Contra viento y marea

Capitulo 18

Tu amor es un atardecer aparentemente inofensivo pero experto en romper mi corazón. Corazón que si me pides que té entregue  lo hare sin dudarlo.

-Crissbell Martínez.

 

Adriana

Estaba durmiendo profundamente cuando el sonido de la puerta cerrándose bruscamente me hizo despertar para ver a mi mejor amiga como un espanto literalmente,  traía todo el maquillaje corrido,  el cabello súper alborotado,  descalza y hecha un mar de lagrimas.

Inmediatamente me acerque a ella y la abrace fuertemente,  mientras ella lloraba en mi hombro.

Le di su tiempo para que me contara lo que le pasaba porque algo si sabia muy bien y es que tenia que ver con Antoni,  estaba segura en un noventa y seis porciento.

-me engaño-confeso con voz desgarrada y las lagrimas saliendo sin parar-todo este tiempo me vio la cara.

No sabia que decir o hacer para consolarla.

¿Cómo se consuela un corazón roto?,  ¿Qué se hace en estos momentos?.

Preferí callarme y dejar que sacara todo lo que sentía.

Ella siguió llorando unos minutos más en mi hombro hasta que se separo y se limpio las lagrimas con rabia,  como si odiara el hecho de que había llorado.

-¿quieres contarme que paso?-le pregunte preocupada,  no quería verla así.

-no vale la pena-contesto con la voz apagada,  se veía cansada.

-¿estas segura?-cuestione,  no quería darme por vencida.

Ella siempre había sido muy enamoradiza pero nunca la había visto sufrir,  siempre era ella quien le partía el corazón a los demás y probablemente sea eso.

El karma le estaba pasando factura.

-sí-aseguro-me daré un baño-informo caminando lentamente hacia el. Parecía un zombi.

Me senté en el escritorio y espere que saliera pero tardo demasiado,  no supe en que momento pero me quede dormida.

Desperté y me encontraba con la cabeza apoyada en la mesa del escritorio,  me reincorpore rápidamente y busque a Luisa con la mirada.

Estaba envuelta en una bata y acostada en su cama o al menos la mitad de su cuerpo lo estaba, tenia los brazos extendidos y sus pies colgaban fuera de la cama.

La deje descansar y me dispuse a arreglarme para salir,  no tenia clases pues ya había terminado la carrera,  de hecho debía buscar un lugar para vivir porque después de la graduación tengo que abandonar la residencia pero eso seria algo que vería después, mi prioridad era saber que había pasado con Luisa.

Cuando estaba frente a la puerta del departamento golpee varias veces pero nadie abrió lo que me extraño más,  estuve a punto de darme por vencida cuando la puerta del departamento de enfrente se abrió dejando ver a una señora de unos setenta y algo de años.

-nadie te va a abrir- afirmo segura de lo que decía.

-¿Cómo lo sabe?-inquirí curiosa,  ella me evaluó de pies a cabeza por encima de los lentes.

-porque están en el hospital-aclaro haciendo que me preocupara.

-¿ha pasado algo?, ¿es grave? ¿Por qué están en el hospital?-solté exaltada casi sin respirar y ella me vio con preocupación y se acerco más a mi.

Teniéndola tan cerca pude notar como su cabello era totalmente blanco y traía un vestido rojo que parecía ser muy fino. Seguramente saldría a algún lugar.

-cálmate, si sigues así te pondrás vieja-dijo poniendo su mano en mi hombro.

Tome sus manos entre las mías y la mire con ojos suplicantes.

-por favor dígame, ¿ellos están bien?-le suplique que me dijera.

-sí-aseguro-ellos están ahí porque..

Espere que terminara pero no lo hizo,  pareció quedarse pensativa y le hice señas con la mano para que prosiguiera pero no lo hico.

-¿Por qué están ahí?-le pregunte preocupada.

Ella me miro entre confundida y avergonzada.

-no lo recuerdo-admitió bajando la cabeza. 

-¿Cómo que no lo recuerda?-cuestione.

Me estaba empezando a desesperar pero recordé esa enfermedad que le daba generalmente a las personas mayores,  esa que los hacia olvidar ciertas cosas.

Seguramente ella la padecía,  tenia alzhéimer. Tome una bocanada de aire y la deje salir,  de nada me servía alterarme.

-¿recuerda como supo que estaban en el hospital?-pregunte mucho más calmada.

Ella pareció pensarlo un microsegundo y asintió.

-el esposo de la mujer que vive en el departamento cuatrocientos tres es medico, el le dijo a ella y ella vino a verme ayer,  y me lo conto.

El departamento de Tishan era el cuatrocientos cinco, eso quiere decir que esta a dos puertas de distancia.

-gracias-dije volviendo mi vista hacia la ancianita frente a mi,  quien me sonrió dulcemente.

Sin esperar más me dirigí a ese departamento donde una mujer joven salió a recibirme y me miro frunciendo el ceño.




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