La vida de un adolescente tiene vueltas increíbles que a veces son difíciles de entender. Yo por mi parte no solo estaba viviendo los cambios normales de la transición hacia la madurez , también estaba sufriendo por los embates del amor.
Ese día jueves me fui a mi casa absolutamente aturdido, no entendía por qué Grace se había besado con Manuel si no le gusta, según Grace. Pero tampoco comprendía por qué Mónica salió arrancando después del beso que nos dimos. Llegué a mi casa y, como si tuviera un detector de estados emocionales, mi madre vio mi cara e inmediatamente me paró para saber que me pasó.
—No me pasa nada mamá —contesté de forma cortante, tratando de sacarme a mi progenitora de encima.
—Mmm, algo te pasa, yo te conozco.... ¿Y porque hueles a cigarro? —Me miró con desconfianza.
—Porque mis compañeros estaban fumando frente a mi —me la saqué con eso.
Menos mal que me había echado un chicle a la boca, así que no notó que había "fumado." La hora de almuerzo fue una fatalidad, no tenía hambre, pero tuve que comer igual ante la mirada seria y preocupada de mi madre. Luego de eso me fui a la pieza, me tiré en mi cama a pensar un poco, tratar de comprender todo lo que estaba pasando, encontrar el motivo por el cual estoy perdiendo a Grace. Creo que pasó una hora aproximadamente y mi mamá me llamó desde las escaleras.
—Hijo, te buscan afuera —me avisó.
—Dile a Victor que estoy ocupado.
—No es Victor, es Grace.
Me paré como si tuviera un resorte de la cama, me puse las zapatillas, me lavé los dientes y salí muy rápido a encontrarme con ella. Allí estaba parada en la reja de la casa, sus ojos celestes chocaron con los míos, sentí como ella estaba observando hasta lo más profundo de mi ser, el sufrimiento que estoy viviendo.
—Hola, necesito conversar contigo —me pidió.
—Está bien, hablemos —acepté la invitación sin siquiera sonreír.
Nos pusimos a la vuelta del pasaje, sentados en el cemento como era nuestra costumbre, pude percibir claramente que estaba nerviosa, porque empezó a jugar con sus manos. Tenía tanta pena, tanta rabia, pero traté de reprimir esos sentimientos para no decirle algo que pueda herirla.
—Yo sé que no debería pero creo que te tengo que dar una explicación por lo que viste hoy en la plaza —empezó a hablarme.
—Bueno, te escucho —seguí con mi actitud seria y distante.
—La verdad es que no sé que me pasó, me dejé llevar, pero lo que está pasando con Manuel es algo semiserio, no hay nada concreto aún —fue su poco convincente explicación.
Genial, ella solo se dejó llevar pero prácticamente ya están de novios con Manuel, creo que mejor debí quedarme en mi pieza en vez de bajar a escuchar esto.
—¿Pero te gusta él? —le lancé sin pensarlo dos veces.
—No sé... creo que me atrae. —respondió dubitativa.
—Si quieres empezar algo con Manuel es cosa tuya, yo estoy conociendo una chica de segundo de ventas, así que tranqui. —Me encogí los hombros.
Estaba mintiendo, hice como que me da lo mismo, pero la verdad es que me duele verla con otro tipo. Lo que si tengo que ser realista, no puedo evitar que Grace esté con otro si así lo desea. Además, yo tenía a Mónica, y esa relación no va tan mal después de todo.
—Bueno, si estás conociendo a otra suerte con eso. —Me deseó.
—A ti igual con Manuel. —Intenté sonreírle.
Creo que todo había quedado claro, ella había elegido al arrogante y popular del colegio, yo a la chica guapa y tierna. Es difícil, lo reconozco, pero Grace también ha crecido igual que yo y, para mi infortunio no estaba en sus planes de conquista, así que como dijo Miguel "sí me fijo en otra seguro me olvido de ella."
A la hora de la cena nos sentamos como familia a comer y por algún extraño motivo todos me miraban a mi, como si tuvieran ganas de decirme algo. Seguro mamá les comentó que ando medio raro. Al parecer mi madre le dió cierta autoridad a papá para que indague en su rol de cabeza de familia, que desgracia la mía.
—¿Como van las notas hijo? —preguntó mi papá.
—Recién llevamos un mes y medio de clases papá, no me han puesto notas aún. —Me indigné por su tonta pregunta,
—No sé, anda muy raro este cabro. —Se quejó suspirando mamá.
—¡¡Eso es mentira!! —me defendí.
—En la tarde llegaste tarde de la casa, ¿Donde te fuiste hijo? Llegaste hediondo a cigarro. —Me observó preocupada mi madre.
—Estaba en la plaza mirando como "Graicy" se besaba con otro tipo. Y estuvo fumando, yo lo vi —habló mi hermano por mi.
¡¡Maldito traidor!! Me había echado al agua, que ganas tenia de ahorcar a mi hermano, realmente era insoportable. Por culpa del entrometido de Javier estaba en problemas con mis papás.
—¿Es cierto eso hijo? —Empezó a perder la paciencia mi papá.
—Lo primero si, lo segundo no —fue lo único que atiné responder para apagar el incendio que estaba a punto de producirse.
Luego de eso vino la larga charla sobre lo malo que es fumar cigarro y bla, bla, bla. Nadie se compadeció de esta pobre alma que tuvo que ver como la chica de la que estoy enamorado se besa con otro. Después de eso me fui a mi pieza con la frustración de ver que a mi familia no le interesa un comino como me siento, pero parece que lo que pasó en la cena no fue suficiente para mi hermano.
—Eres un perdedor sabes, te ganó un imbécil que lo único que hace es hablarle bonito a las mujeres. Pero claro, debe ser porque tú eres más imbécil aún. —Se reía mi hermano.
—¡¡Cállate idiota!! —Empecé a perder la paciencia.
—¡¡Ay Grace, elígeme a mi y no a él por favor!! —decía en tono burlesco Javier.
Era suficiente, no iba a aguantar que Javier me humille de esa manera, así que entré en acción. En un ataque de furia y en defensa de mi honor me lancé con todo encima de mi hermano y comencé a golpearlo con vehemencia, pero como el ser irracional que soy en ocasiones olvidé que Javier, dos años mayor que yo, tiene más fuerza, así que en tres segundos logró dejarme abajo y me pegó con más furia que yo.
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Editado: 24.06.2024