Martes, 03 de enero, 2022.
—Te ves bien— le dijo Jason a Gabriela en cuanto la cámara la apuntó.
—Tú te ves horrible— bromeó— ¿Qué pasó anoche? Estás todo destartalado ¿Y esas ojeras?
—Han pasado cosas—sonríe— Lamento no haber estado ahí ayer—se disculpó.
—No te preocupes, se veía que estaban ocupados— responde, un escalofrío le recorrió la espalda al recordar el aullido de anoche— ¿Qué estaba pasando?— Jason desvió la mirada y luego volvió a mirarla sonriente.
—Como dije, han pasado cosas—suspira—pero ahora los importantes son ustedes ¿Cómo salió todo?—Gabriela arruga la frente y a pesar de su curiosidad no volvió a preguntar.
—Realmente todo salió estupendo, Spencer es una criaturita realmente hermosa— el chico instantáneamente sonrió.
— ¿Lo llamaste Spencer?— le preguntó totalmente divertido.
—No te entusiasmes, Thomas sigue en su nombre— sonrió. Desde la venida de Jason la última vez, discutieron el nombre de su hijo durante un mes, al final Spencer y Thomas eran los nombres escogidos, sin embargo Gabriela prefería que Thomas fuera en primero y luego Spencer, en cambio Jason lo quería al viceversa.
—Admite que suena muy bien Spencer Thomas Night.
—Bueno, Trevor digo que sonaba mucho mejor Thomas Spencer Night.
—No, ya es tarde, ya quedó como Spencer Thomas, así que, que ese chupa sangre no se meta— bromeó.
—Vengo recién entrando y ya llueven insultos contra mí.
—Holaa— Gabriela le sonrió. El chico se acercó.
—Hola—y la besó. Por unos cinco segundos solo fueron ellos dos, nuevamente, hasta que…
—Ugh, dan asco— bromeó, inmediatamente la pareja rio.
—Mata pasiones—le responde Trevor— oh, hermano, te ves mal— Gabriela ríe mientras que Jason pone los ojos en blanco.
—Sí, sí, lo sé, ya me lo han dicho— dijo refregando sus ojos con una mano. El chico está completamente desaliñado, tiene el cabello alborotado, está sudado, con unas ojeras del porte del monte Everest dado vuelta, los ojos los tiene achinados e hinchados, sus labios están secos a simple vista. Se le nota que está cansado, totalmente agotado, sin embargo a primera hora de la mañana Jason llamó a Gabriela para saber cómo estaba ella y su hijo.
Por un instante, Trevor, pensó en recriminarle a Jason el no haber estado presente el día del parto, de verdad que estaba muy enojado por eso, sin embargo, al verlo tan demacrado la idea de que en realidad sí estaba realmente ocupado.
— ¿Y Spencer?— preguntó Trevor cambiando el tema que evidentemente no le gustaba hablar a Jason.
—Le están haciendo un chequeo, pero ya viene por ahí— responde Gabriela e inmediatamente unos segundos después entra la enfermera con Spencer en la cuna.
—Está muy bien, pasó bien la noche—sonríe la enfermera al entregarle a Gabriela su hijo. La chica tomó a Spencer en sus brazos y le sonrió.
Trevor por su parte apuntó la cámara a Spencer y Gabriela. Jason quedó pasmado al ver cómo su hijo apretaba el dedo índice de su madre y está le sonreía a él y a la cámara.
—Jason, te presento a Spencer, tu hijo— inmediatamente el mencionado comenzó a llorar en silencio mientras posaba una sonrisa gigante en su rostro. Casi por arte de magia su rostro demacrado comenzó a brillar. Tragó en seco antes de hablar.
—Es…increíble— fue lo único que logró decir mientras no despega la mirada de la imagen que muestra la pantalla de su computador frente a él.
La habitación quedó en silencio, Jason simplemente no podía hablar, tiene un nudo en la garganta tan grande que apenas puede tragar saliva sin que le duela la garganta, está totalmente feliz. Trevor por su parte miraba al bebé en los brazos de su amada y comenzó a soñar con que alguna vez fuera su hijo el que ella tuviera en sus brazos. Y Gabriela, bueno, ella no le quita los ojos de encima a su hijo.
—Jason, parecer Magdalena— se burla Trevor, sin embargo su broma no la hace con malas intenciones, si no para apaciguar el emotivo momento, de lo contrario él mismo se pondrá pronto a llorar. Jason lo mira de mala manera, respiró profundo, secó sus lágrimas con el dorso de su mano y sonríe.