Contrapartes

Lío de faldas y amistad

 

Durante la adolescencia sufrimos cambios que nos marcan, desde la voz, pasando por los vellos y el crecimiento de los huesos, pero dentro de nuestro corazón adolescente empieza a florecer el amor y el interés por el sexo opuesto, lo que trae más de alguna dificultad. Durante los primeros días de agosto un extraño fenómeno había ocurrido. Estaba enamorado de Evelyn, ilusionado que ella me eligiera a mí en vez del Criser, pero estaba de "novio" con Rocío y no tenía idea por qué. Día martes y como era costumbre llegamos a clases. Pude divisar a Esteban afuera del colegio esperándome para entrar. Mi nuevo "noviazgo" me había dado un poco más de popularidad y me había ganado el respeto de gente que ni siquiera sabía que existía, cosa que por supuesto no era tan malo.

—Ehh, buena Cardona. —Me saludó un chico de Contabilidad que no conozco.

—Buena, buena. —Le devolví el saludo.

—Mira el Cardona, quien te viera y quien te ve, antes era un total desconocido y ahora gracias a que andas con Rocío eres el popular y queridísimo súper Cardona. —Me indicó Esteban, orgulloso de mi.

—Si no es por ti, nada de esto hubiera pasado —le agradecí.

—Por lo menos hay alguien que aprecia lo que hago por los demás. —Me miró compungido.

Yo lo miré preocupado, no lo había notado pero Esteban tenía la cara un poco demacrada, como si no hubiera dormido nada en toda la noche.

—¿Que te pasó?— pregunté interesado.

—Es mi vieja, peleamos a cada rato y ya me tiene aburrido, quiero mandarla lejos y no volver a verla nunca más. —Se quejó enojado—. Creo que me iré a vivir con mi papá mejor.

—Por lo que me contaste a tu papá lo ves de vez en cuando no más —le recordé.

—Desde que se separaron que lo veo muy poco, prefiero eso que estar peleando todos los días con mi vieja eso si —Fue su decidida respuesta.

Esteban me contó que sus padres se separaron hace un año y con su papá se veía de vez en cuando, después me contó que a veces le daba dinero para sus cosas, pero a su mamá no le gustaba mucho que recibiera algo de su padre, al parecer la situación era más complicada y había estallado.

—Mala onda lo qué pasa con tu mamá pero tranquilo, si hablas de forma calmada con ella seguro que todo se puede arreglar —se me ocurrió aconsejarle.

—Se ve difícil pero ojalá... —Suspiró.

Entramos a la sala, Victor, Iván y Miguel me miraban como si fuera un extraterrestre, era entendible porque tenía que reconocerlo, había cambiado, sin embargo ahora yo tenía el cariño y respeto que me merecía, que importa lo que piensen esos torpes.

Camine a paso muy seguro para ir a mi puesto y detrás mío estaban Allan y el Criser que me miraban detenidamente y en silencio, lo llamativo es que sus mirada tenía un dejo de admiración. Entonces vino la pregunta directa al hueso.

—Oye Cardona ¿Es verdad que te agarraste a la alcachofa? —No pudo aguantar la curiosidad Allan

—¿La alcachofa? —Fruncí el ceño sin entender nada.

—La mima de las barras, le dicen así porque el poto es lo único que tiene rico. —Se largó a reír el Criser.

—¡¡Aaahh!! Si, algo así. —Cerré un ojo.

—Bien ahí, te agarraste una buena mina —reconoció Allan.

—Con el puro cariño y preocupación que le mostré cayó rendida a mis pies. —Me jacté—. Me prefirió a mí que al loco de básquetbol —agregué orgulloso.

Sé que era mentira, pero al ver la admiración de mis compañeros al ver la mina que me "agarré" valía la pena seguir con el juego. Cuando me iba a sentar, por qué había llegado la profesora de Inglés, me agarró Paulina que también quería conversar conmigo.

—¿Es cierto que estás de novio con la mina de secretariado que está en las barras? —me preguntó sin preámbulos.

—Es difícil de explicar, ella le dijo al ex que está de novio conmigo sin preguntarme, así que creo que sí. —resumí lo que estaba pasando.

—Ten cuidado Cardona, mira que el más herido aquí puedes ser tú mismo. —Me advirtió.

—Tendré cuidado Pauli. —Le agradecí el consejo.

Después de una clase de Inglés e Historia salimos al bendito recreo, como era la costumbre subimos al segundo piso a buscar a nuestras amigas de secretariado y por supuesto a mi novia. Apenas llegamos salieron las chicas, una comiendo manzana, otra chupando un coyac, otra jugando con un lápiz y Rocío alegre de verme.

—Hola hermoso. —Se abalanzó a mis brazos apenas me vió.

—Como estás bella. —Le acaricié el cabello.

—Bien. —Apoyó su cabeza sobre mi hombro.

Pasamos a comprar algo y nos sentamos en la galería. Como era de esperarse Rocío se puso al lado mío y apoyó su cabeza en mis piernas. No sé si a ella le gusto o no, lo que sí sé es que esto era genial.

—Se ven tan lindos juntos. —Nos miraba con ternura Carmen.

—Si, aunque me engañes con mi amiga tengo que reconocer que eso es verdad... —Me hizo un desprecio Ana.

—Es que es tan tierno el Cardona. —Me hacía cariño en la cara Rocío—. Parece un oso de peluche.

—Aaaawwwww —Suspiraron Claudia, Carmen y Cynthia al mismo tiempo.

La situación era más que favorable, Rocío me había tomado mucho cariño, las amigas me tenían buena y aunque el ex de mi "novia" me miraba con ganas de clavarme al aro como si fuera una pelota de basketball, ella estaba conmigo. Sabía que todo era una falsa, pero se sentía tan real que solo quería que siguiera y no acabe nunca.

Cuando bajé luego de ir a dejar a mis amigas y mi novia nueva, me encontré con Evelyn y la Colorina que me impidieron la pasada. Houston tenemos un problema muy grande aquí.

—Así que te agarraste a la zorrita. —Me miró muy seria la Colorina—. Nunca pensé que tuvieras tan mal gusto. —Hizo un gesto de estar vomitando.

—Tanto como agarrarmela no... es una larga y complicada historia, difícil de explicar. —Traté de excusarme.

—Bueno, si estás con ella es cosa tuya, pero tiene mala fama la mina... —fue la advertencia de Evelyn.

—Veré que hago al respecto. —Les aseguré.




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