Contrapartes

Decisiones que duelen


Era difícil de explicar como me sentía en la parte final de 1996, se me había abierto una ventana con Mónica, pero Daniel me había pedido que le ayudara a reconquistar a su novia. Como la situación era difícil decidí que por unos días me iba a alejar de ellos y así darle tiempo a Mónica para que le diga la verdad a Daniel y después de eso ver que sucedía con la chica de Ventas. Esos días de octubre, donde el calor empezaba a asomar con fuerza en la ciudad, yo era un fantasma que andaba para todos lados silencioso, mientras miraba de reojo como Daniel le rogaba a Mónica que no lo pateara.

—Debes estar feliz —me decía Paulina mientras miraba de reojo como la pareja discutía.

—Por supuesto que no, yo hice lo posible por ayudarles, pero ella no quiere nada con Daniel —me excusé—. Si hasta me alejé un poco para no influir en su decisión.

—Si, claro, el es un niño inocente. —Se rió de mi.

No estaba mintiendo, le dije lo bueno que era Daniel y había que reconocerlo, era un chico tranquilo y cariñoso con su novia, pero al parecer el destino quería otra cosa para todos y eso era que Benjamín se quede con Mónica, ¡¡Que lindo momento va a ser!!

—Esos dos se la pasan discutiendo todo el día. —comentó Rebeca cuando me acerqué al grupo.

—Yo digo que van a terminar —aseguró Angie.

—Yo también creo lo mismo, esa relación hace rato anda mal. —opinó Iván.

—El Cardona tiene que saber, porque él está más cerca de ella. —Me miró intrigada Johana—. Ya cuenta que te ha dicho Moni.

Todos me miraron a mi, lo más fácil era, de manera sincera, contarles que Mónica quería terminar con Daniel y me confesó que sentía cosas por mi, pero también puede ser que crean que es mentira o que van a terminar por mi culpa. Tenía que ser cuidadoso con mis palabras.

—La verdad es que Mónica anda súper callada y no dice mucho —fue mi escueta respuesta para salir de ese momento complicado.

—Mmm... no sé si creerte. —Me miró con desconfianza Angie.

—En todo caso ahora el Dani anda para todos lados detrás de la Moni —nos contó Rebeca—. Insiste que deben seguir juntos.

Yo solo traté de sonreír nervioso para desviar la atención, la verdad es que estaba esperando que ellos terminaran, aunque tampoco era tan malo como para desearle el mal a mi contendor.

—Si no aprovechas ahora no se te va a dar nunca más, yo creo. —me previno Angie.

—A mi me interesa que Moni tome la mejor decisión, que esté bien no más es lo más importante —le dije de manera sincera.

—Zaaaaaa. —Me corrió la cabeza para el lado Iván.

Para el segundo recreo salí de la sala con mis ojos puestos hacia todos lados, no quería ser tan obvio de mis intenciones con Mónica, pero al mirar hacia la derecha estaba ella afuera llamándome con su sonrisa coqueta de siempre, así que decidí que era hora de poner manos a la obra. Hasta que algo me detuvo.

—Cardona, necesito tu ayuda, estoy desesperado. —Me rogó Daniel.

—¿Con Mónica? Creo que eso tienen que conversarlo ustedes —respondí cortante, mientras con la mirada buscaba otra vez a Moni.

—Viejo, no sé que hacer y no quiero perderla.—Casi lloraba el pobre.

—Bien, veré que puedo hacer —musité desconcertado.

No sé si este tipo era ciego o no se daba cuenta que a mi también me gustaba Mónica y que estaba a punto de quitársela, por otro lado que no se dé cuenta de mis sentimientos hacia Mónica era bueno para mi, así no le iba a doler tanto cuando empiece a ser mi novia.

Para mi desgracia cuando terminé de hablar con Daniel, Mónica ya no estaba, así que decidí irme a la cancha en búsqueda de ella, en el camino divisé que Grace buscaba a alguien con preocupación, seguro era al astuto de Manuel que estaba en otra o con otra más bien. En la parte más alta de la galería estaba Mónica sentada sola, así que decidí ir a hacerle compañía.

—¿Tan sola que estás? —Me senté a su lado.

—Ni yo sé porque. —Suspiró desconcertada—. Me da no se qué terminar con el Daniel, si es tan bueno.

Y después dicen que nosotros los hombres somos loa inseguros, quien entiende a las mujeres.

—Se nota que el Daniel te quiere mucho, no sé si vas a encontrar a alguien como él —intenté animarla sonriendo.

—¿De verdad crees eso? —Levantó la mirada.

—Obvio, si no fuera cierto no te lo diría. —Esbocé otra sonrisa un poco nerviosa esta vez

De nuevo me sentía como un idiota defendiendo al que pretendo quitarle la novia sin clemencia alguna. No podía negar que, dentro de todo Daniel, a diferencia de Manu, no era un mal muchacho y si estaba con Mónica era porque realmente la quería.

—Se supone que si termino con Daniel tal vez tendríamos una oportunidad para comenzar una relación, pero de todas maneras defiendes a mi flaquito. —Me quedó observando con admiración.

—Es la verdad no más, Daniel es un buen muchacho —dije sonrojado.

—Ojalá todos fueran igual de transparentes que tú Benjamín.—Me hizo cariño en la cara—. Creo que ya sé más o menos que es lo que tengo que hacer. —Sonrió.

—¿Si? —La observé aturdido.

—Claro que si. —Me apretó un cachete de la cara.

A pesar de que era riesgoso, pero por lo menos estaba siendo sincero y eso me dejaba tranquilo, además que a Mónica le encanta que sea así. El único problema es que no le pregunté que era lo que iba a hacer, así que ahora había que esperar a que Mónica le diera el corte final a Daniel y todo sea como desde un comienzo debió ser, la chica de ventas y publicidad y yo juntos.

Mientras volvía a clases me encontré con Grace que andaba sola, era raro porque siempre va acompañada con sus amigas y con su estúpido novio. Decidí acercarme porque eso es lo que un buen amigo que no guarda ningún rencor haría ¿no?. Además que no se veía a Manuel merodeando por ahí.

—¿Que te pasó Grace? —le pregunté.

—Nada, estaba buscando a Manu ¿Lo has visto? —me consultó preocupada.

—Ni idea, no lo vi pasar la verdad —respondí —. Tal vez esté en el patio de atrás...




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