Prefacio
Era de las personas que tenía todo planeado y planteaba las opciones de cada decisión de mi vida, lo tenía todo resuelto; por lo menos eso creí. Si alguien me habría preguntado, estaba segura, sin pensarlo hubiera contestado que sí.
Al cambiarme de ciudad, me imaginé cualquier cosa, excepto lo que me sucedió, ni en las más mínimas elecciones, hubiera considerado la posibilidad de conocerlo y mucho menos perder la cabeza por él.
No sólo cambió mi mundo y la forma de ver la vida. Cambió todas mis decisiones y las posibles alternativas, me convirtió en otra persona y si alguien me preguntaría: ¿estas segura? " contestaría...". no lo sé.
Capítulo 1
Comienza mi vida de universitaria, estoy un poco nerviosa y muy entusiasmada, lo único malo es que está lejos de mi casa, como a 8 horas de carretera, pero en avión 30 o 40 minutos por lo cual he decidido mudarme allá.
Anoche tuve una fiesta de despedida, toda mi familia asistió y unos cuantos amigos. Tampoco es que tenga muchos amigos... No creí que mi despedida doliera tanto, será porque jamás estado tan lejos de ellos y muchos menos de mi madre. Es muy difícil verla intentando sonreír pero la tristeza se le notaba en sus ojos. Era normal, soy la única hija con la que podía compartir su nuevo maquillaje, hablar de vestidos, salir en reuniones porque mis hermanos no son tan sociables que digamos. No será lo mismo porque con ellos no podrá compartir sus cosas, ni contarle sus secretos, cada quien está en lo suyo. Y, conociéndola, estará llamando todos los días y escribiendo cada cinco minutos.
Estaba un poco preocupada debido a que mi novio no pudo asistir a la fiesta de anoche, por cuestión de trabajo y me prometió, que iría a despedirse en el aeropuerto, espero que así sea, sino me llevaré una gran decepción.
Al salir de mi habitación, me quedo en el umbral de la puerta observando mi cuarto vacío, lo único que hay es mi cama, el escritorio y mi pequeño closet, suspiro nostálgica. Demasiados recuerdos y duele marcharse. Cierro la puerta al escuchar unos pasos.
-¿Qué sucede, te estamos esperando?- Es mi madre, lleva puesto un enterizo azul marino que le compré por su cumpleaños, tiene los ojos un poco hinchados y un color rojo acompaña, su iris café, seguro que estuvo llorando toda la noche. Preferí no decirle nada ya que era obvia su respuesta.
-Nada mamá, ya estoy lista- curvo los labios y ella hace lo mismo.
Ambas salimos de la casa.
Estábamos en el aeropuerto y aún no ha llegado mi novio, pasan los minutos y nada. No quiero irme sin despedirme de él. Observo a todas las personas que llegan y ninguno es Miguel.
-¿Estás segura que vendrá?- Pregunta mi madre.
-Me lo prometió y si no viene entenderé- se me quiebra un poco la voz, mi madre acaricia mis omóplatos. En ese instante Miguel, mi novio, apareció. Me relajo.
Sonrio al verlo.
-Perdón por llegar tarde, había un tráfico fatal- empieza a explicar.
-lo importante es que estas aquí- lo abracé muy fuerte, lo besé y olvidé por completo, que mi madre estaba ahí. Me aparto.
-Disculpa...- miro apenada a mi madre.
-Es su momento, lo entiendo- Miguel volvió a poner sus labios encima de los míos.
-Tampoco se pasen- agrega mi madre. Ambos nos reímos.
-Me sentare por allá, para darles un poco de privacidad- se alejó. Los dos asentimos. Lo miro y tampoco quiero dejarlo.
-Me vas hacer mucha falta, te extrañaré un montón- me susurra en el oído.
-te extrañaré, prométeme que vendrás a visitarme- mi voz parece un ruego.
-Lo prometo- me tranquiliza.
-Si no, vienes vendré a buscarte- le advierto y sonríe, es muy simpático y parece que se ha puesto todo el gel en su cabello oscuro.
-me encantaría- suspiro y lo vuelvo abrazar, necesito recordar su calor, su aroma. Nos quedamos por varios minutos abrazados y por un milagro no nos convertimos en estatuas.
-Debes de entrar Kristen- me dice mi madre y me devuelve a la realidad. Miguel me suelta para tocar mi rostro.
-Pórtate bien- dice y no puedo evitar reírme.
-Siempre lo hago.
Mi madre se abalanzó sobre mí, llorando de nuevo.
-Cuídate, aliméntate bien, aléjate de las malas amistades y si alguien quiere hacerte daño dímelo, para ir y matarlo- pongo los ojos en blanco. Siempre tan dramática.
-Por supuesto mamá- la abrazo fuerte.
Hace un poco de frío, me siento una completa extraña y lo soy, no conozco a nadie aquí, el recorrido fue largo, estaba un poco cansada; debo desempacar mis cosas, así que el día iba hacer eterno. El apartamento esta amueblado... Comencé con mis maletas primero y no me tardé mucho en acomodar mi ropa, en aquel closet café oscuro. Por supuesto que era muy diferente a mi habitación, era de un solo color el departamento de un crema hermoso, combinaba con lo que había en el lugar, luego acomodé mis zapatos de tacos y unos deportivos.
Al terminar, me fui a duchar y guardé mis productos de aseo, la temperatura del agua era perfecta para mi piel, al tumbarme en la cama me quedé dormida enseguida del cansancio.
Al día siguiente me levanté temprano para comprar las cosas que necesitaba para la cocina, en el camino encontré un lugar donde desayunar.
Llevé todo lo que necesitaba pensé que se me iba a ir todo el dinero que había llevado, pero no fue así, porque muchos artículos de cocina, estaban en ofertas y aproveché la oportunidad. Llegué a mi edificio, me dirigí hacia al ascensor, presione el botón; se abrieron las puertas, entre, a la vez lo hizo un joven. Me sorprendí porque no me había percatado que alguien estaba detrás de mí.