Contrato con un Multimillonario

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––Te echaba de menos, –– dice Danil. ––Quiero invitarte a cenar. En nuestro restaurante favorito, una velada de música en directo. Seguro que lo pasaremos genial.

––Gran idea, –– respondo automáticamente y pongo el teléfono en altavoz para poder ver el reloj. –– ¡Oh no!

–– ¿Qué pasa? – Pregunta con preocupación.

–– No voy a llegar. Lo más probable es que tenga que trabajar toda la noche.

–– Para! ¿Hoy es sábado?

–– Sí, y necesito terminar el proyecto durante el fin de semana. Acabo de recibir la documentación por correo, me dirijo a la oficina. Ya sabes, mi jefe no tolera los retrasos, es importante mostrarse diligente.

Empecé a trabajar hace poco, conseguir ese puesto justo al salir de la universidad es un gran éxito. Me encomendaron un proyecto importante, y si fracaso, los próximos años voy a convertirme en una simple administrativa pasando papeles.

–– Aidarov te cargó de trabajo a tope, –– dice Danil. ––Espero que no te importe si hablo con él y le insinuó…

––Me importa, –– corté esta idea de raíz. –– Estoy totalmente en contra. No quiero que me hagan ningún favor solo porque mi novio es el jefe de seguridad de la empresa.

––Trabajas demasiado duro, –– suspira Dan. –– No puedes continuar de esta manera.

––Escucha, déjame llamarte desde la oficina. El tiempo apremia.

Termino la llamada, abro el paquete y reviso rápidamente los papeles, me aseguro de que no falte nada en el envío y dejo la documentación en el asiento trasero. Arranco el motor y me quedo en shock.

–– ¿Que demonios? –– suelto indignada.

Un enorme todoterreno negro esta justo delante de mi coche, bloqueando completamente mi salida del aparcamiento y literalmente atrapándome.

¿Cómo no me di cuenta antes? Parece que me he distraído con el paquete, luego con la llamada de Danil y este es el resultado.

En general, es difícil pasar por alto semejante coloso. Es un verdadero tanque. Pero el último par de días casi no he dormido, así que no preste atención a cómo este impresionante montón de hierro y fanfarronería apareció justo delante de mí.

Pito varias veces, pero no pasa nada.

El dueño debe de haberse ido. Hay muchas tiendas y restaurantes alrededor, o tal vez incluso vive aquí. Es una zona de élite, no me sorprendería.

Miro alrededor, sin dejar de tocar la bocina. Sin éxito. Miro mi reloj y con cada segundo que pasa me enfado más. No hay tiempo para perder. No puedo llegar tarde a la oficina por un imbécil arrogante al que no le importan las reglas de estacionamiento.

Vale, no puedes pensar así de la gente. Quizás es una buena persona y simplemente tenía prisa.

Suspiro y miro hacia atrás, luego al gigante sombrío que tengo delante, agarrando el volante con fuerza. No, el propietario de un coche tan monstruoso es claramente indiferente a todo excepto a su propia chulería. Y la matricula es especial. Tres sietes. Estoy segura que no le van a multar.

Deja de enfadarte, necesitas pensar en cómo resolver el problema.

Me doy la vuelta, calculo la distancia, pienso que es posible salir de allí. Por supuesto, es arriesgado, pero si voy despacio y con cuidado, puedo hacerlo.

Estoy casi fuera de la trampa cuando un gato negro y peludo aparece de la nada detrás de mí, se mete justo debajo de las ruedas.

Reacciono al instante.

Giro el coche en la dirección opuesta, cambio bruscamente de rumbo. El chirrido del metal es ensordecedor, piso el freno, pero es demasiado tarde.

––Maldita sea, –– susurro.

Me las he arreglado para chocar con este estúpido todoterreno. El gato pasa corriendo, agitando la cola, y me siento tentada de salir a correr tras él.

Alejarme de la escena del crimen. Es una gran idea. Eso es exactamente lo que debería hacer si no quiero estar en el epicentro de una guerra de pandillas.

Tamborileo con los dedos en el volante.

¡Mierda, mierda, mierda!

Vale. Prácticamente no toqué el tanque, mi coche sufrió mucho más por la colisión.

¿Tal vez volver atrás con cuidado y el propietario del todoterreno no se dará cuenta de un par de abolladuras? Bueno, no un par, unas pocas más. Tiene que ser un tipo duro, sobrevivirá.

Una risa histérica se escapa de mi garganta, me atraviesa un escalofrió.

Tengo miedo de imaginar cómo es el dueño de tal coloso coche. Mi fantasía dibuja la imagen de un clásico pandillero con cadenas de oro, que se abalanzará sobre mí y exigirá que pague la deuda. Espera, ¿no se quedaron estos tipos en el siglo pasado?

Cojo el teléfono y llamo a Danil. No hay respuesta.

Es demasiado pronto para preocuparse. ¿Tal vez el conductor del hammer regrese en unas horas o incluso mañana? Si hubiera estado en el coche, se habría movido cuando pite. ¿Verdad? Bueno, definitivamente saldría del coche después del accidente.

Llamo a Danil de nuevo. ¿Por qué no responde?

Puedo hacerlo yo sola. Quizás. Mi coche está asegurado.

Oigo un clic metálico.

Miro hacia delante y me quedo de piedra. La puerta del todoterreno está abierta, es la del lado del conductor. Un hombre alto y de cabello oscuro sale del coche y se dirige directamente hacia mí.

Los dedos se deslizan del volante al botón de bloqueo de puertas.

No sé por qué hago esto. Deberia salir, comentar la situación con calma como la gente civilizada. Pero de repente un escalofrió recorre mi espalda.

Vuelvo a llamar a Danil.

–– Contesta, contesta...

El dueño del hammer se detiene frente a mí, golpea el cristal con los nudillos y luego intenta abrir la puerta.

No me doy la vuelta, lo noto con visión periférica. Vuelvo a pulsar el botón de llamada y escucho otra serie de pitidos tristes. Y luego, siento como si una fuerza desconocida me hiciera girar la cabeza y mirar al extraño.

El hombre es guapo. Viste bien y a la moda. Nada de cadenas de oro. Da la impresión ser inteligente, tiene clase. Es difícil imaginar que una persona así comenzaría a pelearse con alguien en un callejón, dejándole tirado en el asfalto. No parece un pandillero. Su figura es tan imponente, que me cuesta tragar saliva por la impresión.




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