Hace cerca de dos horas y media que el padre Macias recibió la respuesta a sus rezos, y no le gusto lo que escucho. Cuando esta confundido y necesita despejar la mente, suele ir a caminar. al campo, recordando cuando, a sus trece años, recibió el mensaje de un ángel de alas con plumas de oro, en encontró su vocación como hombre de Dios. Hoy, mientras caminaba, preguntándose qué hacer con su problema, recibió una respuesta, y la respuesta fue que el pecador deberá ser juzgado y castigado y que mientras tanto, él debía cerrar la iglesia, nada entrara y nada saldrá hasta que se indique.
No ha dado mayores detalles, aparte de las indicaciones de no entrar ni salir, y de apagar todas las luces, quedando iluminados solo con velas, lo que tiene a las monjas y frailes confundidos y un poco preocupados. El sacerdote no se ha movido de en frente del cristo central desde que regreso de caminar, y todo ese tiempo estuvo de rodillas, orando por un alma en específico, aunque no sabrían decir cuál. La verdad, les gustaría saber el porqué de todo este repentino comportamiento tan raro, pero confían lo suficiente en el padre para no cuestionarlo directamente.
De repente, una ráfaga de viento apaga un grupo de velas, y luego también otro y otro, el viento las está apagando todas, en los soportes de velas, en los asientos, incluso en los candelabros ¿Cómo puede un viento tan débil que ni se siente, apagar más de media centena de velas de pocos segundos? No puede, ni siquiera es el viento para empezar.
Algo se cae y hace ruido, seguramente un soporte metálico para velas, el sonido les pone los pelos de punta a todos, el padre ordena reencender las velas mientras continua su rezo. Pero antes de poder volver a ello, de la nada una luz aparece frente a él; la luz caliente de una brasa.
El anciano intenta levantarse, pero el dolor en las rodillas hace que caiga para atrás ¿Es acaso esta otra señal de dios? La llama está sostenida por una mano e ilumina la cara del dueño de dicha mano, que no es otro que Urko.
Por una parte, el sacerdote se asusta y asombra, pero rápidamente el alivio opaca cualquier preocupación, después de todo, está vivo, tal como Isaac luego de casi ser sacrificado.
—¡Enciendan la luz! —Exige molesto.
—¡No! —Dice el padre, pero ya nadie le hace caso, no pueden tomarlo en serio en una situación así, ya hay un par de monjas y frailes buscando los interruptores; de inmediato la nave central ya está iluminada con los focos principales, ahora al menos se puede caminar sin tropezarse, pero, además, ahora ser ve claramente a Urko sosteniendo una especie de piedra en llamas y con cara de enojo —Urko.
—Empecemos por lo importante ¡No quiero a nadie saliendo de aquí! ¡Si todo va bien no ha de pasar nada grave!
—¿Nada grave? —Reclama el padre poniéndose de pie poco a poco mientras las piernas recuperan fuerza, pero aún necesita estar medio agachado y con las manos en las rodillas.
—Hoy podría pasar cualquier cosa, no me hago responsable —Las monjas y frailes no terminan de entender, algunos incluso prefieren desentenderse y se van del salón, unos pocos se quedan a ver qué pasa solo por curiosidad y chisme —Ahora ¿Tiene preguntas?
—Tengo muchas ¿Cómo…?
—Responda usted las mías y yo respondo las suyas, empezando por explicarme porque acaban de querer matarme en la estación hace menos de diez minutos ¿Sabe usted algo?
—¿Qué? —Pegunta, muy sorprendido.
—Un fulano me quiso rajar el cuello y tengo razones para creer que alguien de aquí tuvo algo que ver.
—¿Por qué?
—Porque el tipo me dijo algo como que venía en nombre de Dios y que debía matar a un brujo y otras tonteras.
La verdad, así no es como el sacerdote imagino que Dios lidiaría con los problemas, pero no puede mentir, de cierta forma si tuvo algo que ver.
—Mira —Trata de decirle con toda la calma que puede —Se ve muy mal de afuera, pero te juro en nombre de lo más sagrado que si por mi fuese ya te estuvieses marchando tranquilo, soy el último que hubiese querido hacerte daño, aún con lo que paso hoy…
—“Lo que paso hoy”
—Sí, has armado tremendo lio en la plaza en la mañana y…
—Ya, ya, ese drama ya quedo atrás, estaba diciendo que no tenía nada contra mi ¿Entonces?
—Bueno, como he dicho, soy el último que tendría la intención de hacerte daño, pero no puedo negarme a la voluntad de una autoridad mayor a la mía, no me gusta, pero ¿Quién soy yo para cuestionar al señor?
—¿Dios quiere matarme…por lo de la mañana?
—Digamos que es…tiempo de rendir cuentas, no puedo hacer nada contra eso… y no hizo falta ¡Estas vivo! —Empieza a decir, emocionado —Has sido juzgado y perdonado y…
Urko le pide parar con un gesto de la mano y se masajea la frente, luego parece que intenta organizar la conversación.
—A ver, veamos ¿En qué momento llegó Dios a decirle que me iba a morir?
—A ver, después de lo de la mañana me he puesto a orar un buen rato, bueno, primero hice varias otras cosas del día a día y del domingo, pero luego si me he puesto a orar y le he dicho a Dios lo que paso, un rato después he salido a caminar al campo, se hacer eso cuando tengo…dudas, y entonces se me apareció su mensajero, un ángel —Hace una pausa para que Urko procese la información, seguramente ahora cree que está loco.