Contando con el diablo

Capitulo 4

Cuando no podía usar a estos seguidores él mismo se disfrazaba interactuando como humano. Ganaba la confianza y lentamente los seducía hasta lograr el objetivo que era hacer el pacto con él. Personas de todas las culturas y todas las clases sociales habían caído en sus garras; reyes, emperadores, sacerdotes, religiosos, guerreros, artistas, plebeyos, casi todas las personas famosas y poderosas de cualquier era sabían de su existencia y habían decidido hacer uso de sus poderes.
El proceso era sencillo, una vez convencida la persona faltaba lo más importante; el ritual y el pacto.
Para esto el diablo debía ser invocado en su espíritu antiguo, en una habitación perteneciente a la persona que lo invocaba. Se colocaban símbolos antiguos como el tetragramatón o la estrella de 5 picos invertida. Se acompaña de un canto y un sacrificio para abrir el portal por el que él cruzará. Al presentarse, busca formas de comunicarse, generalmente prefiere la escrita. Aunque la forma oral no le desagrada. En la primera, la víctima escribía lo que quería siempre con la presión del tiempo y la terrible energía que se siente en esos momentos, por lo cual, casi nadie era específico y pactaban algo que nunca les convenía. Malos términos, fechas próximas, etc. Todo porque aún él más fuerte de espíritu, se doblegaba ante su presencia.
El temor, algo característico de los humanos, siempre salía en esos momentos. Con la presión del pago y de las circunstancias, querían terminar la reunión rápidamente y al escuchar que recibieran lo pedido, se limitaban a firmar sin importar nada más.
Sandra fue una de estas víctimas potenciales. A a su corta edad mostraba grandes sueños y ambiciones pero también mucha soledad y situaciones no gratas en su vida. Estas situaciones la fueron sofocando y encerrando en esas emociones, sin poder explorar sus sueños como hubiera querido. Principalmente la muerte de su padre cuando ella era muy pequeña. El abandonó de su madre para rehacer su vida con otro hombre, dificultades con la familia que la adoptó, mal en los amores desde una corta edad. Nadie la apoyaba para cumplir sus sueños, la enviaban a trabajar, la explotaban, entre otras terribles cosas.
Raúl, el novio que más quiso y por el cual decidió hacer el pacto en ese entonces. Lloraba con ella por la mala situación económica en casa, madre enferma y padre sin trabajo, además de tener un hermano pequeño sobreviviendo apenas con lo básico.
Ella, apesar de todo lo sufrido, con su buen corazón le dió sus ahorros ya que trabajaba desde muy pequeña por el abandono de su madre.
Pero esto no fue suficiente para él y un día llegó comentando que un amigo suyo hizo un pacto con el diablo para ganarse la lotería y a cambio, al morir, su alma le pertenecería a este ser.
A los 2 días su amigo era el millonario del vecindario y de la ciudad entera.
Raúl llegó muy emocionado con el procedimiento exacto para realizar el pacto. Él también le contó todo a ella y estaba dispuesto hacerlo. Sandra, un poco incrédula le convenció para no hacerlo y le confisco todo esa noche.
Desde entonces ella tenía sueños repetitivos donde hacia ese pacto y gozaba de una buena vida, en esos sueños todo era rosa, nada de miedo ni daños para ella o su familia. Despertaba tentada con ganas de realizar el ritual pero la poca prudencia que le quedaba terminaba por ganar y ella abandonaba esas ideas.
Pero un día todo cambiaría. Su novio llegó con ella desesperado y con llanto le dijo que su madre estaba empeorando y que su padre se había accidentado. Quería hacer mil locuras pero ella conseguía calmarlo en cada una de ellas. Juntos pasaron esa larga noche en el hospital hasta que hubo noticias de sus padres. Necesitaban una operación muy costosa que claramente no podían cubrir.
Esa noche Sandra no lo pensó más y a escondidas de su novio se desapareció para hacer todo el ritual hasta contactar con el diablo.
Este apareció con su espíritu antiguo, vientos, pequeños movimientos en la casa, baja temperatura, objetos que se caían, un olor insoportable, eran algunos de los elementos que aparecieron con esta invocación provocando escalofríos y náuseas en ella.
—¿Que deseas obtener?—Esa voz quedaría grabada durante los próximos meses en su memoria, tan escalofriante y penetrante que la misma Tierra retumbaba.
—Yo quiero tener mucho dinero y ser una escritora famosa conocida en el mundo.
De inmediato una hoja muy especial apareció enfrente de ella como si de magia se tratara. Se escribieron unas palabras en ella. Todo fue tan rápido que apenas pudo reaccionar y contemplar lo que pasaba.
—Este es el contrato, firma aquí con tu sangre y te lo concederé.
Sandra titubeó un poco pero al sentir ese temor deseaba que ese ser se fuera. Cortó su muñeca para sacar un poco de sangre y firmar el acuerdo.
—Con esto quedamos satisfechos, mañana empezarás a disfrutar de los beneficios que has solicitado y el día de tu muerte yo mismo te encontraré y te llevaré al infierno.
Sin tiempo de arrepentirse, ese ser se fue. Desapareció el humo y la baja temperatura que su presencia había provocado. Sandra sintió un poco de alivio y miró el contrato en el piso. Lo tomó y lo guardó donde nadie lo encontraría en ese mismo departamento. Después se sintió tan cansada que fue a dormir.
Al abrir sus ojos en la mañana, despertó en otro lugar que parecía irreconocible para ella. Un lugar lujoso, muy amplio y con la decoración perfecta. Se levantó lentamente para examinarla. Recorrió el lugar cuidadosamente tocando todo en ella. La cama, los muebles, el nuevo clóset con ropa hermosa y de todos los estilos, una gran cantidad de zapatos igualmente surtidos. Las ventanas enormes y con una gran vista e iluminación. Un gran televisor con pantalla curva. Un escritorio de madera fina en una esquina, ideal para cualquier escritor. Unos cuadros decoraban aquel sitio. Leía títulos de sus propias obras que alguna vez se le ocurrieron, parecía ser que había logrado sacarlos a la luz al fin.
Siguió caminando hasta que llegó al baño y se miró al espejo, un look moderno la hacia ver mas hermosa de lo normal, su rostro parecía cuidado y las facciones de cansancio ya no estaban.
Buscó su teléfono para corroborar lo que había pasado la noche anterior, las llamadas de su ex y los mensajes, todo coincidía con la noche pasada. Entonces le llamó para explicarle lo que había hecho y que le ayudaría inmediatamente a pagar las operaciones de sus padres. Pidió que consiguiera el mejor hospital y realizó un depósito nada despreciable para que los pudieran atender y sanar.
En su celular también contempló muchas llamadas perdidas y mensajes de personas que no conocía pero que al leer, se dió cuenta que eran sus trabajadores y que era dueña de una importante compañía que se encargaba de artes y publicidad.
Respondió todos los mensajes y sin perder tiempo se incorporó a esta nueva vida.
—Lo ves Sandra, de nada te sirvió sacrificarte por esas personas. Ellos ahora ni se acuerdan de ti, no están en tus depresiones ni tampoco les importas… fue un desperdicio.
—Entonces, ¿Por qué debes castigarme así?—Parecía experimentar diversas emociones en su cabeza que le hacían perderse en el tiempo y lugar.
Sus nuevos acompañantes no tardaron en notar que algo no estaba bien y se alejaron de ella para evitar problemas dejándola sola en esa mesa.
—Porque a pesar de todo yo te di lo que solicitaste, el como lo usaras, el rumbo que tuviera tu vida y cuanto durara, no es mi responsabilidad.
—Dame otra oportunidad.—Suplicaba en llanto.—No me quiero ir aún.
—Nunca nadie lo quiere.—Seguía hablando mientras la intentaba tomar de los hombros.—Pero así es la realidad para los humanos.
—¿Que puedo hacer para convencerte?—Decía mientras le acariciaba sus piernas subiendo lentamente a sus genitales.—Puedo ser muy complaciente.
—El sexo es una forma de placer para los humanos, yo he vivido tanto tiempo y no eres la primera mujer que me ofrece eso. He tenido grandes experiencias y aún algunas me pertenecen, puedo ir y tomarlas cuando quiera. No te sientas tan importante, no me da interés poseerte, además nunca me he satisfecho realmente.
—Debe haber algo más que pueda hacer para complacerte o darte algo más a cambio.—Sugería mientras se ponía de rodillas con la desesperación consumiéndola.—Necesito disfrutar más mi vida, no quiero irme con esta soledad y tristeza.
—Podría haber algo de lo que seas capaz.—Le respondió mientras analizaba una situación.—En el pasado un hombre en el país de Grecia me dijo algo similar. Él deseaba el conocimiento más que el dinero. Cuando se lo di, me sorprendió que no se volvió loco, aunque su vida no duraría mucho después de nuestro encuentro, era algo viejo. No quería despedirse de este plano así que me ofreció algo interesante.
—¿Qué fue?—Preguntó muy intrigada.
–¡Historias maravillosas!-Respondió con un tono apasionado.
—¿Historias?, ¿qué tipo de historias?
—El tiempo para los humanos es diferente que para mi, necesitaba algo para pasar el tiempo y distraerme de lo mismo. Esas historias fueron tan entretenidas que le dejé vivir más tiempo.—La miró fijamente.—Esto podría ser un reto para ti, te dices ser una escritora. Si tienes la creatividad suficiente para entretenerme con historias te dejaré vivir más tiempo, haremos un nuevo acuerdo.
—¡Acepto!—Exclamó sin dudarlo.
—Muy bien, pero no será fácil entretenerme.—El diablo cruzó sus manos mientras anotaba en el pergamino rojo algo.—Este es el nuevo acuerdo. "Todas las noches vendré y si tú me cuentas una buena historia, digna de mi atención, te dejaré vivir un día mas. Y así mientras me cuentes historias por las noches yo te daré días de vida. En estos, podrás disfrutar los beneficios actuales del pacto, como tu riqueza y fama.—Se acercó a ella nuevamente, mirándola muy penetrante.—¿Estás de acuerdo?
—Si, claro que si.—Contestó con una expresión nueva en el rostro, una llena de esperanza.—Tengo muchas buenas historias que te gustarán tanto que me dejarás tener una vida larga.
—Tranquila, una noche a la vez.—Contestó el diablo mientras se acomodaba en la mesa.
En automático las personas habían dejado de observar a Sandra por los gritos y cosas que había estado diciendo anteriormente. El ambiente volvió a la normalidad y no se volvieron a preocupar por ella en el resto de la noche.
El diablo parecía haber provocado esto pues no quería interrupciones en la historia.
—Muy bien mi querida escritora sopréndeme… puedes empezar ahora mismo.




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