Contra viento y marea

Capitulo 14

Porque si somos del polvo y al polvo volveremos,  si de tanto quererte un día muero. Que sean tus brazos,  que sean tus besos.

Los que me regresen al cielo.

-Clairel Estevez.

Tishan

El libro se cae al piso gracias al asombro. Embarazada,  las palabras resuenan en mi cabeza y siento que el mundo se para ,  joder,  esto debe ser una maldita broma de mal gusto,  no puede ser verdad.

-¿estas ahí?- pregunta Tadeo al otro lado de la línea haciéndome reaccionar

-envíame la ubicación voy para allá -cuelgo.

Recojo el libro y empiezo a manejar rumbo a la dirección que me envió Tadeo,  sumergido en mis pensamientos.

 ¿Cómo carajos paso esto?

 Se suponía que Silvana se cuidaba.

¿Cómo se lo diré a Adriana?

Ella me odiara cuando lo sepa,  no querrá saber nada mas de mi.

Me dejará, eso es seguro.

La desesperación empieza a atacarme solo de imaginar que Adriana decida dejarme,  llego por fin al hospital y salgo lo mas rápido que puedo.

Tomo aire y me paso las manos por la cara tratando de calmarme.

Esto se arreglara.

Debe arreglarse.

Entro a enfrentar el maldito problema de una vez por todas,  paso por recepción donde me indican el piso y pasillo al que debo ir,  cuando llego me topo con mi padre,  Marta ( la madre de Silvana y esposa de mi padre),  Tadeo y Antoni.

Marta se acerca a mi hecha una furia y me voltea la cara de una cachetada.

-Eres un maldito mal nacido-grita enfurecida-Tu y esa perra merecen morir-intenta darme otra cachetada pero esta vez detengo su mano en el aire.

-Cuida tus palabras Marta,  no te permito que te expreses así de ella

Sus ojos se oscurecen por la rabia y suelta con veneno:

-¿Qué harás?, ¿pegarme?

- No te gustaría saberlo.

-¿Serías capaz de tanto por ella?-inquiere elevando una ceja.

- Sí.

-¿Incluso de golpearme a mí, que he sido como una madre para ti?

Doy un paso mas hacia ella y todos se acercan, Antoni se pará detrás  de mi,  como si tuviera miedo de que la golpeara,  cosa que jamás haría por muy hija de puta que sea en ocaciones.

-No fuiste, ni eres como una madre, sin embargo jamás lo haría y lo sabes,  mi madre me educo bien, pero si vuelves a hacerlo tomaría medidas que estoy seguro no te gustarían en lo más mínimo-ella se cruza de brazos y me lanza una mirada retadora.

- Esa zorra te tiene embobado.

-Talvez, pero sabes es irónico que tú,  taches a otra mujer de zorra.

Mi padre aparece en el pasillo acompañado de Tadeo.

-¿Cómo te atreves a decirme de tal modo?

-De la misma forma en que tu te atreviste a llamarla así sin siquiera conocerla.

-¿Que sucede?-indaga mi padre al ver a su esposa.

-Tu hijo acaba de llamarme zorra.

-¿Y no lo eres?, ¿cómo se le llama entonces a la mujer que no espera ni los dos meses de la muerte de su supuesta amiga para cogerse a su marido?

Su cara pierde todo su color y abre los ojos de par en par por el asombro.

Jamás le había dicho nada respecto a eso a pesar de que no estaba de acuerdo con su relación pues  nunca me gusto meterme, sin embargo no dejare que hable mal de Adriana.

De mí puede hacerlo, pero no de ella.

Yo la cuidare de todo y de todos sin importar lo que tenga que hacer para conseguirlo.

Marta mira hacia mi padre en busca de apoyo,  el se acerca más a mi y cruza los brazos.

-Ya me tienes arto con tus estupideces-ladro.

-Y a mi ya me tienen rato sus intromisiones, no me casare con Silvana y ya déjenme de joder la vida.

-Eres un maldito poco hombre, no sabes como me duelen los huevos de pensar que llevas mi sangre.

Hace años sus palabras me habrían dolido en el alma, pero ya no.

Ya no buscaba su aprobación, ni mucho menos su amor.

El es de esas personas que no pueden amar a nadie más que a ellos mismos.

-El sentimiento es mutuo padre-me limite a decirle con una frialdad y desprecio tan parecidos a los que el había usado conmigo desde que tengo memoria.

- Si no vas a hacerte cargo de ella largate de una maldita vez-espero con la mandíbula apretada.

Y antes de que pudiera contestar una enfermera se acerca a decirnos que si no guardamos silencio nos sacaran aunque sea a la fuerza.

-No me iré hasta saber bien que carajos pasa-les hice saber.

Marta ríe amargamente y todos la observamos a la espera de lo que dirá.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.