Ella me esperaba en la pista de baile, mi corazón latía a mil por hora. No sabía qué hacía conmigo pero lograba que volviera. Era un sentimiento perdido. Mi amor cruelmente castigado. Quizás le gustaba verme sufrir.
Avancé a paso seguro, la invité a bailar con un pequeño gesto, tendiéndole mi mano. Su sonrisa me demostraba cuanto le gustaba hacerlo. La conduje al centro, la música empezó a sonar. Cuesta abajo de Carlos Gardel, canción mágica que me transportaba. En unos cuantos versos, describía nuestra historia.
Despacio con movimientos tranquilos comenzamos a danzar. Pasos sensuales y seductores que me hacían desearla de nuevo. Más cerca cada vez. Me destrozó el corazón pero seguía buscándola, sabiendo que no era más mía.
-Sabes- Susurré en su oído –Contigo sólo podría bailar un tango, música tan mágica y nostálgica que me hacen recordar que esto no será eterno, tenerte de nuevo es un sueño que no podré alcanzar- Ella se alejó un poco para luego con un giro regresar a mis brazos.
-¿Porqué te torturas invitándome de nuevo aquí?- Sus movimientos veloces pero delicados, tan bellos y únicos, sólo con ella podría bailar.
-Sólo aquí puedo verte de nuevo, puedo sentirte en mis brazos, tan cerca y tan lejos a la vez, ahora con cada día es un eterno sufrir hasta el momento en que te vuelvo a ver, en este justo instante donde regresas a mí aunque sea unos minutos. Mi vida es adorarte, seguir despacio tus pasos, por si alguna vez te apiadas de mí, pero sé que es un sueño imposible, mientras aquí sigo danzando, con el corazón hecho pedazos, esperando a que me canse de rodar- despacio en un suave movimiento quedamos de frente, estuve a punto de darle un beso pero en un abrir y cerrar de ojos, con un pequeño desliz bajó y subió de nuevo. Me tomó la mano y sus movimientos fueron despacio.
-Nunca entenderás que sucedió, sé que no puedes verlo, pero el amor se acabo, sólo fue así, te ruego que intentes que esto quede en el pasado. No quiero ser más la causa de tu sufrir- su mirada se mostraba triste mientras al compas de la música seguía, y en un momento de descuido estábamos juntos, mirándonos de nuevo a los ojos, su boca tan cerca de la mía y antes de poderle robar un beso se apartó con otro paso de baile.
Ella me esperaba en la pista de baile, mi corazón latía a mil por hora. No sabía qué hacía conmigo pero lograba que volviera. Era un sentimiento perdido. Mi amor cruelmente castigado. Quizás le gustaba verme sufrir.
Avancé a paso seguro, la invité a bailar con un pequeño gesto, tendiéndole mi mano. Su sonrisa me demostraba cuanto le gustaba hacerlo. La conduje al centro, la música empezó a sonar. Cuesta abajo de Carlos Gardel, canción mágica que me transportaba. En unos cuantos versos, describía nuestra historia.
Despacio con movimientos tranquilos comenzamos a danzar. Pasos sensuales y seductores que me hacían desearla de nuevo. Más cerca cada vez. Me destrozó el corazón pero seguía buscándola, sabiendo que no era más mía.
-Sabes- Susurré en su oído –Contigo sólo podría bailar un tango, música tan mágica y nostálgica que me hacen recordar que esto no será eterno, tenerte de nuevo es un sueño que no podré alcanzar- Ella se alejó un poco para luego con un giro regresar a mis brazos.
-¿Porqué te torturas invitándome de nuevo aquí?- Sus movimientos veloces pero delicados, tan bellos y únicos, sólo con ella podría bailar.
-Sólo aquí puedo verte de nuevo, puedo sentirte en mis brazos, tan cerca y tan lejos a la vez, ahora con cada día es un eterno sufrir hasta el momento en que te vuelvo a ver, en este justo instante donde regresas a mí aunque sea unos minutos. Mi vida es adorarte, seguir despacio tus pasos, por si alguna vez te apiadas de mí, pero sé que es un sueño imposible, mientras aquí sigo danzando, con el corazón hecho pedazos, esperando a que me canse de rodar- despacio en un suave movimiento quedamos de frente, estuve a punto de darle un beso pero en un abrir y cerrar de ojos, con un pequeño desliz bajó y subió de nuevo. Me tomó la mano y sus movimientos fueron despacio.
-Nunca entenderás que sucedió, sé que no puedes verlo, pero el amor se acabo, sólo fue así, te ruego que intentes que esto quede en el pasado. No quiero ser más la causa de tu sufrir- su mirada se mostraba triste mientras al compas de la música seguía, y en un momento de descuido estábamos juntos, mirándonos de nuevo a los ojos, su boca tan cerca de la mía y antes de poderle robar un beso se apartó con otro paso de baile.