Contigo hasta el fin...

El primer encuentro

Era marzo, un miércoles de 1986, estaba en noveno grado en un colegio católico de monjas; la campana sonó, tenía que ir a clase de sociales; mis amigas me habían avisado que nuestro profesor fue reemplazado por uno nuevo, me emocionaba saber que reemplazarían a ese cascarrabias viejo y morboso, además decían que el nuevo profesor era guapo.

Tenia que subir al egundo piso, era el segundo salón a la derecha ese era el salón del profesor de sociales, haya o no haya profesor nuevo de todas maneras decidí sentarme en el ultimo puesto, donde siempre me gusta sentarme en clase, junto a la ventana que da a la calle de Bogotá; me di cuenta que el profesor entro porque todas mis compañeras hicieron silencio y se sentaron de inmediato, alcé mi mirada y lo vi, junto al tablero escribiendo su nombre: Miguel, tan apuesto, alto, con el cabello rizado sus ojos grises con un poco de café, con la piel blanca como una perla, y su voz, no tengo las palabras para describir tan hermosa, potente y penetrante voz; decidí ese día, en ese momento que él seria mío, que lo conquistaría.

Pasan los dias y no logro concentrarme en sus clases, no solo porque eran extremadamente a aburridas y largas, sino, porque cuando hablaba me perdía en sus labios no podia dejar de ver como se movían con cada palabra que decía, y sus ojos, ¡ Dios ! sus hermosos ojos, serios pegados en el libro, me daba gracia como sus lentes iluminaban las letras y su magia, como trataba de penetrar entre cada una de las palabras escritas del libro, era maravilloso de ver, por un momento, yo... Mierda no es cierto, me desconcentre demasiado, él me mira, me sonrojo, ¿ Notó acaso que miraba sus labios o qué lo miraba fijamente ?, Dios que pena, me vuelvo a sonrojar ¿Qué hago ahora ?, pero cuando volví a mirarlo él me lanza una pequeña sonrisa tímida y coqueta, haciendo que entendiera que me vio; miraba a todos lados tratando de que ninguna de las otras compañeras se hubieran percatado de su sonrisa sigilosa; ellas no podrían notarlo estaban demasiado ocupadas escribiendo en sus cuadernos, me di cuenta que esa sonrisa era para mí, ¡ esa sonrisa era para mi !, no lo soporte y me sonroje, cambie mi mirada y volteé lo más rápido que pude mi cabeza hacia la ventana  para que no se percatara del enrojecimiento de mi cara ante su sonrisa y su mirada, pero mi reacción solo hizo que soltara una leve carcajada, ¿ Solo oí yo su risa ? ¿ Fui yo la que provocó su risa? qué pena, vio mi cara enrojecida, que hago ahora.

(timbre de cambio de clase)

Justo a tiempo, por fin el timbre, ahora podre irme, aunque la verdad es que... no quiero hacerlo, sus clases aburren, pero no me duermo como la mayoría de mis compañeras ( porque enserio son un fastidió sus clases ), para poder verlo ( suelto una carcajada entre dientes ); Dios no caterine como puedes estar pensando eso, es tú profesor, está prohibido, pero…

Demonios, otra vez me quede soñando despierta, se me hace tarde para inglés, la profesora Ines me va a matar o peor me golpeara con su regla en las manos por llegar tarde, las demás de mis compañeras se fueron sin avisarme, aunque no me sorprende porque no les caigo bien y tengo muy pocas amigas pero son del otro noveno, bueno mejor me apuró, guardo mis cosas lo rápido que puedo en mi bolso, al pasar junto al profesor Miguel intercambiamos leves miradas, coquetas, discretas, penetranes, tiernas pero fuertes, es como si nos dijéramos todo y a la vez nada, sé que es mi profesor pero…

No lo puedo evitar.

 



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En el texto hay: amor, amor ciego, amor de colegio

Editado: 22.03.2019

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