Contigo aprendi a vivir

Capítulo 4

Sacó su móvil para ver la hora y eran las seis de la tarde. Debería de poner un reloj de pared. Pensé en ese instante.

Veo de nuevo dudas en sus ojos.

-¿Te apetece... salir a comer pizza?- me pregunta titubeando, no me esperaba su invitación. Alzó las cejas sorprendida.

-Sí, está bien – acepté.

Ordenamos nuestras cosas, volvió a revisar una vez sí guardó todos sus materiales en la mochila para asegurar que no le faltara nada, o si, se estuviera llevando algo mío por error. Salimos del apartamento, esta vez el ascensor estaba lleno, bajamos por las escaleras, mientras caminábamos hacia la PIZZERÍA. Comenzó hablar:

-¿Ya te acostumbraste a la capital?- su voz también es muy hermosa. Algo ronca y a la vez suave.

-Aun ando en eso, es que tener lejos a mi familia es algo que no me acostumbro- suspiré con tristeza al recordar.

-Y tener lejos a tu novio- agregó.

"Maldición".

-Se me ha olvidado llamarlo y a mi madre también- estaba tan concentrada en mis tareas y en la plática, que no los llamé, me busco en los bolsillos de mi pantalón- mierda dejé el móvil- exclamé.

-¿No se molestará si no lo llamas todavía? - su voz sonaba un poco preocupado.

-No claro que no, pero seguramente va a estar llamando por que a las seis llega a su casa y en realidad me preocupaba, más mi madre- le aclaré. Seguro que mi móvil empezó a sonar cuando cruzamos la puerta.

Dejo caer los hombros, no pasará nada que le responda luego.

-¿Cuánto tiempo llevas con él? - De nuevo su pregunta me pilló de sorpresa.

-Mmmm... bueno más o menos dos años.

-Bastante tiempo, mi relación más larga fue con Jazmín, un año- respondió a la pregunta que le iba hacer.

-¿Por qué terminaron?- me observa - lo siento, no creo que sea de mi incumbencia- agregué para poder arreglarlo. Que metida de pata.

-No, está bien, en serio... Lo nuestro se acabó por que ella me engañó estudia psicología y se enamoró de un compañero, ella comenzó la universidad el año pasado- contesta otra de mis preguntas que le iba hacer, seguí escuchando- su traición. Me enteré de la peor manera, un día quise darle una sorpresa y la busqué en la hora de almuerzo, la vi en la cafetería, todo iba bien, hasta que un tipo se le acercó; hasta ahí no vi nada malo, pero luego la besó, no tienes idea de cómo me sentí en aquel momento, la quería mucho, me acerqué hacia ellos y le pregunté quién era ese tipo. La hubieras visto se puso pálida no sabía que decirme, tartamudeaba demasiado, él también le preguntó... Pero en fin ellos continuaron y a pesar de todo terminamos bien, no quise hacer un drama y solo le deseé que fuera feliz- suspiró como si aún le doliera. Pobre, no me lo imagino ese momento, debió ser duro enterarse de esa forma.

-No puede creer que continuaran juntos, después del engaño supongo que él la amaba mucho para perdonarla- me arrepentí de haber dicho eso y haberle preguntado la razón de su ruptura.

Kristen cállate me ordene.

Miró a mi alrededor para saber dónde estamos exactamente, ya que me distraje con su historia. Veo que la PIZZERIA está al frente, le señalo y cruzamos la calle. Al llegar me abrió la puerta y extendió su mano que tenía libre como señal de que pase primero.

-Gracias, caballero - digo con una sonrisa.

En el lugar había unas cuantas personas, nos dirigimos hacia unas de las mesas mientras observaba el sitio, el piso es de porcelanato, color beige las mesas tienen forma circular, las sillas de cuerina son negras y estaban apoyadas a la pared, había demasiada luz para ese lugar pequeño y bueno es una forma de llamar la atención como todo negocio. Nos sentamos y se nos acercó la mesera, que al parecer se le paso la mano con el bronceado en unos de sus viajes, nos entregó la carta.

-Bienvenidos - su voz es ronca. Quizás este mal de la garganta.

-Buenas tardes, quisiera la pizza de pepperoni- anunciamos los dos al mismo tiempo y nos reímos.

-¿Desean la personal, la mediana o la grande?- nos preguntó la mesera.

-Yo quiero una porción o a lo mucho dos- contesté y Robert se burla.

-La mediana, por favor – contestó - yo como bastante- se dirigió hacia mí.

-No parece- luego observo a la mesera- quería broncearse o tostarse- le dije una vez que la chica, estuviera lo suficientemente lejos para que no me escuchara. Se rio.

En ese momento entraron unos chicos, los reconocí eran nuestros compañeros, nos saludaron a lo lejos y se dirigieron a su mesa, pero a ellos les atendió otra mesera. Ojalá que no balbuceen cosas que no son en el salón. Tal vez estoy siendo muy dramática, salir con un compañero no tiene nada de malo. Tardaron unos minutos para entregarnos la pizza, solo avancé tres porciones el último me lo tuve que comer a la fuerza y él la devoraba en su boca. Lo observé con la boca abierta "¿cómo es posible que coma tanto?" Se terminó toda la pizza.

Salimos del lugar y los otros compañeros aún seguían sentados.

-Gracias por la pizza- digo-... aunque me hubiera gustado pagar la mitad.

-Nada de eso, algo que te debe de quedar claro, es que a mí no me gusta que pague la mujer- avisó.

-Estamos en siglo XXI, para la próxima yo pago- setencie.

-Así que quieres salir conmigo de nuevo- se burló y me ruborizo. Me muerdo el labio inferior.

-No claro que no, ya olvidado- me pongo nerviosa como una tonta y cambio de tema- ahora si ya hay que descansar- mi voz es patética.

-Nos vemos, mañana, cogeré un taxi por aquí- sonríe.

-Adiós- me despido y continúo con la caminata. Me sujeta del brazo cuando doy mi tercer paso.

-Hey, no es verdad, te acompañaré hasta tu apartamento- arrugo la frente.

-No es necesario, en serio.

-Cuando...

-Cuando una mujer sale contigo, no la dejas que vaya sola a su casa, ¿no es así?- sonríe y asiente. Pongo los ojos en blanco.




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