🐾 Pensamiento inicial de Garbanzo
Hoy es el día
el canal está lleno de gente con cara de pánico y sonrisas pegadas
Valeria se echó perfume como si fuera armadura
Julián revisó los cuchillos como si fueran escudos
y yo estoy aquí como siempre
gato testigo de la incompetencia emocional humana
Si todo sale bien será milagro
si todo sale mal será comedia
y yo tengo la sensación de que será ambas cosas
porque hay cámaras
y cuando hay cámaras
los humanos pierden el poco control que tenían.
*****
El programa en vivo empezó con música fuerte, luces brillantes y aplausos.
El presentador sonreía demasiado.
—¡Bienvenidos, país! Hoy tenemos el especial más esperado: Amor a fuego lento, con Julián Herrera, Valeria Duarte… ¡y las estrellas felinas Garbanzo y Moka!
Valeria sonrió, firme. Profesional.
Julián sonrió, controlado. Profesional.
Los gatos, impecables. No profesionales: superiores.
Entraron juntos. Los fotógrafos dispararon flashes.
Raúl gritaba desde producción:
—¡Cerca! ¡Cerca! ¡Sonríe! ¡Pausa dramática!
Valeria susurró:
—Esto es un secuestro.
Julián susurró de vuelta:
—Sonríe o Raúl te mete en una cápsula de rating.
Ella sonrió más.
Moka, en brazos de Julián, decidió que era el momento de ser protagonista: levantó la patita como saludando.
El público gritó “Moka”.
Garbanzo pensó que el público tenía buen gusto.
*****
📌 La primera falla técnica
Cuando empezaron a cocinar, el teleprompter se puso en negro.
El presentador se quedó sin palabras.
Valeria respiró hondo.
Raúl gritó en su audífono:
—IMPROVISA, VALERIA. IMPROVISA.
Valeria miró a Julián como si le hubieran pedido escalar un volcán.
—Bien —dijo al micrófono—. Vamos a… improvisar. Como hace Julián cuando cree que el horno lo ama.
Julián levantó la ceja.
—El horno sí me ama.
Valeria respondió:
—El horno ama a cualquiera que lo alimente.
El público rió.
Raúl lloró de felicidad.
Y así, sin guion, comenzaron a fluir.
Por primera vez, Valeria se olvidó un segundo de pensar demasiado.
Por primera vez, Julián bajó su defensa un poquito.
Se picaron. Se molestaron. Se burlaron con suavidad. El público los amó.
Dante apareció en su segmento, impecable.
—Buenas noches, Valeria —saludó con esa sonrisa—. Vienes radiante.
Valeria respiró.
—Buenas noches, Dante. Gracias.
Julián cortó una fresa con fuerza innecesaria.
Dante se acercó para mostrar un paso. Valeria inclinó la cabeza, concentrada. Dante se quedó un segundo de más.
Y ahí, la segunda falla: el micrófono de Julián quedó abierto cuando él creyó que estaba apagado.
Se escuchó, en vivo, su voz baja:
—No necesitas acercarte tanto.
Silencio en el estudio.
Valeria giró la cabeza.
Dante sonrió.
El presentador parpadeó.
Raúl gritó en producción:
—¡NO CORTEN! ¡NO CORTEN! ¡ESTO ES HISTORIA!
Valeria intentó salvarlo.
—Julián se refiere a… a la cámara. El encuadre.
Julián, nervioso, empeoró todo:
—No. Me refiero a… —se detuvo, viendo los ojos de Valeria— …la receta.
El público soltó un “oooooh”.
Valeria quiso desintegrarse.
Garbanzo pensó:
> Bien, ya se activó el modo catástrofe
*****
📌 Los gatos liberan el caos final
Justo cuando intentaban retomar control, Moka se escapó del brazo de Julián y corrió detrás del escenario. Garbanzo la siguió, porque era responsable.
Y porque sabía que si no la seguía, Valeria lo haría y se caería de un reflector.
Moka encontró una puerta con letrero “NO ENTRAR”. Eso, para Moka, era una invitación.
Entró.
Garbanzo entró detrás.
Y sin querer… empujaron un interruptor.
Las luces del escenario parpadearon.