Martes, 30 de noviembre, 2021.
Trevor supo que estaba en problemas en cuanto las palabras de Gabriela salieron de su boca.
— ¿Qué?— preguntó atónito.
—Eso, que quiero visitar Noche Blanca—el chico negó con la cabeza nervioso.
—No creo que sea buena idea, Gabi, verás, hay una historia detrás de la enemistad entre las dos especies de aquí, el odio que se tienen es mayor por una razón.
— ¿Y cuál es?— preguntó curiosa, nuevamente Trevor la miró nervioso.
—Heller es la razón— dijo Giuliana interviniendo en la conversación que ambos tenían en el enorme jardín la pareja. Gabriela la miró y sonrió al ver al pequeño Dracul caminar en su dirección.
—Hola pequeño— lo saludó. El pequeño la miró sonriente y la saludó en rumano provocando la confusión de la loba y un suspiro.
—Creo que deberé aprender rumano— soltó divertida— ¿Quién es Heller?— preguntó volviendo al tema con Dracul jugando con su cabello.
—Más bien quién fue— respondió la reina sentándose a su lado. Con un suspiro y una cara de pesar le dio a entender a la loba que es un tema bastante delicado.
— ¿Fue?
—Heller fue un licántropo de la manada Noche Blanca— explicó Trevor.
— ¿Y qué pasó con él? ¿Cómo fue que lo conocieron?
—Heller fue mi amigo desde que él tenía diez y seis— dijo Giuliana apareciendo con el pequeño Dracul en sus brazos, lo dejó en el suelo y el niño inmediatamente se dirigió a Gabriela, donde se quedó jugando con su cabello.
—Pensé que odiabas a los lobos.
—De hecho no siempre fue así, en un momento llegué a pensar como tú, sin embargo lo que pasó con Heller me acabó por convencer de que eran unos monstruos— Gabi la miró— con excepciones, claro está.
— ¿Qué pasó?
—Algo horrible— negó con la cabeza y la mirada seria puesta en la muralla del castillo. Con un suspiró se sentó a un lado de ellos en el suelo— fue una injusticia.
~FlashBack~
El sol pegaba duro en el bosque, las gotas de sudor caían como gotas de lluvia una tras otra mientras trataban de esquivar ramas y troncos al correr. Se sentía raro, hacía siglos que no sudaba, pero quién la culpa, ha estado corriendo desde hace cuatro horas sin parar y a toda velocidad tratando de llegar a su salvación y no solo a la suya.
—Venga Heller, más rápido— dijo teniendo de respuesta un gruñido de parte de él.
Escapar. Nunca en su larga y casi infinita vida Giuliana pensó que tendría que escapar de algo o alguien, ni mucho menos que tendría que escapar de licántropos. Pero mírenla aquí, ahí estaba, escapando por su vida.
El lobo a su lado aumentó la velocidad cuando vio lo que es la frontera del territorio Noche Blanca.
—Falta poco— dijo Giuliana aumentando la velocidad como su acompañante de escape lobuno.
Es algo extraño escapar de los lobos precisamente con un lobo de su lado, pero las cosas son como son.
Heller Petran tiene un pensamiento y filosofía un tanto avanzada para la época en la que están. Para él, al igual que para ella, ser amigo de la especie “enemiga” no es mala idea, para ellos esta guerra que comenzó para acabarse unos con otros ya debe quedar en el pasado, pero está de más decir que nadie lo cree de esa manera más que ellos.
La corrida de ambos quedó varada cuando una hilera de cinco lobos se les interpuso justo en la periferia del territorio, gruñéndoles y lanzando mordiscos al aire en modo de advertencia. La pareja quedó estática al sentir más lobos a sus espaldas, estaban atrapados, su única posibilidad de libertad estaba frente a ellos, tapada por cinco lobos furiosos y resentidos.
—Mierda—soltó Heller ya convertido en humano y franqueando la espalda de Giuliana. La chica lo miró de reojo antes de volver a mirar hacia delante, no se dio cuenta de cuándo se había transformado.
— ¿Y ahora qué?— preguntó seria y preocupada, tratando de idear un plan que los salve de esa situación a los dos. Sin embargo su única salida en este momento era nada más ni nada menos que Max, sin embargo él estaba ocupado con el supuesto ataque al castillo, ataque que es falso y solo una distracción, por ende Max no alcanzaría a llegar a tiempo. Cosa que preocupó y asusto de sobremanera a Giuliana, aun así le habló por el link entre los dos advirtiéndole de la situación. ¿Qué salida le queda? No se le ocurre nada. Heller suspiró.