Contra Todo

Epílogo

Martes, 02 de enero, 2042.

 

Los años pasan increíblemente rápido, las penumbras del pasado quedaron ahí precisamente, donde deberían estar, en el pasado. Ya casi no se habla de lo que pasó hace aproximadamente veinte años, y aunque todavía la imagen de Giuliana sigue presente al menos ahora ya es más fácil hablar sobre ella.

Las expectativas de lo que Dracul se podrá convertir son extremadamente altas, sin embargo al chico de, ahora, casi veinticinco años lo que menos le importa es llenar esas expectativas. El chico ha crecido muy bien, los miedos de lo que podría cambiar en él con la muerte de Giuliana quedaron atrás cuando el pequeño siguió sonriendo como siempre. Fue un alivio tremendo para todos que Dracul, a tan solo la edad de diez años, lograra decirles a todos que él jamás olvidaría a su madre, ni que falleció protegiéndolo a él y a Spencer, y mucho menos cuánto le gustaba a su madre que él fuera un niño alegre.

Ahora, años después, el pequeño niño humano ya es todo un hombre vampiro. Reemplazó sus hermosos y risueños ojos cafés por unos misteriosos y encantadores ojos rojos. Su estatura alcanzó fácilmente a la edad de quince años el metro ochenta centímetros, aumentando su estatura hasta el metro ochenta y siete centímetros. El parecido con su padre es gigantesco, verlo crecer fue como ver la línea del tiempo de Maximiliano, sin embargo, contrastando completamente con la personalidad de su padre, Dracul es mucho más risueño y comprensivo que el terco de su padre. Con Giuliana comparte, aparte de su sonrisa, su ideología, es tan determinado como ella y tan o más risueño que ella.

Para Max es un orgullo ver a su hijo crecer cada día y aunque casi se desmayó cuando a la edad de veintidós le dijo que no planeaba ser rey lo ama con todo su corazón.

Por otro lado, Dracul no es el único que ha crecido excelentemente. Spencer Night, este mismo día, cumple Veinte años. El chico ha crecido, al igual que Dracul, con las virtudes de ambos padres. Ojos azules, cabello castaño, piel morena y una altura envidiable para cualquier persona común y corriente. Con la energía y fuerza de su progenitor, y el carisma y empoderamiento de su madre. Fue criado como un Alpha a pesar de no pertenecer oficialmente a su manada.

— ¡Feliz cumpleaños chucho de cuarta!—dijo Dracul apenas vio a Spencer caminar por el pasillo en dirección al comedor. Pasó un brazo por sobre sus hombros y lo abrazó de esta forma. Spencer lo miró sonriente.

—Gracias, chupa sangre asqueroso— le contestó. Estos dos se han tratado así representando su cariño desde que tenían alrededor de catorce años. Ante los ojos de todos eso es algo inmaduro y un tanto insultante. Sin embargo, para ellos dos es común y hasta agradable.

—Ustedes dos ya dejen de tratarse de esa forma ¿Cuántas veces les he dicho que no es correcto?— dijo Maximiliano viéndolos entrar por el marco de la puerta desde su silla.

—Papá, esto no es nada, nos hemos tratado peor— respondió su hijo encogiéndose de hombros como si no significara gran cosas.

—Diablos, los chicos de hoy en día no tiene respeto por nada.

—Déjalos, Max— habló Trevor desde su asiento con una sonrisa pícara en sus labios— aparte no creo que su tengas mucho derecho en prohibirles eso ¿O sí, primo?— el rey lo miró inmediatamente con una advertencia en sus ojos. Dracul los miró simultáneamente al tiempo en el que se sentaba al lado derecho de su padre— Feliz cumpleaños hijo mío—le dijo con un gran abrazo. Spencer lo abrazó de vuelta sin perder la sonrisa— te amo hijo— fue lo último que le dijo antes de separarse y darle un beso en la frente.

—Gracias, papá y yo a ti— Spencer lo sabe, saque de en realidad Trevor no es su padre biológico, sin embargo a él no le importa. Para él tiene dos padres, Trevor y Jason, y tener dos padres tan increíbles como ellos, es asombroso, a su parecer.

— ¿De qué habla?—preguntó curioso. Spencer tomó asiento en su puesto al lado derecho de Trevor.

—Ni idea— carraspeó— Feliz cumpleaños, Spencer— dijo cambiando el tema radicalmente. Trevor rio, Spencer sonrió y Dracul lo miró curioso. El rey sacó una bolsa de regalo de debajo de la mesa y se la pasó.

—Gracias, tío— respondió. Tomó la bolsa de regalo y se dispuso a abrirla, pero fue interrumpido por un estruendo repentino.

— ¡Que ni se te ocurra abrir ese regalo antes que el mío, Spencer Thomas Night!— gritó la intrusa. Sin poder evitarlo, Spencer sonrió. Levantó sus manos en el aire y se encogió de hombros.

—Bien, bien, no lo abro— dijo. Con una sonrisa la intrusa se acercó a Spencer. Una vez que llegó, lo abrazó por el cuello y con un sonoro beso en la mejilla le sonrió.

—Feliz cumpleaños, hermanote— dijo dejando una cajita de regalo frente a él en la mesa.

—Gracias, pequeña— respondió devolviéndole el beso en la mejilla— ¿Ahora si puedo abrir mi regalo?— ella asintió.

Spencer procedió a abrir la caja de regalo que le dio su hermana menos. Alessia Leilani Sans, no es nada más ni nada menos que la hija de Gabriela y Trevor. Con una cabellera rubia, una piel extremadamente clara y unos ojos amarillos, lo único que tiene en común con su madre es su personalidad, su estatura y la forma de su cabello. Físicamente, la chica de casi diez y seis años, se parece más físicamente a su padre que a su madre. Sin embargo su personalidad es idéntica a la de Gabriela, sin dejar de lado a su propia personalidad. La chica es un haz de luz donde quiera que vaya, siempre con una sonrisa radiante en su rostro, una personalidad tan amigable y un espíritu increíble. Es la luz de la familia, irradia confianza donde quiera que vaya.




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