—Tengo que encontrarla, es lo único bueno que me queda en el mundo.— Gritaba mientras lanzaba al suelo todo lo que encontraba a mí paso, Simone solo me miraba con tristeza y desesperación.— Ella no debe estar muerta, no puede estarlo.— Estallé en lágrimas cuando dije esto. Ya no aguantaba más. Pero se lo debía, prometí cuidarla, nadie la apartaría de mí y le he fallado.
—Anna no es tu culpa, nada de esto es tu culpa, hiciste lo que estuvo en tus manos y creo que hasta muchísimo más.
—No, tengo que encontrarla, debemos encontrarla. Regresaremos a ese lugar y la buscaremos. Tiene que estar ahí.
— Simone desvío su mirada al suelo.
—Ann creo que deberíamos parar aquí. Llevamos semanas en esto y no hemos conseguido nada.— dijo concentrado en un punto fijo de una de las esquinas de la ya destrozada habitación.
—¿A caso te estás arrepintiendo de ayudarme? ¿O sabes algo que no me haz dicho?.—Escupí, sabía que me defraudaría en algún momento, nunca debí confiar en nadie, por eso lo había perdido todo y no dudaba de que Simone no fuese la excepción.
Salí de la habitación, mi vida se caía en pedazos y cada vez estaba más sola. Pero nada me iba a detener, encontraría a mí hermana aunque tuviese que ir en contra el mundo. No volvería a confiar en nadie. Mi mente solo estaba en ella y en descubrir todo lo que había desencadenado que esto pasara. Y juré que lo que sea que le hubiesen hecho, no iba a quedar así.
Editado: 14.02.2022