Capítulo 1:
37 años atrás.
La pequeña, bueno, no tan pequeña Salma Duff se encontraba caminando junto a su mejor amiga por una de las tantas calles de New Orleans, Luisiana. Pero ellas no caminaban por el hecho de estar perdidas, Evan, la mejor amiga de Salma quería salir de fiesta aquella noche, por lo que buscaban un antro donde puedan dejar pasar a dos adolescentes de 16 y 17 años.
—Salma, me duelen los pies. —murmura Evan.
Salma no le responde, es más, hace como si nunca su mejor amiga hubiera dicho esas palabras, ya que Evan es la menos indicada para comenzar a quejarse, debido a que en primer lugar la idea de salir fue de ella, Salma simplemente quería quedarse en su casa leyendo uno de los tantos libros que su madre le regalo para poder adelantar el nacimiento de su magia.
— ¿Tu qué opinas? —murmura Salma, el antro que se encontraba frente a ellas por alguna razón le generaba desconfianza, y mucha. —A mí no me gusta para nada, mejor vámonos.
Salma toma el brazo de su amiga y comienza a tirar de este, pero Evan ni siquiera se mueve.
— ¿Hueles eso? —pregunta Evan, Salma niega con la cabeza. —Huele delicioso, huele a menta, me encanta.
El cuerpo de Salma se tensa, Evan no era una bruja como ella, Evan era todo lo contrario, ella era un lobo y si Salma no recordaba mal, en aquellas noches de charla frente a la fogata que daba Belinda Wolf, la sabía de la manada cuando eran pequeñas, cuando un hombre lobo, siente un olor delicioso después de tener sus primeros sueños húmedos, y las mujeres después de su primera menstruación, significaba que habían encontrado a su mate, a su compañero de vida eterna... y eso era lo que le estaba sucediendo a su amiga, Evan está a metros de su alma gemela.
— ¿Vas a dejarme? —le pregunta Salma a su amiga.
— ¿Por qué dices eso? —pregunta esta con una ceja alzada, sin duda alguna Evan tenía los ojos de un color más obscuro.
—Él está cerca.
— ¿Quién?
Salma suspira, no sabe si decírselo o no, ya que si de algo estaba segura es que su amiga no se acuerda de nada de lo que hablaban frente a la fogata cuando eran pequeñas.
Evan borro todo recuerdo desde el día en que vio su casa ardiendo en llamas después de volver de una de esas charlas, desde ese día hacia atrás, Evan no tiene ni el más preciado recuerdo, simplemente su vida comenzó a los siete años, y actualmente tiene 17, un año más que Salma.
—Si esta noche, encontraras a tu mate, ¿Me dejarías sola por irte con él? —pregunta la pelinegra.
—Salma, eres mi amiga, ningún mate va a permitir que me separe de ti esta noche, y más cuando tú no querías venir y te he obligado, no soy tan mala amiga.
Salma asiente con la cabeza, pero aun así tenía miedo, tenía un muy mal presentimiento. Las piernas de la morena le tiritaban y no precisamente de frio.
Ambas amigas caminan hacia la pequeña fila que se encuentra en la entrada, rápidamente las miradas de algunos hombres que iban solos de fijaron en ellas, pero en especial en Evan, quien fue con vestido, mientras que Salma, simplemente eligió un jeans, unas bucaneras y una polera que mostraba el vientre.
—Vaya, que lindas sobrenaturales tenemos por aquí —la voz ronca de un hombre hizo que las adolescentes se sobresaltaran, no era normal que en el lado de la ciudad que fueron reconocieran su olor.
Los hombres que antes miraban a Evan con descaro ya no lo hacían, y, es más, ya nadie se percataba de ellas, aquel hombre se encontraba detrás de Evan, mirando fijamente a Salma.
— ¿Disculpa? —Pregunta Salma—. ¿Te conozco?
—Yo no...
—James deja de molestar a las mocosas.
Ahora se escuchó una tercera voz, una voz que hizo poner los pelos de punta a Evan, para la rubia aquella voz basto para poder mojar sus bragas y acelerar su corazón a mil.
—Sean, no te metas... esto es entre una linda lobita y una linda brujita.
— ¿Cómo sabes que...?
Evan no puede evitar soltar una carcajada e interrumpir a su amiga, ya que su amiga Salma esta recién comenzando a aprender todo lo necesario para diferenciar entre todos los seres sobrenaturales que existen, pero ella, por el hecho de ser una mujer lobo, solo le basta olerlo y, es más, el olor se hace más fuerte por el hecho de que aquel hombre que se encuentra detrás de la pelirroja por alguna razón se transformó en humano estando mojado en su forma lobuna, lo que desprende un olor nada agradable, incluso algo asqueroso.