🐾 Notas confidenciales de Garbanzo, gato con experiencia emocional
El plan de enfermedad funcionó mejor de lo esperado.
La humana suspira más y el chef sonríe distinto.
Pero aún no hay abrazos —y eso, queridos lectores imaginarios, es inaceptable.
Hoy inicia la fase dos de mi Operación Cupido: Desastre controlado con aroma a cacao.
*****
La primera jornada de ensayos en CulinArt Studios amaneció entre luces blancas, cámaras activas y un aire de competencia que se podía cortar con cuchillo.
Valeria llegó antes que todos, café en mano y el contrato en la cartera.
Su plan era simple: mantener distancia, mantener control, mantener… todo, excepto emociones.
Julián, por supuesto, tenía otro plan.
—Buenos días, cláusula número uno —saludó al verla.
—Buenos días, infractor en potencia.
—¿Sabe que me gusta más cómo suena lo segundo?
—Sabe que eso podría ser usado en su contra en un juicio.
Garbanzo los observaba desde su caja de transporte abierta, en lo alto de una mesa auxiliar. Llevaba su nuevo collar azul y un aire de general supervisando a su tropa.
🐾 Pensamiento de Garbanzo :
“No mezclar trabajo con tentaciones”, dice.
Ja. Intentar eso aquí es como pedir silencio en una licuadora.
*****
El director anunció que probarían una escena de práctica:
Julián debía preparar un postre con un invitado sorpresa que lo ayudara a decorar.
La producción, casualmente, eligió a Valeria.
Ella frunció el ceño, pero Rocío levantó ambas manos.
—Es por contrato —dijo—. Supervisión legal en acción.
—Perfecto —intervino Julián, entregándole un delantal—.
—No, gracias.
—Demasiado tarde, abogada. En televisión no se dice “no” al glamour.
La tela blanca le cayó sobre el traje como una declaración de guerra.
Valeria se lo ajustó, resignada, mientras él colocaba los ingredientes sobre la mesa.
—Vamos a preparar un soufflé de vainilla y chocolate —anunció el chef con voz seductora.
—Excelente. Dos elementos que se hunden si se agitan demasiado —respondió ella.
—Exactamente como nosotros —replicó él con una sonrisa.
El público estalló en risas. Valeria fingió no escucharlo, pero su pulso tenía otra opinión.
*****
Mientras revolvían la mezcla, Julián se acercó para sostenerle el bol.
—No, no, así no —dijo en voz baja—. Mire, gire la muñeca con suavidad, no con fuerza.
Su mano guió la de ella.
El aire se volvió más espeso que la masa de chocolate.
Y justo entonces, Garbanzo decidió intervenir.
De un salto preciso, aterrizó sobre la mesa, golpeando una bandeja de harina que voló en todas direcciones.
Valeria soltó una exclamación, Julián soltó una carcajada y el público aplaudió.
Ambos quedaron cubiertos de blanco, con una nube de harina flotando entre ellos.
Los técnicos gritaron:
—¡Perfecto! ¡Natural! ¡Parece parte del guion!
Valeria, blanca como la mezcla, se cruzó de brazos.
—¿Esto también fue por contrato?
—No, pero deberíamos agregar una cláusula para compensación de daños por exceso de belleza.
Garbanzo, sentado entre la harina, parecía sonreír.
🐾 Pensamiento de Garbanzo:
"Objetivo: crear contacto físico y risas compartidas.
Resultado: aprobado con mención honorífica.
Nota adicional: la humana sonríe cuando cree que nadie la ve."
*****
Más tarde, cuando el set quedó vacío y el eco del día se disipó, Valeria limpió los papeles manchados de harina en su escritorio improvisado.
Julián apareció en silencio con dos tazas de té.
—No traigo café porque temí una demanda por sobredosis.
—Agradezco la consideración —respondió ella, tomando una taza.
—Por cierto… —añadió él, mirando el contrato—. ¿Dónde dice exactamente que no puedo invitarla a cenar fuera del trabajo?
—Artículo dos, inciso B. “Ninguna actividad social fuera del horario laboral.”
—Lo revisé. No dice cena. Dice salidas personales.
—¿Y cuál sería la diferencia?
—Que la mía incluiría postre.
Valeria lo miró, conteniendo una sonrisa.
—Su nivel de insistencia es preocupante.
—Su nivel de encanto, aún más.
Garbanzo, desde su bolso de transporte, soltó un maullido suave.
🐾 Pensamiento de Garbanzo: