Contra todo, incluso la distancia (ehdmh) (regalo)

Capítulo 6 : No puedo más

Jessica

Hay veces que no sé qué hacer con mi vida, días en que levantarse de la cama pesa mucho, noches en la que me pongo a pensar en si tomé la decisión correcta.

J: Ten un lindo día, mi amor 💗

—Jessica, ¿te pasa algo? —preguntó Eva mientras desayunábamos.

—No, solo estoy un poco cansada—Eva me miró un poco preocupada, pero decidió no indagar más, algo que agradecí internamente.

Estas semanas han sido un poco inestables, las tareas, las recaídas de mamá, discusiones con Joshuad, Terry, conversaciones con mi padre, no puedo más.

Mi tía se asomó a la cocina —Jessica, llegó el chofer. Tenemos que irnos.

—Voy.

Fui a buscar mi bolso y me asomé a la habitación de mamá, seguía dormida.

—Adiós Mamá.

***

El camino a la universidad no se veía tan tétrico, mi tía estaba muy animada con la música pop del momento y hablaba con el chofer sobre sus reuniones del día, de mi parte me concentré simplemente en el camino. No me gustaban los días grises ni en el clima ni en mí, ese día solo estaba en mí.

—Ten un buen día linda, te quiero.

—Igual tía.

Me dirigí al salón de mi primera clase, la maestra no había llegado, pero habían algunos alumnos. Aproveché para recostar mi cabeza en la mesa.

—Apostaría que este bolso que esta tirado aquí es de una persona que no se peina—lo miré, Diego—. Buenos días, Jessica.

—Hola.

—¿Qué pasa? ¿No te tomaste tus vitaminas hoy? —lo ignoré.

—Jessica—se sentó a mi lado—¿Qué sucede?

—No dormí bien, eso es todo.

—¿Mucha tarea?

—Digamos que sí.

—¿Quieres hablarlo? —negué. Diego me dio unas palmaditas en la espalda y decidió no molestarme ese día.

La clase pasó normal y rápido para mi suerte, pero Cami una de mis compañeras de carrera y amiga no estaba cerca asi que me tocaba estar sola un rato. 

Diego se quedó a acompañarme.

—¿No tienes que ir a otra clase? —le pregunté.

—Eso no te incumbe. Si me quiero quedar contigo o no es problema mío.

—Vale.

—Ay Dios, no te puedo ver así, ven—tomó mis cosas y prácticamente me arrastró con él, yo no estaba poniendo resistencia y la verdad no tenía fuerzas para hacerlo.

Me llevó a las gradas y pidió que me sentara.

—Habla, ¿Qué pasa?

—Nada.

—No, yo no sé nadar, habla—sonreí un poquito, ese chiste tan malo me había dado risa.

—No tengo nada de qué hablar.

—Habla.

—No quiero.

—Vale—me puso de lado y juntó su espalda con la mía.

—No entiendo nada de lo que haces Diego.

Sacó un cuaderno y un lapicero y me lo pasó con un hola escrito.

Sonreí y tomé el cuaderno.

Y le escribí un hola de vuelta.

Hola

Hola

¿Cómo estuvo tu semana?

Un poco caótica.

Te gusta dibujar

No soy buena dibujando

Quieres jugar

No suele jugar

¿Quieres que te cuente un secreto?

Soy buena guardando secretos…pero me traen problemas

¿Qué tipos de problemas?

Problemas que duelen

Todos los problemas duelen

Así es

¿Quieres que te cuente un secreto?

Dale pues

Te ves bonita con ojeras

Sonreí.

Tengo novio por si acaso.

Diego se rio.

—No te estoy coqueteando, eso quisieras.

—Ay por Dios, sé que te encanto—dije en broma.

—Encanto, pero por bruja que eres. No eres mi tipo.

—No soportas que siempre sobresalga como tú.

—Eres una nerd.

—Justo como tú.

—Pues debería saber que la tristeza influye con tu rendimiento académico.

—Influye con todo en mi vida.

—¿Problemas con tu novio?

—Problemas con mi vida—respiré—.Estoy muy cansada de todo, mi mamá me olvida por momentos y esta vez fue por mucho tiempo, tengo miedo de perderla otra vez, estoy teniendo problemas con mi novio, bueno no creo que problemas en sí, sino celos,  tengo casi 20, pero siento que me exigen madurar, saber siempre que hacer, confiar. Quiero equivocarme, quiero disfrutar, pero no puedo. Porque estoy íntimamente ligada a otras personas, amo a mi novio, pero somos tan jóvenes y con tantas cosas encima. No puedo más.

—Entiendo, ¿se lo dijiste? —preguntó.

—¿A quién?

—A tu novio, a tu familia.

—¿Qué podríamos hacer estando él allá y yo acá? Son cosas que no podemos manejar.

—¿Cómo te sientes ahora?

—Un poco mejor.

—Creo que deberías llamarlo y decirle todo lo que acabas de decir, que no puedes más.

—Admitir que la distancia me está matando, ¿para qué? Ahora mismo no podemos estar físicamente juntos— Diego se volteó y se puso enfrente de mí.

—Jessica, no te está matando la distancia. Te estas matando tú al quedarte con todo eso dentro solo para no incomodar a los demás. No puedes con todo y está bien.

—Es que tengo que poder, no puedo renunciar a todo—las lágrimas comenzaron a salir —. Esta fue mi decisión.

—No, no tienes que poder. No te culpes—Diego me abrazó—,está bien no poder a veces. Es más ni siquiera tienes porque estar aquí en clases si no te sientes bien. Está bien no saber qué hacer a veces, descansa, llora, tómate un día libre. Equivócate mujer. Dejar ir.

Hay palabras que son tan clichés que a veces nos cansa oírlas por todas partes, pero en otras ocasiones son tan necesarias.

Cuando llegué a casa ese día no lo pensé mucho y llamé a Joshuad. 

—Amor no puedo más.

—¿Pasó algo?

—Odio la distancia, odio estar pensando en ti y no poder ni siquiera tomarte de la mano, odio que mi mamá este enferma, odio estar aquí y odio odio odio odio tener que actuar como si no pasara nada cuando me estoy muriendo por dentro. Es difícil, me siento como una niña pequeña abandonada. Quiero besos, abrazos, quiero todo. Quiero cosas que no tengo. No puedo más.




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