"Días del recuerdo rojo"
Ya era tarde para su hora de dormir, acostumbraba a hacerlo a las 21:00 después de apagar el televisor.
Se dirigió a guardar su ropa al enorme closet café que estaba enfrente de la cama, deslizó la puerta y los cadáveres que estaban colgados cayeron sobre él recordando inmediatamente porque estaban ahí.
Cuando se incorporó, agarró uno de ellos el cual perteneció a una mujer llamada Lilith. Le hizo recordar la etapa de su niñez.
Su cadáver estaba lleno de pintura por todo su cuerpo, esta hacía una dura combinación con la sangre que quedó adherida a él.
Su ojo izquierdo tenía clavado muy profundamente un lápiz el cual penetró hasta el cerebro y en la mitad de su rostro era perceptible la gran destrucción que sufrió al grado que ni la pintura lo disimulaba.
La conoció en la primaria, una etapa en la que fue discriminado por ser feo. Lilith fue su compañera y siempre tuvo problemas con él, en los recreos ella siempre buscaba la forma de ofenderlo.
La ocasión que él recordaba con mayor dolor fue en la clase de pintura en primero de primaria. Estaba tan concentrado haciendo su trabajo final, el cual consistía en hacer una figura y darle color. Él eligió un payaso mientras que su compañera prefirió unas mariposas. Pero ella estuvo más atenta en los trazos y colores que él hacía con su trabajo que en su propio trabajo.
Con insultos y burlas le hizo saber que su payaso era feo como él y que no tenía ningún chiste su creación como él en esta vida, pero que estaría mejor cuando ella le ayudara a darle sentido a su obra. Tomó un lápiz y lo clavó en el ojo del payaso "Así se ve mejor.
Luego roció el resto de pinturas provocando un desastre y deformando su obra, pero el niño con lágrimas en los ojos, lo agarró con cariño y se lo llevó al recreo.
Lilith lo siguió y observó cómo jugaba con aquel payaso al que le gritaba que era su amigo. Ella lo interrumpió quitándoselo y gritando varias veces.
"¡Eso está feo!, ¡Tú estás feo!, por eso solo sabes hacer cosas feas.
El forcejeo provocó que el payaso cayera y rompiera parte de su cara con el impacto, pero nuevamente no importó para él, lo recogió y se lo llevó a casa como su mejor amigo.
Juan apretó el cadáver al recordar esto y comenzó a cantar una canción que él mismo había compuesto y que cantaba a los cuerpos ahí reunidos todas las noches.
"Mi nombre es Juan y soy esquizofrénico
No soy nada de atractivo mucho menos fotogénico
Mi mejor amigo es un payaso que me aconseja
Tiene ojos de rana y vive dentro de mi oreja
Él no habla mucho y a veces se molesta
Cuando le pregunto cosas nunca me contesta
Pero con sangre y colores se contenta
Después de quitar a su primera víctima, Juan recordó a Amelia que era el segundo cadáver en el orden que los guardó en el closet.
Ella era muy distraída pero concreta en lo que hacía. Un día, al buscar una dirección a las afueras de la ciudad se encontró con Juan, le preguntó sobre su rumbo y este le dió una indicación incorrecta. Amelia a pesar de su desconcierto al verlo vestido de manera tan ridícula decidió acelerar y seguir el camino que le indicó.
Fue demasiado tarde cuando se dió cuenta que era un destino sin salida, las llantas se poncharon por una gran cantidad de clavos que había en el piso.
Bajó del coche para ver si alguien podía auxiliarla pero la única persona estaba justo detrás de ella. Reconoció que era la que le había dado esas indicaciones pero ahora llevaba un perro rabioso con él.
Juan tiró su bolsa y mientras la empujaba hasta caer recordaba como Amelia se burlaba de él y en una ocasión al verlo en la calle paseando con su perro ella le quitó la correa brutalmente provocando que su perro saliera corriendo para no volver a verlo.
Al caer al piso Amelia fue inmediatamente agredida por el perro grande y rabioso que Juan soltó hacia ella. Pedía desesperada ayuda a Juan pero este respondió golpeándole la cabeza con un paraguas que llevaba, un paraguas que para él era símbolo del festival en la escuela.
En aquel día todos llevaban el mismo vestuario a excepción de Juan debido a que alguien se lo escondió, fue una gran burla para todos porque salió sin su ropa al bailable.
Una vez que recordó esta historia tiró el cadáver que estaba tan herido y lastimado por tantas mordidas de perro que parecía irreconocible, lo azotó incluso con más fuerza que con el primero provocando que la cabeza golpeara contra el suelo.
Tomó el siguiente fríamente mientras seguía cantando.
"La gente piensa que estoy enfermo
Porque corro por la ciudad hablando con los perros
Con pantalones cortos y unas botas de vaquero
Pero no estoy mal del todo también hablo con la gente
Digo muchas mentiras para jugar con la mente
Me gusta dar mal las direcciones del camino
Para que la gente llegue mal a su destino
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Editado: 25.03.2025