Continuum

I

Los quehaceres de la vida, los claxons de la ciudad, los pasos intermitentes de los transeuntes, el devenir de las ciudades, los murmullos, la indiferencia, la repulsión, el desasosiego, las aves que surcan la ciudad.

Todo infería en el existencialismo de Rogelio, por tímido y acomplejado había ido a parar a un programa de recuperación. ¿Un programa? Sí, es decir que Rogelio se había desconectado de sus semejantes. El sistema lo estaba tratando de reintegrar. ¿Pero a qué lo reintegraba? A la sociedad. Hasta dónde él lo recordaba, no se había sentido parte en ningún momento, había sido un alienado.

Es un perfecto neurótico.

Pero ahora se había aproximado a las cloacas de los enfermos alcohólicos. "El alcohol es el mejor ansiolítico" dice Rosa Montero. R. como mejor le gusta que le llamen, quería caber en alguna parte. Se daba cuenta que sus buenas acciones del pasado, no le habían servido de nada. Ahora probaba la malicia. Aunado a su importante belleza, esta con la inteligencia, son dos armas que unidas en una sola, son como una bomba atómica. Era su momento.

Todo mundo lo miraba, como alguien singular, extraño, etéreo. Lo suyo no era parlotear, pero si refutaba cuando algo no le parecía, inclusive por alguien más. Ambivertido pues.

 




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