Contrato con un Multimillonario

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––¿Donde has estado?, ––dice Danil cuando nos encontramos en el pasillo de la oficina.

––Lo siento, pasé todo el domingo trabajando en el informe, –– respondo y sigo ojeando las copias impresas. ––La reunión es en diez minutos. Si sobrevivo, comeremos juntos.

––Todo ira bien, estoy seguro, –– me da un café en un vaso de cartón.

–– Gracias, –– asiento con la cabeza e inmediatamente tomo varios sorbos.

–– Cuidado, está caliente.

–– Ahora no siento nada, –– dejo caer y bebo el líquido hirviendo casi de un trago. –– Perfecto. Siento que ahora estoy realmente despierta.

–– Apuesto a que hoy celebraremos tu primera asignación importante.

–– Estoy decidida a ganar, –– sonrío y noto la mirada de Dan.

–– Maldita sea, –– frunce el ceño. – Tienes los ojos rojos.

–– Dormiré un poco más el próximo fin de semana, –– tiro el vaso y vuelvo a ojear el contenido de mi carpeta. –– Lo siento, me tengo que ir corriendo.

–– ¡Buena suerte!

Le guiño el ojo a Danil y desaparezco detrás de la puerta.

La presentación ha ido perfecta. Me preparé bien. Describí de forma breve y clara las estrategias de promoción publicitaria de un nuevo proyecto de nuestra empresa.

El complejo residencial de lujo es solo una pequeña parte de un pedido más importante. Entiendo que nadie confiará en una recién llegada para supervisar completamente esa dirección, pero estaré encantada de unirme al equipo.

–– Anzhelika Igorevna, –– su imaginación es impresionante.

Boyko es el primero en hablar. Usa un tono de intimidación y una sonrisa despreciativa.

Esto es lo que esperaba.

Sueña con eliminar a todas las mujeres del equipo, considera que nuestro lugar está en la cocina o, en última instancia, a los pies de un hombre. Sexista hasta la médula.

–– "Titi––Kaki", –– distorsiona deliberadamente el nombre de la popular red social. –– ¿O como dijo? No importa. Sí, mis hijos están metidos en esa aplicación, pero son adolescentes y definitivamente no están entre nuestro público objetivo. ¿Realmente propone comprar publicidad a esta página web? Entonces debería ir a trabajar para nuestros competidores. Los destruirá desde dentro.

Sabía que lo haría. Lo sabía. Me esfuerzo mucho por no mostrar emoción, vuelvo a las diapositivas.

–– El análisis de la audiencia muestra lo contrario, –– digo tranquilamente. –– Sí, en los inicios de la plataforma predominaban los usuarios menores de 18 años, pero hace dos meses el público objetivo de la plataforma cambió drásticamente. Los blogueros populares obtienen contratos millonarios de grandes anunciantes. Y ya no es simple entretenimiento para niños.

–– Yo mismo le hare este análisis, –– se ríe Boyko. – Alboroto informativo. Este basurero morirá antes de fin de año. Y los niños se olvidarán rápido de él.

–– Los hechos demuestran lo contrario.

Abro varias diapositivas nuevas, pero es inútil explicar hasta las cosas más simples a alguien que no quiere escuchar nada.

–– Tonterías, –– dice Boyko. – Necesitamos métodos clásicos de promoción. Nuestros clientes potenciales no tienen tiempo para juguetes y videos estúpidos. Ellos no pasan el rato allí.

– Mientras nos ceñimos a estrategias obsoletas, los competidores ya están ofreciendo contratos a los blogueros.

La siguiente diapositiva solo confirma mis palabras.

–– Imbéciles, –– resopla Boyko. –– Bueno, que tiren su el dinero por el retrete.

–– El rapero Kastet se convirtió en el rostro de su marca.

–– ¿Este descerebrado? –– frunce el ceño con desprecio. –– Sí, salió en todos los periódicos, también los idiotas se arrastraron por los canales de televisión.

–– Publicidad adicional.

–– ¿Y qué? ¿Quién necesita una reputación así? Construimos casas de lujo, no chozas para drogadictos.

Abro la última diapositiva, que muestra el éxito que podría ser nuestro.

–– Los indicadores baten los récords, –– digo. – La opinión personal no debe afectar la efectividad de nuestro trabajo.

–– Perfecto. Contratemos la publicidad a este ... ¿cómo es ... Kastet? –– se ríe.

–– Ya no podemos contar con el. Tiene un contrato exclusivo.

–– ¡Jodidamente valioso!

–– Sugiero encargar anuncios de varios blogueros cuyo público nos convenga. Ahora es la última oportunidad de tomar la iniciativa. Mañana será muy tarde.

–– Qué demonios...

–– Suficiente, ––interrumpe Aidarov.

Boyko se calla inmediatamente.

–– Buen trabajo, ––concluye el director jefe. –– Lastima, no puedo asignarle a este proyecto, Lika. Pero surgió una tarea más interesante. Un acuerdo de mil millones.

Mira el teléfono y se levanta.

–– Señores, les presento a nuestro nuevo cliente.

Es raro. Aidarov nunca invitaba a los clientes a una reunión, ni siquiera a los más importantes.

– Lika, estará a cargo, – continúa el jefe. –– Puede nombrar el equipo hoy mismo.

Me cuesta tragar el aire.

Mil millones. Él dijo: un contrato por mil millones. ¿Sí? ¿Escuché mal? Y ahora me nombra de jefa y me permite reclutar el equipo.

¿Tanto le impresiono mi presentación publicitaria?

Aidarov abre la puerta y llama al invitado a pasar a la sala de reuniones. Y apenas tengo tiempo de agarrarme al borde de la mesa más cercana, para no desplomarme de la sorpresa.

Los ojos azules me miran a la cara. Salvajemente. Ávidamente.

El jefe dice algo, pero el latido desbocado de mi corazón ahoga todas sus palabras.

¡¿Qué demonios?!

–– Estoy preparado para una larga y agradable colaboración, –– la voz ronca se enrolla alrededor de mi garganta.

Gleb, maldita sea, Alexandrovich se acerca, aprieta mi mano con la suya, rocía con fuego.




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