Contigo aprendi a vivir

Capítulo 8

kristen 

Estaba segura de lo que él iba hacer, me iba a besar lo vi en su ojos y me confirmó su acercamiento, no pude moverme de lo nerviosa que estaba tampoco me esperaba que colocara su mano en mi mejilla, mi corazón estalló al sentir su tacto, ¿qué ha pasado?, es lo único que puedo pensar, ¿por qué me siento así? seguro es el lugar, sí tenía que ser eso, solo fue eso, no le gustó ni él a mí. Pero mi cuerpo y mis sentimientos me traicionaron al tenerlo tan cerca, la fuerza de su mirada me traspasaba de tal manera que me dejo sin aliento y quería besarlo, por eso no me moví ni un centímetro, quería tener sus labios encima de los míos. Y aún lo quiero.

Meneo la cabeza intentando sacar esa idea de mi mente y recordarme que aun tengo novio, por mas molesta que esté con Miguel, no era justo hacerle esto, ni para Robert y mucho menos para mi, no era justo para nadie, debo terminar con Miguel antes que pase cualquier cosa con Robert. 

Me gusta mucho. Demasiado diría.

Tal vez exagero, vuelvo a decirme que fue el momento nada mas y en mi mente agradezco tanto al señor que nos interrumpió "mil gracias".

Siento su andar detrás de mi, me da vergüenza verlo a la cara, no quiero, pero tampoco debo darle mucho importancia a algo que no pasó, "pero casi pasa" me dice mi subconsciente, vuelvo a menear la cabeza.

Por favor que no mencione nada sobre lo que paso.

-¿Vamos a comer? seguro debes de tener hambre igual que yo- me pregunta.

"no lo mires, no lo mires" pero aun así lo miro. Mi cuerpo tiembla.

-Sí, tengo mucha hambre- le digo y vuelvo a mirar hacia al frente. Me alegro que no hable sobre el tema.

Llegamos a un puesto de comida rápida que estaba a unas cuadras, había una sola mesa de color rojo y los asiento de madera, nos acercamos al carrito de comida. Robert ordenó una hamburguesa completa y yo un hot dog sin cebolla. Me miró como si fuera algún extraterrestre, "acaso a todo el mundo le debe de gustar la cebolla" Pensé.

El señor que parece tener 50 años, saca el pan y en eso una chica se levanta y se dirige al papá:

-Yo hago la hamburguesa, padre.

-Completa, ¿verdad joven?- le pregunta esa tipa que sonríe de oreja a oreja y le guiña el ojo, pero este ni siquiera la vio, de reojo veo que me esta observando. Presiono mis labios.

-Sí, completa por favor- responde sin dejar de mirarme. Respiro muy despacio.

-¡Pero qué que perra!- digo cuando veo a la chica bajarse la blusa para mostrar sus bustos.

-¿Disculpa?- se vuelve hacia a mi con una mirada llena de furia.

-Es para llevar-le aviso.

-Vamos a sentarnos- me dice Robert al oído. Me estremezco al sentir su aliento. Siento la electricidad que solo él ha ocasionado en mi.

-Está bien.

-¿Por qué ese cambio de actitud?- arquea una ceja.

-No soporto a esa clase de mujeres- confieso.

-¿Acaso te molestó te molesto que esa chica, me coqueteara?- entonces si se dio cuenta.

-Nada que ver- lo niego. ¿Cuantas veces lo seguire negando?

-¿Segura que es solo eso?- me vuelve a preguntar.

-Que sí, no pasa nada- me arrepiento de haberle hablado de esa manera tan grosera. Y todo por esa zorra.

Nos quedamos en silencio esperando nuestra orden, sentía que me miraba y luego agachaba la cabeza, estuve mal lo sé.

-Lo siento - digo mientras observo los carros que pasan pasar a toda velocidad.

-No te preocupes - suspira. Lo arruiné, no veo al chico alegre con el que estaba en el teleférico. Maldición no debo de hacerle esto, no cuando él es amable conmigo.

-Disculpa, no es justo que me haya desquitado contigo- él alza su cabeza y nuestras miradas se encuentran. Intenta sonreír ante mis disculpas pero se nota que es forzada y se me parte el corazón al verlo así.

-De verdad no te preocupes- me lo vuelve a decir y agacha su cabeza.

-Muchas gracias por lo de hoy, me ayudó muchísimo- intento entablar una conversación para distraerlo. Coloco mi mano encima de la suya. Con sólo tocarlo mi corazón se alegra. Veo nuestras manos y suspiro.

-De nada, me alegro que te haya servido de ayuda- aun su voz sonaba triste.

-Sí, realmente lo necesitaba por que...- recordé los problemas que tenia y suspiro de nuevo , él alza su cabeza otra vez ante mi nuevo cambio de humor. Retiro la mano al pensar en Miguel.

-¿Por qué? - me pregunta y me muerdo el labio inferior, de reojo veo que su cuerpo se tensa.

-No me llamó y eso me decepcionó mucho, siento que no le importo, su desconfianza me duele, no tienes idea de cuanto- lo digo corrido, así que me quedo sin aliento y respiro para llenar de nuevo mis pulmones de aire. Ya que hoy lo hice trabajar y cansar demasiado.

-No te preocupes, sí lo hará, puede que lo haya hecho ya y como no trajiste tu móvil no lo sabes- esta vez su mirada era de desencanto. Creo que él también siente atracción, si no fuera así no habría intentado besarme.

No tuvo que ver el lugar o el momento, fueron los sentimientos, que actuaron en esos segundos. O quiero pensar que el siente cosas por mi.

-Pero... -prosigo- hay algo no sé, siento que algo ha cambiado puede ser que esté alucinando, pero no sé de verdad.

- ¿Qué cosa ha cambiado?- me pregunta y un brillo en sus ojos empieza aparecer. Frunzo el ceño confundida, mi mente comienza a tener diferentes respuesta.

-Tú- habla mi corazòn, agacho la cabeza. Me sonrojo.

-Aquí tienes- se dirige la chica hacia Robert.

-Ese es mío- le digo, ella lo coloca en la mesa bruscamente hacia a mi, en cambio a Robert le acaricia el dorso de la mano mientras le entrega la funda con su pedido. Me da rabia.

"idiota"

-Ya vámonos - le digo a Robert mientras me levanto de la silla de madera.

-Está bien.

-Vuelve pronto- le dice la chica de cabello oscuro a Robert y él solo asiente. Salgo de esta escena, no quiero verlo.




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