Contradictorio

Capítulo 26

– ¿Estás loco? – digo enfadada y, pasando junto a las mujeres Yang, me acerco a él. Cuando Martín me ve, sonríe tan ampliamente como si hubiera ganado un millón.

– ¡Hola, gatita! ¿Me ayudarás a llegar a casa?

– ¡Te ayudaré a acostarte en la cama y a no mover un músculo! – respondo gruñendo. – ¿Qué pasa, no cuidas en lo absoluto tu salud? ¡Piensa en tus hermanas y en tu madre!

– ¡Bien hecho, Erika! – interviene Alison. – Creo que deberíamos irnos, y ustedes dos pueden arreglárselas solos.

¿Irse? ¿Van a dejarme otra vez sola con Martín?

No tengo tiempo de expresar mi preocupación ante tal abandono, cuando las chicas salen de la habitación y nos quedamos sólo los dos.

– ¡Por tu culpa me perdí la playa! – digo enfadada y señalo a Martín con el dedo. Él sigue de pie, agarrándose de la baranda.

– ¿Ibas a la playa? – frunce el ceño. – ¿Sin mí?- ¿Y tú qué haces aquí? - pregunto con fastidio.

Realmente me irrita toda esta situación y el hecho de que Martín y yo nos encontremos constantemente. No entiendo para qué todo esto, si somos completos desconocidos.

- ¿Me ayudas a acostarme? Algo me hace ver todo borroso - una petición inesperada de Martín me hace descartar todos mis pensamientos anteriores. Me acerco rápidamente y lo sostengo por la cintura con mis brazos.

- Apóyate en mí - digo, y Martín me hace caso.

Lo guío hasta la cama y lo ayudo a acostarse. Cuando intento alejarme, Martín me agarra del brazo.

- ¿Qué más? - pregunto con mesura.

- ¿Te gustaron las flores? - pregunta.

- Sí, me gustaron - respondo. - Ahora, ¿puedes soltarme?

- No quiero.

- Escucha, Martín, no soy tu novia y no tengo por qué venir aquí cada vez que llamas - le digo con mesura.

- Entonces, ¿por qué estuviste aquí cuando desperté? Podrías haberle dicho que no a Ashley y no venir - Martín no aparta la vista de mí y espera una explicación, pero no sé qué decirle. ¿Tal vez la verdad?

- No podía. Así soy yo, demasiado buena persona. Ayudo incluso a aquellos que me han herido mucho.

- Lo siento - frunce el ceño.

- Ahí vas otra vez - suspiro. - Será mejor que me vaya y tú prométeme que no te irás de aquí hasta que el médico te dé permiso. Tus hermanas y tu madre no merecen estar salvándote de la muerte todo el tiempo.

- Está bien - la aceptación de Martín me sorprende un poco. Pensé que volvería a hacer alguna escena, pero no fue así.

Al salir de su habitación, estoy a punto de llamar a Olya para preguntarle a dónde debo ir, pero inesperadamente me encuentro con Lia Long en el pasillo. Ella es la última persona que quiero ver, y parece que el sentimiento es mutuo.

- ¿Y tú qué haces aquí? - pregunta con el ceño fruncido perfectamente recto.

- Vine por asuntos propios - digo con mesura.

- ¿Qué asuntos podrías tener con Martín? - resopla. - Que yo sepa, no trabajas con él.

- ¿Quién te dijo eso? - me sorprendo. - He cambiado de equipo a Young.

- ¡¿Qué?! - Lia no oculta su emoción.

"¡¿Qué?!" - grita mi sentido común, que en el momento en que solté eso simplemente se desconectó. Parece que estoy tan loca como el propio Martín. ¡Qué barbaridad haber dicho eso!

- Lo siento, pero ya me tengo que ir. Tengo mucho trabajo - le sonrío amablemente y me encamino hacia la salida. Aún de lejos, puedo sentir su mirada asesina sobre mí.

Espero que Mia no vaya a quejarse a Martín. Si le dice que acepté trabajar en su equipo, ¡qué lío! ¿Cómo me las arreglaré?

Quiero creer que esa modelo no hablará con Martín sobre mí y que todo quedará en nada. Mientras tanto, finalmente llamo a Olya y ella me explica adónde ir.

- Erica, espero que entiendas las posibles consecuencias de lo que dijiste - dice Olya cuando le cuento todo. Estamos tumbadas en la playa y me siento tan feliz. Si no fuera por Martín Young.

- Lo entiendo - suspiro. - Admito que solo quería molestarla.

- Bueno, eso se entiende - se ríe Olya. - Creo que lo lograste, pero... si Lia le dice a Martín, tendrás que aceptar trabajar con él. De lo contrario, estarás lanzando palabras al viento.

- Espero que no lo diga - murmuro.

- Pero creo que lo hará - sonríe Olya. - Así que espera pronto otro ramo con una nota del tipo: "Felicidades por tu nuevo puesto, gatita", o "Creo que trabajaremos bien juntos, gatita".

Si a Olya le parece gracioso, a mí no. Solo quiero poder trabajar en paz.

Lástima que mi paz terminó cuando conocí a Martín. Y desde entonces, mi vida se torció por completo.

 

 

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