Contradictorio

Capítulo 5

Erika

¡Parece que estoy soñando! ¡Esto no puede ser real!

Martín está a mi lado, llevando bolsas de la compra a mi apartamento, y además parece que ha escapado de su propia boda. Tengo que admitir que el traje le queda increíblemente bien.Recuerdo cómo me veo y me invaden las penas. ¿Acaso no podría haberme puesto un vestido para ir a comprar algo?

– ¡No te asustes, que no he arreglado nada! – le advierto a él cuando lo dejo entrar al apartamento.

– ¡Vale! – Martin lleva las compras al pasillo y deja las bolsas en el suelo. Se quita los zapatos y el abrigo, quedando en camisa. Sólo en ese momento noto un tatuaje en su cuello, parecido a un ideograma. Me pregunto su significado.

– Tráelo aquí, – le digo, encendiendo la luz de la cocina. Mi apartamento es pequeño, pero bastante limpio. Exageré al decir que estaba desordenado, aunque me sigue pareciendo que para Martin mi vivienda es casi una choza.

– Es acogedor – menciona, dejando las bolsas sobre la mesa. – ¿Vives sola?

– Alquilo este lugar, – explico. – Sí, sola. ¿Quieres café?

– Sí, asiente.

– Lamentablemente, no tengo americano. Solo café instantáneo.

– No es el fin del mundo, – Martin examina curioso mi cocina mientras yo no puedo dejar de mirarlo. En mi apartamento parece fuera de lugar... Es evidente que no creció en un lugar así, y ahora me siento como si fuera pobre. Y esta ropa, como si tuviera quince...

– ¿No me explicarás qué hacías tan tarde cerca de mi edificio? – pregunto, poniendo una taza frente a él.

– Vine a verte. Sentí una necesidad urgente de verte, – Martin lo dice como si no tuviera nada de raro en ello. – ¿No te alegra?

– Me alegra, pero... es extraño.

Quiero sentarme frente a él, pero de repente Martin me toma de la mano y me atrae hacia sí. Todo sucede tan rápido que no logro entender nada. Lo miro y me doy cuenta de que está muy cerca. Veo lo oscuros que son sus ojos, como agujeros negros...

– ¿Te asusto? – susurra Martin.

– No, – y es cierto.

– Entonces, ¿por qué tus pupilas están tan dilatadas?

– No sé.

Ahora me temo a mí misma porque este hombre me gusta muchísimo. Es como el príncipe de mis sueños. Él, tan hermoso, sentado en mi cocina, podría desvanecerse en cualquier momento.

– ¿Puedo besarte? – me hace otra pregunta que me deja desconcertada. ¿Y qué responder?

"¡Claro, bésame!"

¡Entonces pensará que soy una tonta!

Pero mientras pienso, Martin decide por mí. Cubre mis labios con los suyos y lo hace de tal manera que todos mis pensamientos desaparecen. Esto debe ser un sueño. Algo así no puede ser real.

Me doy cuenta que no debería responder a su beso, ni siquiera debería haberlo dejado entrar. Antes de eso, no debí aceptar ir a tomar café ni subirme a su coche. Yo provoqué esto, y por alguna razón no me arrepiento.

– Gatita, – exhala en mis labios y el beso termina. Mi corazón parece saltar de mi pecho y mi cara arde. Toca mi cabello y coloca un mecho tras mi oreja. – Debo regresar al hotel. Mañana está en pie. Quiero pasar el día contigo.

– Está bien, – asiento mecánicamente. Después de ese beso, ¡estaría lista para casarme incluso!

Martin me suelta y vamos hacia la puerta. Mientras se calza, espero en silencio. Toma su abrigo y se inclina para besarme. Y yo... respondo.

– ¡Hasta mañana, gatita!

– ¡Hasta mañana!

En cuanto Martin cierra la puerta detrás de él, me apoyo en ella y me siento directamente en el suelo.

¡Es para volverse loca! ¡Todo esto es real! ¡Martin es real!

Lástima que mañana regresará a Estados Unidos. No quiero pensar en ello. Cuando esté volando, entonces lloraré un poco. Pero ahora estoy muy feliz. Es como si flotara en una nube. Siento que todo lo malo desapareció, se evaporó, y solo queda él.

Creo que debo contarle todo a Nica. Seguro estará impactada. Pero a la vez, sinceramente feliz por mí.




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