Al regresar a casa, le cuento a Oli sobre mi conversación con Noé. Lógicamente, mi amiga tiene algo que decir al respecto.
– También pienso que no fue Noé. Es demasiado bajo para su estándar.
– ¿Entonces quién? – me pregunto sorprendida.
– No sé – responde encogiéndose de hombros –. Puede que simplemente haya sido una desagradable coincidencia. No hay una confirmación oficial de que alguien haya dañado el coche a propósito.
– Eso esperamos – suspiro. La verdad es que toda esta situación me asusta un poco, y también estoy preocupada por Martín, aunque no quiera admitirlo a mí misma.
Después de cenar, quiero ir a mi habitación para descansar por fin, pero alguien toca la puerta antes de que pueda hacerlo. Oli va a abrir y al minuto regresa con un ramo de flores…
– Estoy empezando a acostumbrarme a las visitas de los mensajeros – dice con una risa y me entrega las flores.
– ¿Son otra vez de Martín? – pregunto sorprendida. – ¡Pero si está en el hospital!
– ¿Y qué? Ves lo atento que es. Incluso desde el hospital se acuerda de ti – me guiña mi amiga. – Incluso hay una nota.
Y efectivamente, saco un pedazo de papel y leo el mensaje de Martín:
"Gracias por estar a mi lado cuando desperté."
Uf, ¿por qué mi corazón ha empezado a latir tan rápido?
Coloco las flores en un florero y me doy cuenta de que al ritmo que vamos, el apartamento de Oli se convertirá en un invernadero. Por más enojada que esté con Martín y por más profunda que sea mi herida, tengo que admitir que hoy mis sentimientos hacia él han cambiado.
Al despertar la siguiente mañana, me espera una gran sorpresa. Oli anuncia que la grabación se ha pospuesto debido a la investigación de lo ocurrido con el coche, y también porque el actor principal está en el hospital.
– ¿Y ahora qué hacemos? – pregunto durante el desayuno.
– ¿Qué vamos a hacer? ¡Descansar! – exclama emocionada. – Ya hace tiempo que no tengo vacaciones. ¿Qué te parece si vamos a la playa?
– ¡Me encantaría! – es realmente una buena idea. Un viaje a la playa es, sobre todo, una oportunidad para distraerse.
Nos preparamos, tomamos todo lo necesario, pero justo cuando salimos del apartamento, suena mi teléfono. Veo que es Ashley y entiendo que el viaje a la playa puede irse al traste.
– ¡Dime! – contesto justo cuando nos subimos al coche.
– ¡Erika, ayúdame! – grita por el teléfono. De inmediato siento miedo. ¿Le habrá pasado algo a Martín?
– ¿Qué sucede?
– ¡Martín se ha vuelto loco! ¡Se está preparando para irse a casa, puedes creerlo? ¡El doctor se lo ha prohibido y él no escucha! – exclama Ashley.
– Eh... – no entiendo a qué viene esto. Ya me di cuenta que Martín no cuida su salud en lo absoluto, pero... ¿cómo puedo ayudar?
– ¿Puedes venir? ¡Estoy segura de que te escuchará! – pide Ashley, y yo no sé qué responderle.
– Lo dudo – digo.
– ¡Por favor, Erika! Martín no puede levantarse de la cama con esa herida, ¡y él quiere irse a casa!
– Está bien, iré – digo, y Oli me mira con sorpresa.
– ¿Y qué significa esto? – pregunta mi amiga después de que cuelgo.
– Mejor no preguntes – me quejo. – Todo por cuenta de ese Yang. Mi vida se ha vuelto un desastre.
– ¿Te llevo al hospital? – Oli me sonríe.
– Sí, llévame – suspiro. – ¡Toca poner en su lugar a un actor loco!
Me molesta que Martín ocupe demasiado espacio en mi vida. Haga lo que haga, vaya donde vaya, él se hace presente. Tal vez algunos digan que es el destino, ¡pero yo digo que es toda su culpa! No debería haberme llamado su chica. ¡Ahora, si algo pasa, todos me buscan a mí!
Oli me deja en el hospital y ella se va a la playa. Fuera todavía hay periodistas, pero entro sin problemas. Subo al piso donde está Martín y saludo a Chris, quien está sentado en un sofá en el pasillo con una tablet en sus manos, mientras dos guardias vigilan la habitación.
– Otra vez tú – frunce el ceño Chris al verme.
– No te enojes. Yo tampoco estoy encantada de estar aquí – respondo.
Me dejan entrar sin problemas en la habitación, y lo que veo es increíble. Martín se está aferrando a la baranda de su cama y, por lo que parece, está a punto de irse, mientras su madre y sus dos hermanas le bloquean el paso.
¡Estupendo! ¡Lo único que faltaba para la imagen completa era yo!