🐾 Notas confidenciales de Garbanzo, gato con experiencia emocional
Los humanos creen que el destino hace milagros.
Yo prefiero los métodos comprobables: una tos fingida, un ronroneo lastimero y ojos de víctima.
Nadie sospecha de un gato enfermo.
Nadie, excepto un chef con intuición peligrosa y una abogada con corazón blando.
Hoy empieza la Operación: Enfermito del amor.
El estudio de CulinArt olía a vainilla y tensión.
Era la primera jornada completa de grabación, y el ambiente estaba más cargado que una sartén en aceite caliente.
Los jueces discutían sobre cámaras, el director gritaba indicaciones, y Valeria revisaba contratos desde un costado del set, fingiendo que no escuchaba las bromas de Julián.
Llevaba días asistiendo a las grabaciones.
Al principio, por pura obligación, debia permanecer en el set mientras se grababa el contrato.
Ahora… no tanto.
Había algo en la energía del lugar, en los aromas, en la risa de Julián cuando improvisaba frente a cámara, que la mantenía allí más tiempo del necesario.
Garbanzo dormía dentro de su transportadora abierta, junto a la mesa de utilería. O eso parecía.
De pronto, un sonido interrumpió la concentración general:
Un miau largo, agudo y dramático.
Valeria giró con el corazón encogido.
—¡Garbanzo!
El gato estaba echado de lado, con una pata extendida y la lengua apenas afuera.
Un técnico soltó un “¡pobrecito!” y corrió por un tazón de agua.
Julián, al escuchar su nombre, dejó la batidora y se acercó.
—¿Qué pasó?
—No lo sé —respondió Valeria, agachándose preocupada—. Estaba bien hace un momento.
Garbanzo la miró de reojo, apenas. Si los gatos pudieran guiñar, lo habría hecho.
🐾 Pensamiento de Garbanzo:
Perfecto. Drama activado.
Atención completa de ambos humanos.
Siguiente paso: lograr contacto físico.
Julián se arrodilló junto a ella, tan cerca que el perfume de su jabón se mezcló con el aroma dulce de su piel.
—Déjeme verlo —dijo, tocando al gato con suavidad.
Garbanzo emitió un gemido teatral.
—Parece que tiene fiebre —murmuró Valeria, pasándole la mano por el lomo.
—Los gatos no sudan —aclaró él, divertido.
—Yo tampoco, pero esto me está haciendo transpirar.
Ella suspiró, frustrada, y lo miró.
—¿Podemos llevarlo a un veterinario cercano? El veterinario de Garbanzo esta fuera del pais, en una convención.
—Tengo uno de confianza. —Julián la miró con una sonrisa apenas contenida—. Pero está fuera de la ciudad.
—¿Fuera?
—En Bellmare, a una hora.
—No puedo ir tan lejos, tengo trabajo.
—Yo conduzco. Usted revisa cláusulas en el camino.
—¿Y si Garbanzo no mejora?
—Entonces será el primer gato en la historia con atención gourmet.
Valeria cerró la carpeta con resignación.
—Está bien. Pero si esto sale en las redes, lo demando.
—Con gusto —respondió él, tomando la transportadora—. Siempre quise ser demandado por la mujer más interesante del set.
Durante el trayecto, el auto avanzaba entre colinas bañadas por la luz dorada del atardecer valdario.
Garbanzo descansaba sobre el regazo de Valeria, fingiendo debilidad con maullidos muy medidos.
—¿Cómo puede estar tan tranquilo? —preguntó ella, acariciándolo.
—Porque es un excelente actor —replicó Julián, sonriendo de medio lado.
—¿Insinúa que finge?
—Solo digo que si abre un ojo cuando digo su nombre, pediré su autógrafo.
Valeria lo miró. Garbanzo, como si lo entendiera, cerró ambos ojos con dramatismo.
Ella reprimió una sonrisa.
—No sabe cuánto lo cuido. Lo encontré hace tres años, solo y mojado bajo la lluvia. Desde entonces, no puedo dejarlo atrás.
—No lo culpo —dijo Julián con voz suave—. Si alguien me salvara así, tampoco me separaría.
El silencio que siguió fue más cálido que incómodo.
Las luces del atardecer se reflejaron en sus rostros, y durante unos segundos, no hubo contratos, ni cámaras, ni límites. Solo ellos, el gato y la sensación de que algo estaba cambiando.
En la clínica, el veterinario revisó a Garbanzo y, tras cinco minutos, sonrió.
—Está perfectamente sano. Solo un poco consentido.
Valeria arqueó una ceja.
—¿Consentido?
—Probablemente quería atención.
Julián soltó una carcajada que atrajo miradas.
—Definitivamente es su gato.
Garbanzo los observó desde la camilla con una mirada satisfecha.
🐾 Pensamiento de Garbanzo:
Misión cumplida.
Ella lo mira distinto.
Él sonríe más lento.
Diagnóstico: química galopante.
Pronóstico: beso en menos de tres capítulos.