Contigo aprendi a vivir

Capítulo 10

Kristen

Ahora lo veo en mis sueños, siento sus manos encima de mi cuerpo, me está besando el cuello, coge la correa para amarrarme de nuevo, en mis sueños él me desnuda y empieza a penetrarme, grito con todas mis fuerzas pero me tapa la boca, quiero que esto acabe y despertar.

-Noooo - me levanto de golpe, alguien esta a mi lado, me sobresalto, lo miró aterrada y lista para correr de ahí. Al tener una mejor visión, veo que es Robert.

-Hey, tranquila fue una pesadilla- intenta tranquilizarme.

-Soñé que... Soñé...- no puedo terminar la frase y me tapo el rostro con mis manos.

-Fue una pesadilla, estás bien, estás a salvo, estás conmigo- suponiendo lo que soñé, me coloca entre sus brazos. Respiro demasiado rápido y las lágrimas empiezan a salir. No quiero seguir llorando pero no puedo evitarlo.

Robert pasa la mano de arriba abajo por mi espalda. Poco a poco me calmo y mi respiración se ha normalizado. Cuanta paz me dan los brazos de Robert, en ellos me siento protegida y no temo.

-¿Qué hora es?- pregunto cuando salgo del shock.

-mmm... déjame ver -siento que saca su móvil del bolsillo- vaya, la una de la tarde- exclama sorprendido.

Mierda.

-Debo llamar a Kelly- le avisó y me suelto de sus brazos carceleros.

-¿Para qué?- me observa confuso.

-Quedé con ella para vernos en el parque de las cuadras -contesto rápido y me levanto para coger mi móvil que está al lado de la laptop, él también se incorpora.

-¿Vas a salir?- pregunta aturdido.

-No, claro que no, necesito cancelarle, no me apetece ir a ninguna parte- le aclaro, ante su confusión. Mis dedos empiezan a moverse en el táctil de la pantalla que ahora esta rota, me recuerda lo sucedido, como si algún día podré olvidarlo. Decido escribirle.

"Amiga, disculpa, hoy no podré salir, sucedió algo inesperado, nos vemos en clase"- envió envío el mensaje

-Pensé que la ibas a llamar.

-Cambié de idea ¿Tienes hambre?- le preguntó, me mira como si estuviera loca o algo parecido. Pero no me la pasaré llorando todo el día en el sillón.

-¿Segura que no tienes nada?- entorna los ojos.

-Necesito distraerme en algo, aparte no hemos comido y tampoco deseo estar en el sofá recordando una y otra vez...

-Está bien, pero te ayudare.- me interrumpe.

-Sabía que dirías eso- replico con un poco de sarcasmo. Aún parece confundido por mi reacción, pero necesito que mi mente esté ocupada y no me importa si me hace ver como una persona fría, solo quiero distraerme.

"Sé fuerte" me anina mi subconsciente.

-¿Sabes hacer pizza?- me pregunta.

-Sólo en pizza piensas- Sonrío.

Mientras almorzabamos, sentados en el suelo de la sala, vemos una película en la laptop, él me miraba demasiadas veces, tal vez buscando alguna señal que le indicara que no estaba bien. En una de tantas miradas me vuelvo hacia él y le sonrío para asegurarle que no debe de preocuparse y él me la devolvió. Se quedó conmigo en toda la tarde y en la noche me preguntó si quería salir a caminar pero no quise.

-¿Crees que el conserje del edificio sepa quién puede arreglar la puerta del baño?- le pregunto.

-Claro, ellos tienen ya a alguien que se encarga de eso- me asegura.

-Entonces tendré que hablar con esa persona mañana- siseo. Mientras caminamos hacia la puerta.

-Robert- voltea apenas termine decir su nombre- Gracias por todo, por lo de anoche y por este día- curva los labios.

-De nada, puedes contar conmigo, no importa la hora sólo llámame y aquí estaré- asiento. Mi cuerpo disminuye la distancia y se apega a él. Robert no duda en abrazarme. He pedido la cuenta de cuantos abrazos nos hemos dado.

-Adiós- nos despedimos y cierro la puerta.

Me encuentro sola en este apartamento.

Aborrecí en el momento que se fue, quería que se quedara, pero ya hizo suficiente por mi al quedarse todo el día conmigo como para seguirlo molestando, me preguntó muchas veces si estaba bien antes de irse, pero le aseguré que sí. Y me ordenó que ponga seguro a la puerta tanto a la principal como a la de mi habitación. Creo que él está más espantado que yo.

Me acuesto en el sofá y no se cuantos minutos habrán pasado y tampoco me interesa. Recuerdo los bonitos momentos que pase con Robert en el teleférico y su aroma, Dios como me gusta su perfume.

Mi móvil vibra en mi mano, me sobresalto, parezco una tonta asustandome por todo; debería de calmarme.

"Nos vemos mañana" con leer el texto una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro.

"Nos vemos mañana" envío el mensaje.

Me voy a la habitación, todo el dia evité entrar allí, voy directo al baño para asearme y una vez lista, me voy a la sala a dormir de nuevo allí.

Me pongo a escuchar música en la laptop, vibra mi móvil y es un mensaje de texto:

"Hola, ¿qué tal?" - es mi madre por un momento pensé que era Robert. Decepcionada contesto.

"Bien, ¿y cómo se encuentran todos por allá?"

"¿Por qué terminaste con Miguel?"- me pilla por sorpresa su pregunta tan directa, y odio a Miguel fue corriendo con el chisme, y quién sabe qué le habrá contado, es más que obvio que no le dijo la verdad. Mi madre lo mataría si se entera de lo que paso en realidad.

"La distancia no es lo nuestro, ambos hemos cambiado"- miento.

"Pues sí, la relaciones a distancia no funcionan del todo, pero ¿has conocido a otra persona allá?"- mierda, ¿le habrá dicho de Robert y sus malditas pendejadas? ¿Qué pensaba?

"No, ¿por qué?"- espero con impaciencia su respuesta.

"No, por nada, sólo que es normal que conozcas otros chicos en esa universidad" suspiro de alivio.

"Aún no conozco a nadie, tengo amigos, pero nada sentimental. Bueno mamá, ya es tarde y tengo que madrugar, te amo"- finalizó la conversación no me apetece hablar de Miguel ni ahora ni nunca. 

También me sorprendió que mi madre no me llamará para sacar más información. Agradezco que haya sido mensajes de texto por que ella habría notado con solo escucharme que no estoy bien.




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