TERCERA PARTE
“ENVEJECER”
NUEVE
Armin
Varios días después del accidente...
El canto de los pajaritos me hace querer pelear contra todos mis sentimientos. Son las seis de la tarde y no tengo muchas ganas de hacer nada. ¡Maldito corazón que me estaba jugando chueco!
Escucho unos golpes en la pared, seguro es mi madre que esta borracha. ¿Que se supone que debía hacer ahora? ¿Por qué había pasado algo así? ¡Si tan solo…!
—¡Armin! —siento su voz en mi mente, aun no puedo creer que ya no está.
Dejo escapar una bocanada de oxígeno añejo, mis mejillas se desinflaron y yo estaba tratando de desahogar mis penas aguantando la respiración.
—¡Armin! —escuche mi nombre una vez más.
Golpearon mi puerta, me aleje de la ventana y camine para poder abrir.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
Mamá sostenía una botella de alcohol en la mano izquierda.
—¡Te buscan! Vino alguien a hablar conti…
Su grado de ebriedad comenzaba a ser más intenso, el olor de su aliento era una mezcla entre el alcohol y el tabaco que solía meterse.
—Ya voy. Salgo en un momento.
Ella se metió a su habitación, era lo único que mejor sabía hacer. ¡Esconderse en su cueva! Comencé a caminar, abrí la puerta.
No podía creer que estuviera aquí.
—¡Hola!
—¡Hola!
—¿Como estas Armin?
Escuchar su voz haciéndome una pregunta así de profunda, me hizo sorprender por completo. ¡No podía creer que Iván estuviera frente a mi casa!
—La verdad… ¿Estas interesado en saber sobre mí? Pensé que…
—No has ido a la escuela desde que ella… —no fue capaz de terminar la frase.
Parecía que a los dos nos dolía mucho y, lo más extraño de este momento, era vernos juntos después de tantos años. ¿Qué pasaba por su mente? ¿Por qué me miraba de esa forma?
—¿Quieres ir a caminar? —Pregunté, no me dio pena.
—Bueno.
Me alejé de casa.
Nuestros pasos crujían con la grava de la calle, estábamos rumbo al parque. El cielo se pintó de pinceladas complejas y yo aun no podía asimilar del todo que Iván estuviera a mi lado. ¿Por qué había venido a buscarme?
Nos sentamos en una banca, estuvimos en silencio por algunos minutos, contemplábamos el atardecer silencioso.
—¿Como has estado? —Se animo a preguntarme.
Hablar con él no era lo mismo que hablar con ella y aunque Keyla había dejado una huella profunda en mi interior, sentí que no podía abrirme. ¡No me era fácil el sacar lo que realmente estaba sintiendo! Iván no me daba la misma confianza que mi querida amiga.
—Estoy bien. Todo va bien.
—No es cierto.
¿No me creía?
—¿Entonces como crees que me siento?
Miré fijamente sus ojos y descubrí que él tenía unas ojeras que le hacían lucir demacrado.
—Creo que la pasas mal.
—¿Por qué lo crees?
—Te conozco.
¿Realmente me conocía? El Armin actual era totalmente diferente al Armin de doce años que solía ser el mejor amigo de Iván.
—¿Hablas enserio?
—Si. Yo sé que…
Pero igual, aunque intente ser amable con él, mi lado patético salió a relucir. ¡Fue un error salir con él!
—¿Qué es lo que intentas realmente? ¿Por qué me fuiste a buscar si yo no te caigo bien desde hace mucho tiempo?
Se me quedo mirando de forma tenue. De pronto, quise que aquellos ojos, que el bicolor de sus pupilas pudiera estar frente a mí.
—¡Se que la extrañas! De alguna manera que no sé cómo explicar, yo también la extraño.
—Pensé que no se llevaban bien.
Sonrió.
—Pues piensas bien. La neta no nos llevábamos bien al principio, pero, ¿sabes algo?
—¿Qué cosa?
—El día que ella murió, justo ese mismo día, hablamos al terminar las clases. Y neta que… es que...o sea…yo... —sus ojos se llenaron de lágrimas—. ¡Soy un cabrón! Y aun no puedo creer que todavía se atrevió a decirme que debía cambiar. Keyla era increíble y a veces pensamos que tenemos la vida asegurada. ¡Todo es una porquería!
¿Sus lágrimas eran de verdad? Desde que conozco a Iván, jamás en la vida lo había visto llorar.
—¿Un cabrón?
—Si. La verdad es que no he sido una buena persona todos estos años.
—En eso tienes razón. ¡Cambiaste! Todos cambiamos un poco al crecer.
Asintió ligeramente.
—¿Sabes que fue lo que me dijo ese día?
Negué. Se seco una lagrima.
—Quiso hablar conmigo, solo para decirme que debía arreglar las cosas contigo. Que era importante que yo me perdonara y perdonará tu buena acción. ¡Ella realmente se preocupaba por ti!
¡Así que ella hizo demasiado por mí en tan poco tiempo! ¿Cómo podría pagarle tanta bondad si ahora ella ya no está viva? ¿Existe alguna forma de poder decirle que yo también soy un cabrón por no dejarme ayudar? ¡Me arrepiento de no haberla aprovechado más días!
—No tenía idea de que ella hablo contigo sobre mí. ¡Estoy sorprendido!
Me quede callado, el cielo se veía muy hermoso con todas esas tonalidades mezcladas entre sí. ¿Qué era todo esto que estaba pasando en mi vida?
—Si, yo también me sorprendí de que fuera tan directa conmigo.
—Keyla era muy buena onda, no sé, siempre fue muy insistente conmigo y…
Me quede en puntos suspensivos. Tragué saliva y dejé escapar un suspiro.
—¿Y.…?
Dejé escapar un suspiro. Mi corazón comenzaba a doler y el sentimiento nostálgico se intensifico en toda mi alma. ¡Extrañarle dolía!
—Después de todo lo que paso cuando éramos más chicos, creo que, por fin, yo estaba logrando superar mi dolor. Pero...tú sabes... ¿No? Lo que en realidad estoy sintiendo ahora que ella no está. ¡Si tan solo…!
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Editado: 24.01.2024