Continuación de un romance

Capítulo 7

La pelirroja siguió intentando que Ingrid viera por sí misma que Darío le era infiel. Pero Ingrid siempre evadía el tema cuando la llamaba.

Los días posteriores, Darío se comportó diferente, mostrándose más feliz, provocando que Ingrid pensara que finalmente había superado el duelo.

Por su parte, Darío estaba cada día más ausente debido a sus salidas con Kathya. Era la parte favorita de su tiempo. Cada vez estaba más enamorado de ella, sin sentir remordimiento o culpabilidad alguna hacia Ingrid.

Ingrid atravesó una de las peores de sus épocas; la soledad se encarnaba en su vida, y cada intento por llamar la atención de Darío era nulo.

Al ver que Darío no volvía a casa ciertas noches, Ingrid comenzó a visitar a la abuela con más frecuencia.

La abuela sabía lo que sucedía, pero quería que Ingrid se lo dijera directamente. Ansiaba que su nieta dejara a Darío, pues casi de la misma forma los padres de Ingrid se habían separado.

La abuela recordaba a su hijo cuando veía a Ingrid, quizá porque ella ahora tenía la misma edad que él tenía cuando murió, pero ambos compartían el mismo sentimiento cegador causado por el amor.

«El amor es despiadado con aquellos que tienen corazones nobles». Pensaba siempre la abuela cuando observaba a Ingrid sentada en el sofá, viendo la televisión.

La abuela generó tanto odio hacia Darío que un día casi intentó obligar a Ingrid a que lo dejara, pero Ingrid puso tanta resistencia que decidió no volver a visitarla.

—¡Entiende, hija, él ya no te quiere! —Exclamó la abuela antes de que Ingrid saliera furiosa de la casa.

Entonces su vida recuperó los colores lúgubres de los que había logrado deshacerse cuando visitaba a la abuela, estando decidida a vivir con melancolía si era necesario para seguir con Darío.

Pero aunque ella se engañaba constantemente, en el fondo sabía que la abuela y la pelirroja tenían razón. Un par de veces estuvo a punto de hacer su maleta e ir con la abuela, y en ese momento recordaba a su madre y la forma en que murió su padre. Entonces creía que si se iba del lado de Darío, podría repetirse la historia de la que tanto huía en sus memorias.

No fue hasta una noche desafortunada que Ingrid salió a comprar un par de cosas para la comida del día siguiente. Y cuando estuvo de vuelta, observó el auto de Darío parqueado afuera. Cierto miedo se apoderó de ella al entrar a la casa, pero en ninguna de las imágenes que pasaron por su mente estuvo la que vió a continuación.

La ropa de Darío estaba tirada sobre el suelo, desde el comedor hasta la entrada de la habitación. Ingrid se acercó con cuidado, sin hacer ruido, y cuando estuvo frente a la habitación, un vestido rosa tendido sobre el piso le rompió el corazón.

Ingrid se quedó de pie por unos momentos, observando la escena con la tristeza más sincera de su ser.

Lágrimas comenzaron a caer involuntariamente sobre sus mejillas.

Darío estaba en la cama, junto a Kathya.

Kathya se dió cuenta que ella estaba ahí, y se asustó tanto cuando la vió, que apartó a Darío y se cubrió con las sábanas.

Ingrid vio a Darío a la cara, con la vista nublada, pero no pudo decir nada.

Darío se quedó perplejo al verla; se había olvidado de ella cuando llevó a Kathya a su casa.

Ingrid salió de la casa, caminando con debilidad.

Un par de veces volteó la mirada para ver si Darío la seguía, pero él nunca apareció.

Ingrid no sabía a dónde ir. Si iba con la abuela tendría que explicarle todo. Si iba con la pelirroja tendría que darle la razón.

La verdad era que no quería ver a nadie. Quería compartir el dolor que sentía con su soledad.

Entonces decidió ir a la casa de la niñera. No tomó el autobús; quería tardarse todo el tiempo posible. Aquella noche no le importaron los peligros de las calles, solo evadió lo que pasaba alrededor hasta que llegó a la casa.

Cuando estuvo frente a la puerta, lista para tocar el timbre, decidió no hacerlo. No sabía qué decir, pero sabía que no podría ocultarlo más.

 

 

***

 

 

Kathya terminó con Darío después de la discusión que tuvieron cuando Ingrid se fue.

—¿Quién es ella? —Preguntó furiosa.

Darío guardó silencio, estaba pensando en Ingrid.

—¡Te hice una pregunta!

—Es mi esposa. —Susurró.

Kathya se puso de pie inmediatamente y se vistió con rapidez.

—¿Tienes esposa? ¿Y no me lo dijiste?

Darío siguió inmóvil sobre la cama.

Kathya se encolerizó y comenzó a golpearlo en la cara.

—¡Maldito! ¡Infeliz! —Gritaba mientras rompía en llanto.

Darío no se defendió.

—Me voy a encargar de que tu vida se acabe. ¡Te lo juro! —Exclamó antes de salir de la casa.

Darío no la escuchó. Estaba inmerso en sus recuerdos. Sientiéndose irónicamente culpable por lo que le había hecho a Ingrid.

Aunque ya no la amaba, sabía que no era justo herirla de tal manera. Pero ya estaba hecho, y lo único que podía hacer era buscarla para pedirle perdón.

 

 

***

 

 

Ingrid no pudo entrar a la casa de la niñera. Pero pasó las últimas horas de la madrugada junto al jardín.

Al amanecer, decidió ir a casa.

Estaba muy cansada, de modo que al subir al autobús se quedó dormida por unos minutos. Pero despertó luego de soñar con la imagen de Darío y Kathya, compartiendo la misma cama en la que ella solía dormir con él.

Cuando llegó a su destino, bajó del autobús y casi chocó con una mujer que bajó antes que ella. La mujer le preguntó a Ingrid si estaba bien al ver su semblante, Ingrid dijo que solo estaba cansada pero que ya iba a casa a descansar y después se fue.

Al llegar a casa notó que el auto de Darío no estaba, y entró estando segura que él tampoco estaba ahí.



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En el texto hay: misterio drama

Editado: 28.03.2024

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