferente a tu ex. Te dañarán y se irán con la mejor opción, ¿Cuál elegirías tú?
—¡No me tortures más!—Empezó a gritar al aire causando el desconcierto de sus acompañantes.
—¿Yo?, pero si el castigo y tortura no han empezado. Lo único que estamos haciendo es ver tus decisiones en la vida y sus consecuencias, es un regalo mío antes de partir.—Se alejó un poco de ella y dio media vuelta.—Mira ahí está, puedo verlo justo ahora revolcándose con tu compañera. Esa por la que te dejó, es atractiva eso es claro pero no de muy buenos gustos. Es impulsiva y sin duda muy fácilmente aceptó estar con él. No tiene valores, mira que traicionarte así después que por ti entró a su empleo. Le diste las mejores referencias y le enseñaste. Es verdad que nadie te apreciaba pero bueno, no es culpa tuya del todo.—Seguía parado observando al frente, conectando sus ojos a otro lugar.—¡Vaya que están teniendo intensa actividad! Eso es nuevo, creo que nunca lo practicó contigo.—Movió los labios como si no aprobara ciertas acciones.—Aunque les falta mucho por aprender, devorarse así de rápido no siempre es lo mejor. Esos golpes sin sentido, más que pasión demuestran lo salvajes que son. Si continúan así harán de esta noche algo tan corto y ¿Luego qué? seguro dormirán todas las horas que faltan, ¡Qué perdida de tiempo! Deberían prolongar el momento y no acabarse así.
Era dudable la personalidad de este ser. Tenía expresiones frías y carentes de sentimientos, pero parecía conocer muy bien el mundo de los humanos.
Tal vez siglos de convivir y aprender de ellos lo hacían ver así.
Un ser que imponía autoridad desde que se manifestaba, aunque a lo largo de la historia no muchos habían podido verlo. Algunos incluso dudaban de su existencia, mientras que otros simplemente le llamaban por nombres diferentes.
Era alguien con poderes inimaginables a la comprensión humana, contaba con una mente y un cuerpo obviamente superior. Pero para seguirse fortaleciendo necesitaba más almas a su servicio, de las cuales, necesitaba poder aprovechar su energía.
No podía tomar las almas por la fuerza ya que eso le restaría más poder debido a las reglas universales. Necesitaban ser entregadas por voluntad y para lograrlo empezó a realizar pactos con humanos desde tiempos inmemorables. En estos, daba algo para que al finalizar sus vidas recibiera sus almas. Dar las cosas en absoluto le costaba algo debido a sus poderes. Lo único era esperar, que para alguien con su eternidad, el tiempo era relativo.
Para que los humanos aceptaran necesitaba aprovecharse de sus momentos de debilidad, sueños, ambiciones, egos, deseos de poder, etc. Los pactos podían variar de un humano a otro, se necesitaba considerar la fecha de su muerte, sus deseos, sus consecuencias, sus lazos y aparecer ante ellos en el momento ideal para ser aceptado. Con el tiempo, las mismas personas lo fueron recomendando hasta que ellos mismos lo invocaban para que él apareciera, todo era más sencillo cada vez.
Las personas además, necesitaban estar bajos en fe y espiritual, con una moral baja o en algunos casos, no saber el significado del alma por lo cual se les hacia sencillo solo aferrarse a este plano material.
Cuando encontraba una víctima aceptable, lo acechaba un tiempo para conocer como iba su vida y el destino de esta. Así podría aparecer en el momento justo y no ser rechazado con su oferta. En ocasiones estas víctimas potenciales, tenían que recibir una ayuda obviamente de su mano para lograr el momento preciso. Estas ayudas o influencias las hacía a través de amigos, conocidos, gente que distribuyera su nombre y sus acciones.
Con el tiempo, incluso llegó a hacerse de sectas y muchos grupos de seguidores, personas igualmente engañadas que servían a sus propósitos que era llegar a más y más personas.




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