Contrato con un Multimillonario

=19=

El primer día de trabajo va sorprendentemente bien. Por supuesto, estoy esperando alguna trampa. Es difícil de creer que Volkov renunciaría a su maniática idea de obtener un nuevo juguete para la galería de sus victorias. El depredador aguardará y atacará cuando me relaje. Pero por el momento, puedo respirar y trabajar con tranquilidad.

Nos comunicamos solo sobre los temas del proyecto, visitamos varios sitios en diferentes áreas, evaluamos el terreno.

Incluso estoy empezando a disfrutar con el proceso. Es un trabajo importante de mucha responsabilidad. Todo esto me inspira a dar lo mejor de mí. Estoy dispuesta a hacer todo lo posible por el éxito del proyecto.

Todavía queda por entender ¿qué pretende hacer Volkov exactamente? ¿Qué edificio quiere construir? ¿O incluso plantea hacer un complejo?

Aunque, dada su naturaleza aventurera, este hombre es capaz de decidir en el último momento.

Un par de veces me doy la vuelta bruscamente, como si sintiera una mirada, pero capto la mirada de otra persona.

Volkov no me mira. Esta con su móvil, habla con su asistente por teléfono, lee documentos.

Justifico mi reacción por el sobreesfuerzo. El estrés te puede jugar una mala pasada.

–– Última parcela por hoy, ––digo, revisando la lista. Mañana tendremos tiempo para ver más. Todas las reuniones están programadas en la misma área.

–– Excelente, ––concluye Volkov, y se dirige hacia adelante.

Cerca de la puerta nos encontramos con una pareja inusual. El joven, que claramente está preocupado, instantáneamente se pone rojo, tiembla. Y una rubia muy llamativa. Alta, bronceada, con el cuerpo perfecto. Ella sonríe, mostrando una sonrisa blanca.

–– Gleb, qué sorpresa, ––dice la chica. ––Nunca pensé que nos encontraríamos tan pronto. ¿Ha decidido invertir en la capital?

Volkov se limita a un saludo seco.

–– ¿Quién nos mostrará la parcela? –– va directo al grano.

La rubia con un gesto impaciente ordena al chico que abra y luego me mira.

–– Gracioso, viniste con tu asistente. Recientemente también contraté a Pavlik, y él...

–– Anzhelika Igorevna lidera mi proyecto.

–– Encantada de conocerle, ––dice la rubia, y luego se vuelve hacia el chico. –– Pavlik, muévete ya. ¿Te queda mucho?

Esta visita resulta ser más corta que todas las anteriores. Volkov no hace preguntas, él mismo estudia los puntos clave.

Tomo las notas necesarias, involuntariamente trato de animar a Pavel, pero el pobre hombre sigue temblando, apenas presta atención a mis palabras.

–– ¿Puede pasárselo? ––pregunta el chico de repente y me entrega una tarjeta de plástico negro. –– Bueno, a vuestro Gleb ... Alexandrovich.

–– ¿Qué es? –– Arrugo la frente.

La tarjeta parece la de descuento, pero no tiene ninguna marca de identificación. Ni una sola inscripción.

–– Él lo entenderá, ––traga Pavlik.

–– Entonces dáselo tú mismo.

–– Me va a mandar a freír espárragos, –– casi gime. –– Y esta zorra... me despedirá en un instante. En un abrir y cerrar de ojos. Por favor, le pido.

–– No, esto tiene que hacerlo usted mismo.

Volkov y la rubia se dirigen hacia nosotros, Pavel mete la tarjeta en mi bolso y luego se da la vuelta como si no hubiera hecho nada.

Estoy lista para delatar a este chico histérico, pero se ve tan patético que me quedo sin palabras.

– ¿Ha terminado, Anzhelika Igorevna? ––pregunta Volkov.

–– Sí.

–– Entonces no hay razón para demorarse.

–– ¡Nos vemos, Gleb! ––dice la rubia.

Él solo asiente en respuesta.

–– Pavel me pidió que se la diera, y cuando me negué, metió esta tarjeta en mi bolso.

Le entrego ese extraño "encargo" de camino al coche. Volkov coje el rectángulo negro y me mira como si esperara preguntas. Pero guardo silencio y el hombre tira la tarjeta como si fuera basura.

El camino al hotel trascurre en silencio, así que escribo un borrador del informe en mi tablet.

–– Mañana comenzaremos una hora antes, ––dice Volkov. –– He añadido una parcela más para inspeccionar.

–– Bien.

Salgo del coche y me quedo parada de asombro. Incluso parpadeo, trato de aclarar mi visión, pero nada cambia.

–– Danil, ––sonrío y doy un paso adelante.

–– Terminé mi turno un poco antes y decidí que esta era una gran ocasión para pasar una tarde en la capital, ––dice mi novio con calma.

Me abraza. Luego, abruptamente me levanta del suelo, da vueltas y se ríe.

–– Lika, ––inspira el aire con ruido. –– Cómo te extrañé.

–– Yo también, ––confieso. – Con locura.

De repente siento el frío. Una vaga ansiedad estalla en mi interior. Desvío mi mirada hacia un lado y choco con los ojos gelidos de Volkov.

–– Por cierto, puedes mudarte del hotel al apartamento de mi hermano, ––dice Danil. También está en el centro, justo en frente cruzando la calle. Ahora justamente está vacío.

–– Buena idea, ––asiento con la cabeza.

Por suerte el hermano de Dan se fue a hacer prácticas a Estados Unidos hace un par de semanas. Su piso esta libre. Será mucho más cómodo vivir allí, sin roces con Volkov. Pero el tiene otros planes. No sabe rendirse, ni sabe retirarse.

–– Me temo que no será muy conveniente, ––dice una voz ronca terriblemente molesta. –– Necesito a la Sra. Kalinina aquí.

Danil me pone en el suelo, pero no deja de abrazarme. Su brazo rodea con confianza mi cintura, da una sensación de calidez y cuidado, brinda protección.

–– Pues hemos terminado por hoy, ––digo uniformemente. –– Las visitas de mañana son fuera del hotel, así que no tiene sentido…

–– Un par de reuniones tendrán lugar en la sala de conferencias.

–– No recuerdo nada de eso en el planing.

–– Lo he acordado hace poco.

–– ¿Cuándo?

–– Ahora.

–– Llegare a tiempo, ––me encojo de hombros. –– No está lejos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.