Soraya le dijo a Urko que la inquisición estaba vigente, oculta, fuerte y con disposición y recursos para hacer su voluntad, pero era una vil mentira, o por lo menos una verdad a medias.
La inquisición ya no es ni la sombra de lo que era antes. Desde que perdieron las seis cruces hace siglos no se atrevieron a arriesgarse a perder la última que les quedaba y no podían hacer más porque dejaron morir ese conocimiento, solo les quedo continuar que su intento de expansión con lo que tenían. En cuestión de siglos, otros grupos de poder se alzaron y ahora son ellos quienes compiten entre sí por conquistar el mundo. La inquisición se vio reducida a un simple club privado secreto dentro de la iglesia que se dedicaba a sacarle dinero a escondidas a las arcas de Vaticano y pagar con ello sus fiestas y ciertos lujos. Soraya en ese entonces tuvo poco que hacer más allá de ser la compañera de baile del líder de la inquisición de turno.
Fue en los ochenta, a raíz de que un par de años antes el papa Juan Pablo I empezó a meter mucho las narices donde no debía, que se les ocurrió volver a las antiguas andanzas, o intentarlo. El mundo no es el mismo, no puede solamente volver a torturar gente por estudiar anatomía, así que decidieron imitar lo que hacen sus actuales competidores: trabajar bajo la mesa.
La inquisición de estos días no consta del mejor liderazgo, hay gente de varias edades y puestos (Monaguillos, monjas, obispos, arzobispos, cardenales, etc.) pero los líderes principales son un montón de viejos que en su vida su actividad consto de dar misa, discursos y asistir a las fiestas tanto del Vaticano y la iglesia como de la inquisición, no saben casi nada sobre manejar una sociedad secreta compleja, pero por no decir que no están haciendo nada se les ocurrió la idea de empezar a mandar ejecutar “herejes” por donde los encontraran.
Pero no podían hacer nada sin un ejército o por lo menos gente bajo su mando. Las grandes potencias modernas ya ocupan los mejores servicios de mercenarios, así que solo les queda los de segunda mano o podían conseguirse sus propios soldados. Durante décadas se dedicaron a trabajar en múltiples orfanatos dirigidos por la propia iglesia; en España, Francia, Italia, Portugal, donde les fuera posible. Sembrando en la cabeza de múltiples niños, una semilla de fe, o más bien fanatismo. Necesitaban gente que se lanzaran desde un puente si se los ordena Dios. Funciono, incluso muchos niños que se volvieron adultos e hicieron sus vidas normales, respondían al llamado en cuanto hacían un pequeño teatro de la visita de un ángel y el llamado de Dios, tenían algunos que hicieron cierta vida militar y trabajadores de empresas de donde podían sacar cosas útiles.
Aun con todo, la inquisición se tomó la molestia de contratar pequeños grupos de mercenarios de menor categoría, para darles una mano y guiar misiones complejas. Podrán estar entre lo más bajo de los grupos de poder secretos, pero tienen algo que ninguno de ellos tiene: magia, conocimiento sobre temas místicos y tratos con brujos y brujas de múltiples lugares, eso les da acceso a ciertos recursos y ventajas.
Después de años de preparación, lo tenían todo para empezar a poner en práctica un plan, pero no había plan, simplemente alguien dijo “Cacemos herejes como antaño” y nadie tuvo una idea mejor y así llevan desde hace varios meses, tratando de mantener la fachada de estar bien organizados. Realmente todos saben que son un desastre como sociedad secreta, pero ninguno quiere ser el primero en admitirlo.
Soraya lleva siendo una hoja en el viento durante varios siglos; simplemente dejándose llevar por lo que ocurra a su alrededor, sin voz ni voto. Aun así, hay un límite de vergüenza ajena que puede soportar y que los lideres actuales de la inquisición le provocan con su inutilidad, por eso espera que con lo que les consiguió en ese pueblucho granjero español, sepan hacer algo.
Ella llegó a las afueras de Roma hace horas. Fue difícil; tuvo que cargar la pieza de metal todo el trayecto y encima volando bajo para evitar radares militares, pero siempre con el riego de que alguien la viera, por suerte era de noche y si alguien la ve quedará cono un avistamiento ovni al que nadie hará caso. La recogen a las afueras de la ciudad junto con la placa de metal, y ahora que regresó, todo el circulo de liderazgo de inquisición organiza una reunión.
Su lugar de reuniones es la mansión de Donato Ricci, hombre de negocios romano, que maneja una importante y exitosa cadena hotelera y una empresa de muebles. Pero para la inquisición, su familia lleva siendo una importante socia de la inquisición desde hace décadas, los propios ancestros de Donato eran una influyente mafia italiana. Y ahora él es el anfitrión de muchas de sus fiestas y el encargado de conseguirles muchas cosas para las mismas, con banquetes exóticos, entretenimiento variado, mujeres y niños. Pero ahora parece que solo habrá una pequeña reunión para dar a conocer algo importante.
A la noche siguiente del regreso de Soraya con el objeto obtenido en la misión anterior, todos se reúnen en el salón principal de la mansión de Ricci, los doce viejos que encabezan toda la pirámide de liderazgo de la actual inquisición están ahora mismo sentados a lo largo de una larga mesa fina y bien decorada.
Se siente raro para Soraya el estar en la mansión sin que haya una fiesta elegante de por medio, no había notado lo espacioso que era el comedor y el salón principal hasta que lo vio tan vacío, le tiene algo de envidia a Donato.
—Bien, ya estamos todos —Dice Alonzo, un arzobispo parte del círculo cercano del papa y, de hecho, esta en la cima de poder de la inquisición. Una vez se dan todos sus respectivos saludos, le da la palabra a Soraya —Empieza.