Contrato con un Multimillonario

=12=

–– Estoy listo para empezar a trabajar ahora mismo, ––dice.

Tiene una mirada insolente. Me desnuda con la vista, inmediatamente queda claro: este hombre piensa en el trabajo en el último lugar. El bastardo me compró. El contrato sólo es una excusa.

Para. ¿Es un completo psicópata? Gastar esta inmensa cantidad de dinero solo para pasar más tiempo conmigo. Me parece un capricho demasiado caro.

¿Y por qué no? Los ricos tienen sus singularidades. ¿Quizás decidió combinar negocios con placer? Logra el objetivo. Invierte en nuevos negocios.

Intento calmarme, pero no lo consigo. No puedo imaginar las emociones se estarán reflejando en mi rostro. Adentro de mi asola una verdadera tormenta.

Aidarov se dirige a mí, pero no puedo entender lo que dice, solo capto palabras individuales. Parece estar preguntando si estoy bien.

–– Está pálida, ––dice el jefe. –– ¿Va todo bien?

–– La propuesta es muy repentina, –– fuerzo una sonrisa. – ¿Si le he entendido bien, tengo el control total sobre este pedido?

––Así es, –– asiente Aidarov. –– Estoy seguro de que lo hará muy bien. La presentación de hoy es la mejor confirmación de su visión para los negocios. Su único jefe será el Sr. Volkov.

¿Quién es este?

–– Ya puedo sentir que nos vamos a llevar bien, –– lanza Gleb Aleksandrovich.

Su sonrisa torcida revela su naturaleza animal.

Claro. Es él. Lobo. Bueno, ese es Volkov*. Este apellido le queda perfecto. Un depredador frio y peligroso.

*El apellido Volkov en traducción literal del ruso significa “del lobo”.

Me salté la parte cuando Aidarov lo presentó. La sangre me latía con demasiada fuerza en las sienes.

Vale, deja de temblar. Tienes que concentrarte, de lo contrario, un poco más y te vas a desmayar ante la alegría de Boyko.

La imaginación dibuja cómo mi colega se regodea.

–– Siempre dije que a las mujeres no se les puede encargar un trabajo serio, ––dice burlonamente. –– Esta chica arruinará cualquier proyecto. Mejor nominadme a mí.

Sacudo la cabeza, alejo la estúpida visión e involuntariamente me estremezco cuando veo a Boyko cerca.

–– Gleb Alexandrovich, –– una sonrisa complaciente florece en sus labios, y su voz está saturada de notas halagadoras. –– Estoy muy contento de que haya elegido nuestra compañía. He estado en este negocio durante mucho tiempo. Acumule muchos contactos a lo largo de los años, así que escuché que está explorando diferentes opciones, decidiendo dónde invertir. Mi experiencia me permitirá convertirme en una parte valiosa del equipo, porque yo...

––Angélica se dedica a las cuestiones técnicas, ––interrumpe Volkov con frialdad.

Pasa su pulgar por el interior de mi palma, y solo ahora me doy cuenta: el hombre todavía sostiene mi mano.

Rápidamente corto el contacto recogiendo la carpeta de la mesa.

Boyko se congela con una mueca dolorosa en su rostro, pero estoy tan tensa que no siento satisfacción por su estúpida actuación.

–– Pueden discutir el plan de acción ahora mismo, dice Aidarov. – Lika, te quito todas las tareas rutinarias. No tiene sentido distraerse cuando está en juego un proyecto de tanta importancia.

–– Muéstreme dónde está su oficina, – su voz ronca me enfurece hasta la locura.

Volkov entrecierra los ojos, inclina la cabeza hacia al hombro. El muy bastardo se deleita con mi reacción.

–– Sígame, ––respondo, y avanzo hacia adelante.

Tonta. Realmente creía que me dejaría en paz. No usé el teléfono ni el coche. Me trajeron el coche a casa, pero no me acerqué a él. Decidí que algún día el desgraciado recuperaría el regalo. ¡Nada de eso! Está avanzando aún más.

En mi cabeza están merodeando pensamientos sobre mi renuncia, pero entiendo que no haré nada, no pondré en peligro mi carrera.

Entro en mi oficina.

–– Siéntese, –– le digo con frialdad.

Nuestra comunicación va ser estrictamente laboral. Nada de informalidades. Desde en este momento estoy bajo mucha presión. Dios. Nunca me asignaron semejante tarea en mi vida.

Me siento en la mesa, hojeando furiosamente la documentación. Mis dedos tiemblan ligeramente. Aparto la vista de los papeles.

El lobo está de pie apoyando la espalda contra la puerta cerrada. Sonriendo, me mira con ojos ardientes.

Maldita sea. No "lobo", sino "Volkov".

Se parece demasiado a un animal salvaje. Esto me confunde y me desconcierta. Su fuerte energía me cohíbe.

Pero es trabajo. Solo trabajo.

Lo voy a conseguir.

–– ¿Qué plan tiene para la construcción?, ––digo tranquilamente. Al menos en términos generales. En que consiste el proyecto. Lugar. ¿Qué es lo que desea obtener?

Volkov se aparta de la puerta, avanza con paso lento, se inclina, apoya las palmas de las manos sobre la mesa y exhala, casi tocando mis labios:

–– Te deseo.

–– Es cosa tuya, ––interrumpo en un tono gélido. –– Quero decir – cosa suya, Gleb Alexandrovich. Mantengo la distancia con los clientes. Es necesario poner límite entre el trabajo y la vida personal.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.