Pasaron unas cuantas horas desde que llamé a Sam y todavía no había rastro de él. Caminé por la calle unos cuantos metros mientras esperaba. En el camino, pude ver parte de todo eso que no vi por el apuro de la situación: era un pueblo casi fantasma en donde me encontraba y hasta podría asegurar que nadie pensaría siquiera que este lugar antes estaba habitado.
Por una calle cercana, apareció un vehículo. Había mucha neblina o más bien una nube de polvo y cemento. Era indudable que se trataba de él, Sam. Me acerque lo suficiente como para que me reconociera. Al verme la cara pregunto sarcásticamente:
- ¿En qué te has metido?
-No podría decírtelo con certeza- replico Connor. -realmente no estoy muy seguro del como y el porque termine en esté lugar, pero eso es una larga historia que te contaré en detalle más tarde. Abre la puerta y déjame entrar por ahora, necesito llegar a mí departamento lo más pronto posible.
-Que gruñón eres -murmuro entre risas abriendo la puerta.
En tanto entré note que aquel auto que había traído, de un azul brillante, era un deportivo perteneciente a su padre «¿¿¿¡¡¡Acaso no podía traer un carro normal!!!??? sí como no». Desde que lo recuerdo, hace algunos años, siempre estuvo obsesionado con la velocidad, está loco, siempre corre mucho. Algún día eso le jugara en contra, solo espero que eso no lo… Apenas logré entrar y cerrar la puerta, este acelero de repente. Desparramado en el asiento trasero Connor enfurecido grito:
-¡¡Idiota!! ¡Vas muy deprisa!
Riéndose a carcajadas replico Sam.
-Vamos, pero si voy demasiado lento.
- ¿Acaso no ves el polvo que se escurre por las ventanillas? –
-No exageres- concluyo Sam- ¿no querías llegar a tu apartamento? Pues vamos ya. –dijo mientras aceleraba-
Miré por la ventana intentando olvidar lo de hace un momento. De repente noto que en el interior de auto se encontraban pequeños fragmentos de escombros ¿Será que el también estuvo cerca del bar esa mañana? Ante la duda le pregunte si sabía algo al respecto. Sam me había contado que a él también lo habían atacado, una mujer que no llegó a distinguir por el desastre que se había producido cuando se derrumbó uno de los bares cercanos al centro. Al parecer él iba a encontrarse con alguien muy cerca de allí.
Una idea rondaba por mi cabeza y era el hecho de que, ¿habría sido la misma mujer que llegué a ver cuando intentaba escapar del lugar antes que se viniera abajo por completo? No sabría si fue la misma que estuvo en ese instante o si tan solo estuvo relacionada con quien produjo el incidente. Si lo fuera, tendría muchas preguntas al respecto.
***
Luego de un rato, llegamos a mi departamento. Freno en una esquina, a unos metros de mi residencia, tras orillarse y con una risa burlona replico:
-Ves, te dije que no nos pasaría nada. Además de que llegamos en un santiamén.
- ¡Cállate! – grito Connor. - ¡por poco chocamos con cada puesto de comida a la redonda!
-Ey, pero seguimos vivos y sin ningún rasguño ¿o no? -concluyo Sam
Ignorándolo bajé lo más rápido que pude del vehículo y corrí hacia las escaleras al frente de mi puerta. Al entrar a mi departamento, todo estaba revuelto: las cortinas estaban rotas, los muebles dañados en partes, como si los hubiesen arrojado con ira. Solo al ver como quedo todo, solo trate de buscar mi celular. Busque en mi habitación a tan solo unos pasos de la sala. Ahí estaba sobre la mesa de noche. Antes de tomarlo empezó a sonar. Lo único que se me vino a la mente fue que «tal vez es Rei que tiene alguna noticia sobre Kazuo.»
Me acerque lentamente para ver quién era, al parecer era un numero desconocido. Seguramente era ella, no muchos tienen mi número. Cuando tomé mi celular para contestar un sonido sordo atravesó la única ventana que había en habitación. Mi celular voló por los aires y un dolor intenso consumió hasta el último tendón de mi mano, al verla, note que tenía una herida profunda, un agujero del tamaño de una bala del cual salía demasiada sangre. Aprete mi mano con fuerza por el dolor, pero, sin más, agarre la primera prenda que tuviera a mano para usarla como vendas. El sangrado era constante, pero aun así logre frenarlo casi en su totalidad. Estaba débil, pero de todas formas trate de ver por donde venia aquel disparo. Volteé hacia donde creí haberlo escuchado. Arrastrándome por el suelo fui hasta la ventana. A través de los restos de madera y cristal, muy cerca de allí, a unos cuantos metros de distancia, se encontraba una mujer. Aquella misma parecía la de aquel entonces, la que habia alcanzado a ver en el bar «¿cómo es que no la vi en tanto entre a la habitación?»
Me aleje lo suficiente de la ventana como para que no me viera y así salir lentamente hacia la puerta de mi habitación y luego ir directo hacia la salida. Todo eso cambio en tanto vi algo que helo mi sangre: otra chica, una joven de mirada muerta, cabello oscuro y piel pálida, se encontraba detrás de la puerta y me observaba detenidamente. Mas aterrador que su mirada era una herida lo suficientemente profunda como para atravesar mi dedo de lado a lado estaba en su hombro izquierdo. Aquel impacto fue producido por la misma bala que atravesó mi mano hace unos instantes. Sin sentido alguno del dolor, sus pies comenzaron a moverse de a un paso a la vez en mi dirección. De su espalda agarro y levanto un hacha que llevaba oculto ante mi mirada. Fría e inanimada grito ante mí:
Editado: 09.02.2022