Contigo pan y cebolla (#3 Serie Refranes)

CAPÍTULO 2

- ¿Jefazo? – Se acercó a él con curiosidad. ¿Otra vez se habría quedado trabajando toda la noche? La duda se disipó cuando comenzó a sentir un gran hedor a alcohol exudar por todo su cuerpo.

El hombre estaba echado encima del escritorio y parecía no haberla escuchado entrar, como sí ocurría en otras ocasiones. Al mirar a su costado, vio una maleta. Supuso de inmediato que la razón de su embriaguez era por su, ahora exmujer.

- Jefazo. Despierte. – Le susurraba despacio para que el despertar no fuese tan violento. Sin embargo al no tener respuesta alguna después de varios intentos, no le quedó otra que tomar medidas más drásticas. Le urgía que el resto de los empleados no viera el humillante estado en que se encontraba su jefe. Le dolía verlo así. Sin pensárselo mucho, giró su silla para que quedara frente a ella y lo zamarreó con fuerza de los hombros para despabilarlo. - ¡¡JEFAZO!!

Adrián dio un brinco sobre su silla pero perdió el equilibrio y cayó con silla y todo de espaldas al suelo llevándose consigo a la pobre Violeta que voló por encima de él y golpeó su cabeza con el cesto de basura que estaba al lado contrario del escritorio. Ninguno de los dos dijo nada por unos instantes pero se escuchaba de boca de ambos quejidos de dolor por el golpe que se dieron.

- Violeta, ¿estás bien? – Le preguntó Adrián preocupado porque no sentía que Violeta hiciera el intento de incorporarse, aunque él tampoco se había levantado. De hecho, en la posición en que había quedado, ni siquiera lograba ver a dónde había ido a parar Violeta.

Después de unos momentos, Violeta al fin habló.

- Oiga Jefazo, lo único que quería era que despertara para que no pasara vergüenza delante del resto de sus trabajadores por la pinta que lleva, pero me temo que la que está siendo avergonzada en este preciso momento no es usted sino yo. – Le dijo mientras aún yacía acostada en el suelo.

Adrián se giró para verla y no pudo menos que echarse a reír a carcajadas al ver que la cabeza de Violeta estaba atascada dentro del basurero sin poderla sacar.

- Por Dios Violeta, eres la única que siempre logra cambiar mi estado de ánimo. No sabes cuánto agradezco que me hayas despertado así hoy. – Se levantó y ayudó a Violeta a hacer lo mismo mientras iba con cuidado removiendo la cesta de la cabeza de su empleada.

- Jefazo, lamento lo que pasó con su mujer ……

- “EX” mujer. – Se apresuró a corregir.

- Cierto. Exmujer. Debe ser muy triste que no haya resultado. Se les veía tan enamorados …... Pero no se desanime, Jefazo, quizás con el tiempo las cosas se arreglen y vuelvan a estar juntos. – Trataba de consolarlo aunque algo en su rostro le decía que se trataba de algo más.

- Es que …… no es solo eso, Violeta. Me cuesta hasta mirarte a la cara. Es más, no sé cómo verle la cara a ninguno de mis empleados. – Adrián levantó la silla y se volvió a sentar en ella, esta vez, colocando sus codos en sus piernas y agarrando su cabeza que se hundía de a poco en su pecho en señal de abatimiento pero también de vergüenza.

- Oiga, Jefazo. Sé que yo solo hago el aseo aquí en su empresa, pero creo que con los años me he ganado su confianza y su cariño lo que me convierte una especie de amiga y confidente. No sé lo que lo tiene así, pero si no se desahoga, la angustia lo consumirá. Dos cabezas piensan más que una y si de algo puedo serle de ayuda, aquí me tiene. – Le dijo golpeando su pecho.

- Violeta. – Suspiró con pesar y levantó su cabeza para mirarla. – Es cierto que el divorcio con Antonella fue un duro golpe para mí, pero en este momento no es lo que me tiene tan mal. – Volvió a suspirar y esta vez se demoró un poco más en seguir hablando. – La empresa, Violeta. La perdí. Todo por lo que trabajé y me esforcé, las noches sin dormir, los logros que conseguí, los sueños que con ello cumplí, todo, todo lo perdí. – Una lágrima amenazaba con fugarse de los ojos de Adrián.

Violeta lo miraba incrédula y a la vez con una tristeza que sentía casi suya. Había visto con sus propios ojos todo aquello que él le estaba contando y junto con él había celebrado cada triunfo, como cada miembro de la empresa que a esa altura ya era más como una familia.

- ¿Pero qué fue lo que pasó?

- Iván. Eso fue lo que pasó. Iván me defraudó. De manera ilegal vendió la empresa y escapó con todo el dinero. Me dejó sin nada. Y lo que es peor aún, todos ustedes quedarán sin trabajo ya que los nuevos dueños traerán a su propio personal. – Violeta llevó sus manos a la boca en señal de estupor. - ¿Te das cuenta lo que eso significa, Violeta? Que por mi culpa todos los trabajadores perderán sus empleos, no podrán seguir manteniendo a sus familias y sus deudas quedarán impagas. Al menos lo poco y nada que quedó en mi cuenta bancaria luego del divorcio, me alcanza para pagar sus indemnizaciones. Es lo único que puedo hacer por ellos ……por ti. – Terminó de decir y ya no pudo más. Se quebró ante Violeta y lloró sin poder contenerse.

Violeta estaba muda. Jamás pensó que Don Iván pudiera jugarle chueco a su socio y su amigo. No sabía cómo consolar a su jefe. ¿Qué podría decirle? ¿Qué todo volvería a la normalidad? ¿Qué podría recuperar su empresa? ¿Qué podría mantener los empleos de sus trabajadores? Estaba claro que nada de eso ocurriría. Su “Jefazo” había perdido todo, pero todos ellos, sus empleados, también. Ella lo había perdido todo. ¿Cómo podría seguir manteniendo a su madre? ¿Cómo pagaría el alquiler de su casa? ¿Podría encontrar pronto un nuevo trabajo? Tenía esas preocupaciones incrustándose en su pensamiento, pero por alguna razón todas ellas no eran tan importantes como el mismísimo futuro de su jefe. Y como si no supiera qué más hacer, simplemente se agachó enfrente de él, lo abrazó con dulzura y acarició su cabeza como si fuera un niño en busca de un mimo.



#24847 en Novela romántica
#15502 en Otros
#4434 en Relatos cortos

En el texto hay: lealtad, romance, nuevo comienzo

Editado: 09.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.