Sábado, 25 de diciembre, 2021.
Gabriela mira por la ventana de su cuarto cómo el cielo se oscurece, al parecer va a nevar. Suspira. “En realidad la navidad se arruinó”, pensó.
Todo por visitas inesperadas, primero los primos Sans, luego la atrasada Stephania y ahora…Jason.
—Gabi— susurraron a su espalda.
—No estoy lista para enfrentarme a él, Trevor, no ahora.
—Lo sé, pero es algo que tenía que pasar— Gabi lo mira asustada. El chico se le acerca preocupado y la abraza con fuerza por los hombros. Los brazos de Gabriela le rodean la cintura y su rostro está oculto en su pecho— todo estará bien.
— ¿Qué pasó con él?— preguntó tranquilizándose poco a poco, sin embargo no se alejó de él, lo necesitaba cerca.
—Lo encarcelaron, está en una de las celdas— la miró en cuanto sintió que ella lo hacía— no le hicieron nada, por orden de Max— ella sonrió agradecida.
—Recuérdame darles las gracias más tarde.
—Sí—suspiró— una cosa más, él te dejó la decisión a ti— Gabriela dio un paso hacia atrás y lo miro confundida.
— ¿Cómo?
—No supieron qué hacer con él y cuando le preguntaron a Max este tampoco, no quería meter la mata y arruinar la creciente relación que tiene contigo o empezar una guerra nuevamente con Noche Blanca por matar a uno de los suyos incumpliendo su promesa, así que decidió dejarte la decisión a ti— ella asintió comprendiendo la situación.
—Aun así no me lo está dejando nada fácil.
— ¿Te dejo sola un rato?— le preguntó poniendo un mechón de cabello por detrás de la oreja de la chica, quien negó con la cabeza y volvió a abrazarlo con fuerza.
—No, quédate, si me quedo sola probablemente me volvería loca—sonrió.
—Ya lo estás ¿Cuál es la diferencia?—bromeó. Gabriela le dio un golpe en el hombro, que claramente le dolió más a ella que a él, sin embargo el chico se hizo el dolido.
Una hora después ambos estaban sentados en la cama jugando a verdad o reto, fue la mejor manera que encontró Trevor de distraerla, cosa que la chica agradeció.
—Muy bien, ahora me toca— dijo Gabriela con entusiasmo— ¿Verdad o reto?— preguntó, sin embargo el chico no alcanzó ni a responder cuando la puerta se abrió de golpe dejando ver a un preocupado rey— Max ¿Pasó algo?
—Es el lobo, se escapó, ninguno tiene idea de donde mierda está— Gabriela suspiró.
—Te está buscando— le dijo Trevor, ella asintió.
—Lo sé— volvió a suspirar— iré a hablar con él—trago duro, se paró de la cama y a paso decidido caminó hasta la puerta.
—No sabemos dónde está— le recordó Max.
—No es necesario, él me encontrará a mí— dijo antes de salir por la puerta. Max miró a Trevor quien simplemente tenía los brazos cruzados y la frente arrugada de preocupación y enojo.
— ¿Estás bien?— le preguntó. Trevor negó con la cabeza.
—No, cuando por fin estoy conquistando a Gabriela, cuando por fin ella se está olvidando de Jason el muy idiota aparece— suspiró frustrado, pasó su mano con desesperación por su cabello y se paró de un salto de la cama echando palabrotas al aire.
—Tienes miedo— confirmó Max. Inmediatamente Trevor se deja de mover, agacha la cabeza y, dándole la espalda a su primo, apreta los labios— tienes miedo a que todo lo que habías logrado…— él lo interrumpe.
—Desaparezca— dice finalmente dándose la vuelta y mirándolo a la cara, con los ojos inyectados en pánico, la mandíbula apretada y los puños cerrados con fuerza— que quede todo en la nada, que todo lo que había sentido por él alguna vez vuelva y se la lleve de nuevo—suspiró— no puedo pasar por eso otra vez, Max, no puedo verla irse con otro nuevamente.
—No lo hará, no se irá con él.
— ¿Y cómo lo sabes?
—Porque te quiere a ti, Trevor— le sonríe tratando de calmarlo— ustedes dos no se han dado ni cuenta, pero el resto de nosotros sí. Gabriela ya no te mira como lo haría una amiga a su amigo y para qué decirte tú, que nunca la has mirado de esa forma.