Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para para encontrarnos.
-Julio Cortázar
Adriana
El avión por fin había llegado a Los Ángeles, los pasajeros empezaban a encaminarse a la salida, menos yo, hasta cuando ya faltaba poca gente por salir me levante, pues no me gustaba estar rodeada de muchas personas, para mi era asfixiante, aunque si era para un concierto de Morat no me molestaba en lo absoluto, estaba dispuesta a sacrificarme por escucharlos en vivo a pesar de que sabia que ha menos que me saquera la lotería nunca podría estar en uno de sus conciertos, pero como soñar no cuesta nada, me imaginaba ese momento, yo con una sudadera que dijera el nombre de la banda, cantando a todo pulmón la canción De cero, con el sudor pegado en la frente y la mente en el cielo, simplemente era perfecto.
Deje mi imaginación para otro momento, baje, tome mi mochila y me dirija hacia la sala de espera, donde habían personas esperando a sus seres queridos, cuando estos llegaban los abrazaban tan fuerte como si quisieran sanar esas heridas que cada persona carga, podia sonar tonto pero siempre había creído que los abrazos pueden ser curativos, si te sientes triste, sientes que nada puede mejorar y alguien te abraza, te comparte de su energía positiva.
Es como si esa persona nos dijera que todo va a estar bien, que las cosas van a mejorar y que eso que hoy mirábamos como un gran problema en el futuro veríamos que no fue mas que solo una pequeña prueba de la vida para demostrarnos lo fuerte que se puede ser, aunque ni nosotros mismos lo creamos.
- Adri- gritaba Luisa mi mejor amiga, sacándome de mis pensamientos, levanto su mano para que pudiera verla entre la gran cantidad de personas que estaban en el lugar.
Me sonrió como siempre lo hacia, de oreja a oreja, tenia sus ojos maquillados con un delineado que le realzaba el color ámbar de los mismos y traía su cabello laceo hasta los hombros en una coleta de la que algunos mechones se escapaban cayendo sobre su frente dándole un toque más humano pues su belleza parecía casi angelical y apostaba que su cuerpo si cumplía con los noventa, sesenta, noventa, de hecho Derek tendía a compararme mucho con ella en uno de sus múltiples intentos por bajar mi autoestima pero la verdad es que nunca llegue a tenerle ni un poco de envidia pues para mi era como mi hermana.
Me apresure a llegar hasta ella y la abrace fuertemente, sintiendo el exquisito aroma de su perfume, la extrañaba mucho.
- gracias por venir a recogerme pero, podría irme sola- digo al separarnos.
Ella me volteo los ojos y hizo un ademán con la mano restándole importancia.
-de eso nada, no iba a dejar que mi mejor amiga se fuera en un taxi hasta la residencia, eso jamás- aseguro.
Me tomo del brazo para empezar a caminar hacia la salida del aeropuerto.
- ¿porque solo traes una mochila de equipaje si aun te falta todo un trimestre para terminar la Universidad?- pregunto intrigada.
Suspire y pensé, si no le contaba lo que había pasado no me de dejaría en paz, fije mi vista en la salida y empecé a contarle:
-Lo he dejado con Derek, nos peleamos y me fui tomándome solo la mochila- le explique encogiéndome de hombros tratando de no darle mucha importancia.
Ella se paro en seco, me miro con la boca abierta y los ojos como de la sorpresa.
- ¿me estas jodiendo?- cuestiono y negué con la cabeza- parecía que le alegraba el hecho de que terminara con el y así era, ella muchas veces me aconsejo que lo dejara pero nunca lo escuche- pues la verdad me alegro, ese cabron no te merece pero dime que al menos le has pateado las pelotas.
Asentí con la cabeza algo divertida, ella siempre sabia como sacarme una sonrisa en los peores momentos.
-lo hice pero la verdad es que no quiero hablar más de el, no vale la pena.
Asiente y seguimos caminando, cuando creí que hasta ahí había terminado la conversación ella volvió a hablar:
-seguramente la tenia chiquita-dijo en un susurro apenas audible.
Me atraganto con mi propia saliva y los ojos apunto de salírseme.
-LUISA- le grite haciendo que varias personas que pasaban cerca de nosotras se nos quedaran viendo.
Ella levanta las manos en señal de rendición y sonríe inocentemente.
- ya, me callo-prometió, simulando que cerraba un zíper invisible en su boca.
Estábamos a unos cuantos pasos de salir cuando ella volvió a hablar, haciendo que casi riera, ella no cambiara nunca.
- ¿te acuerdas del chico que te conté, el que había conocido en las vacaciones?-inquirió y la mire a la cara, lo recordaba, cuando hablábamos por teléfono estaba muy emocionada, no paraba de hablar sobre el.
-si, ¿que ha pasado?-quise saber, ella me sonrió aun más y pude ver un brillo especial en su mirada.
- pues que somos novios-confeso.
Le dedique una sonrisa sincera y me pare para abrazarla, estaba muy feliz por ella, tenia tiempo que no tenia una pareja formal, solo chicos con los que salía por una noche y talvez este seria el indicando por así decirlo.
- en hora buena Lu, me alegro mucho por ti-le felicite tras separarnos- aunque ¿no crees que vas muy rápido?.
Ella me dio las gracias y seguimos caminando.
-claro que no, este es el bueno-aseguro sonriente-por cierto tiene dos primos que no están nada mal- dijo y yo me reí de su actitud- hay uno que se llama Tadeo y esta soltero, no es feo, tiene lo suyo pero la verdad, yo creo que haces mejor pareja con el otro pero, es están cerrado que no le he podido sacar mucha información sobre su vida personal, con decirte que hasta me ignora-me conto haciendo un mohín al final- y no quiero preguntarle a Antoni porque seria raro creo-hizo una mueca de desagrado.
Rodé los ojos y me abrace a mi misma, estaba haciendo algo de frio, volví mi vista hacia ella y conteste sinceramente:
Editado: 15.12.2022