🐾 Notas confidenciales de Garbanzo, gato con experiencia emocional
"Hay días en que todo parece normal…
y de pronto, el universo te maúlla otra vez.
Anoche fue un accidente, o eso quise creer.
Pero hoy, cada ruido del pasillo me suena a promesa."
*****
Valeria llegó temprano al canal.
Café en una mano, carpeta en la otra, y Garbanzo acomodado sobre su hombro como un pequeño rey con pelaje.
El equipo ya se movía de un lado a otro preparando la nueva jornada del concurso.
El set olía a mantequilla, a estrés y a cámara encendida.
Garbanzo, como siempre, observaba todo desde su bolsa de transporte abierta.
Hasta que escuchó algo.
Un sonido leve, casi imperceptible: un maullido que solo él pudo reconocer.
🐾 Pensamiento de Garbanzo
— “No puede ser…”
Giró la cabeza, y ahí estaba.
Moka.
Sentada sobre una caja de luces, tan tranquila como si hubiera pagado entrada.
Sus ojos verdes brillaban bajo los reflectores apagados.
Garbanzo se erizó levemente.
— “No debiste volver.”
Ella parpadeó.
—“Y, sin embargo, aquí estoy.”
*****
Valeria, mientras tanto, hablaba con Rocío.
—¿Has notado que Garbanzo anda más inquieto últimamente?
—Tal vez extraña a Julián.
—¿Por qué lo haría?
—Porque los gatos, como las abogadas, se acostumbran al caos.
Garbanzo fingió no escuchar, pero su mirada seguía clavada en Moka, que ahora caminaba entre los cables como si desfilara.
🐾
— “Te van a ver.”
—“No si no quiero.”
— “Esto es un estudio de televisión, no un parque.”
—“Entonces será mi debut.”
Garbanzo rodó los ojos (lo más cerca que un gato puede de rodarlos).
— “Eres imposible.”
—“Y tú, adorable cuando te estresas.”
🐾
*****
De pronto, un asistente se acercó con una bandeja de muffins recién hechos.
El olor llenó el aire.
Moka, sin pensarlo, saltó al suelo.
Garbanzo la siguió en pánico.
🐾
—“¡No! ¡Eso es comida humana! ¡Te van a descubrir!”
—“Solo quiero oler.”
—“Eso dijiste anoche, y te llevaste mi pescado.”
Ella lo ignoró, olfateó uno y soltó un maullido satisfecho.
—“Vainilla. Buena elección.”
—“Vainilla y desgracia, porque si mi humana te ve…”
🐾
—¡Garbanzo! —gritó Valeria, girando—. ¿Qué haces allá abajo?
Garbanzo se quedó tieso.
Moka, más rápida que una sombra, se escondió detrás de un saco de harina.
Valeria se acercó y lo cargó en brazos.
—No te alejes tanto, cariño. ¿Qué te pasa últimamente, hmm?
Él frotó su cabeza contra su barbilla, fingiendo inocencia.
— “Nada. Solo protejo la repostería nacional.”
*****
Cuando ella se alejó, Moka volvió a asomar la cabeza.
Sus ojos chispeaban de diversión.
🐾
—“Tu humana es dulce.”
— “Lo sé.”
—“Te cuida mucho.”
—“Lo sé.”
—“Entonces, ¿por qué pareces nervioso?”
—“Porque me doy cuenta de que quiero que no te vayas.”
🐾
Ella lo miró sorprendida.
Y por primera vez, Moka no tuvo una respuesta lista.
*****
El resto del día, Garbanzo permaneció cerca de Valeria, pero su mente estaba en otro lugar.
Entre sus responsabilidades y su nueva intrusa de ojos verdes, algo dentro de él empezaba a cambiar.
Cuando la jornada terminó y Valeria guardaba documentos, él se giró hacia la esquina donde Moka había estado.
Vacía.
—“Se fue.”
Pausó.
—“Y ya la extraño.”
Saltó a la silla junto a su humana, se acomodó y cerró los ojos.
Valeria lo acarició suavemente.
—¿Sabes, Garbanzo? A veces pienso que entiendes más de lo que aparentas.
—“Si supieras, humana…”
*****
🐾 Pensamiento final de Garbanzo:
> El amor no siempre llega con ruido.
A veces entra por una ventana, roba un muffin… y se va sin despedirse.