Londres, 20 de noviembre.
El aeropuerto olía a café y a invierno. Clara solo quería llegar a México antes de Navidad, entregar su documental y olvidar el año más caótico de su vida. Pero el destino tenía otros planes… y un vuelo retrasado.
En la fila del mostrador, alguien la empuja sin disculparse. Alto, elegante, acento británico, actitud insoportable.
—¿Siempre atropellas a la gente cuando estás apurada o soy tu víctima especial? —murmura él, sin apartar la mirada.
Clara suspira. No tiene paciencia para otro hombre arrogante.
—Solo cuando merecen que los atropellen.
Minutos después, un error con los boletos los deja sentados uno junto al otro durante un vuelo entero.
Y así, sin buscarlo, comienza la historia más absurda (y mágica) de su vida: un contrato, un beso bajo el muérdago… y un amor que ningún guion podría haber escrito mejor.