Contrato con un Multimillonario

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Media hora después, el secreto se revela.

–– ¿Cómo supiste que me gusta este lugar? –– Estoy impresionada. ––Nunca dije nada.

Un restaurante acogedor situado a las afueras del centro, no muy famoso, no muy lujoso, pero me encanta. Mis padres y yo siempre veníamos aquí cuando estábamos en la capital.

–– Hice una investigación interna, ––me guiña el ojo con complicidad.

El camarero toma nota y nos hallamos solos otra vez.

–– ¿Cómo son las fiestas de Aidarov? ––Pregunto. ––Hay muchos chismes en la oficina, pero...

–– ¿Por qué lo necesitas? – la expresión de Dan cambio al instante.

–– Él me invitó, ––me encogí de hombros.

–– ¿Cuándo?

–– Antes de irme, ––frunzo el ceño. 

–– Tengo un viaje de negocios el viernes.

Es raro. Tengo una sensación desagradable debajo de las costillas. Demonios, estaba segura de que iría a la fiesta con Danil, él es un invitado habitual allí.

–– Ayer recibí la lista de invitados para nuestro chequeo estándar, ––continúa el hombre. –– No recuerdo de ver tu nombre. Parece que Damir hizo cambios de última hora.

Se me quitan las ganas de ir a la fiesta. Pero ¿cómo rechazar la invitación del jefe?

–– Me enterare del tema, ––promete Dan. –– Si la lista se actualizó, aún deben enviarme los cambios, así que no te preocupes.

–– No quiero ir sin ti.

–– Yo tampoco, ––sonríe, quitando instantáneamente el frío, calentándome con solo un movimiento de sus labios. –– Pero es una buena oportunidad para tender puentes. Allí se reúnen los peces gordos. ¿Y si encontrarás una posición mejor?

––Todavía no me he adaptado a esta.

–– Estoy seguro de que lograrás cualquier objetivo que te propongas.

Las palabras de Danil son energizantes e inspiradoras. Trato de no pensar en el hecho en la habitación del hotel me están esperando los documentos, que no he tocado todavía. Apago la cabeza y disfruto el momento. Me relajo, no presto atención al tiempo. La cena va perfecta. Estamos comentando nuestros planes. Sería genial pasear cerca del agua.

––Maldita sea, ––Dan frunce el ceño, revisando los mensajes en el móvil del trabajo, se está poniendo más sombrío con cada segundo. –– Tengo que volver a la oficina urgentemente.

–– ¿Qué sucedió?

–– Hackeo del sistema. Se requiere mi presencia personal. Aidarov está furioso, no está claro cómo pudo suceder.

–– Cuando te fuiste todo se vino abajo.

–– Casualidad, ––dice, y llama al jefe. –– Damir, estaré allí en un par de horas. Por supuesto. Lo vamos a averiguar. Ya les di órdenes a los chicos. Sí, saben qué hacer. El resto cuando nos veamos.

–– Que raro, ––digo cuando Dan termina la conversación. ––Me parecía que el sistema era imposible de hackear.

–– Estoy de acuerdo, –– chispas inusuales brillan en sus ojos oscuros. ––Especialmente de esta manera.

–– ¿De qué estás hablando?

–– A sido un ataque muy audaz. Duro. Los chicos creen que lo hizo un equipo completo de hackers, pero yo apuesto por solo uno.

–– Espera, ––me río involuntariamente. –– ¿Crees que un sistema tan serio podría ser pirateado por una sola persona?

–– ¿Por qué no? ––Dan hace una mueca. – Un desgraciado con talento.

Todos nuestros planes se rompen y tenemos que separarnos. El hombre me lleva de vuelta al hotel y al despedirme me entrega las llaves del apartamento.

–– El conserje ha sido advertido, ––dice Danil.

–– Gracias, ––digo y le abrazo, me acurruco más fuerte, inhalo el aroma de su perfume. –– Es bueno de tener una segunda opción, pero espero que no habrá nuevos problemas.

Todavía no voy a salir del hotel, pero si Volkov sigue insistiendo, no lo pensaré mucho. Sigo el coche de Danil con los ojos, tiro un beso y agito mi mano. Incluso una despedida tan rápida no estropea la noche, me alegro por las pocas horas que logramos pasar juntos.

–– ¡Qué encuentro! –– una voz masculina golpea en la parte de atrás. –– ¡Lika! ¿Dónde más nos encontraríamos?

–– ¿Kirill?

Me doy la vuelta y entiendo que no me he equivocado.

–– Hola, ––sonrío. –– Pensé que fuiste a conquistar Asia con tu grupo.

–– Bueno, allí no funciono, ––descarta mi ex compañero de clase. –– Aquí ha aparecido una opción más molona.

– ¿Actúas en este hotel?

–– No, pero aquí cerca, ––responde evasivamente el tipo.

Kir no se preocupó demasiado por sus estudios, es un artista, creó su propio grupo musical aun en el colegio, trató de ganar popularidad.

–– Estoy trabajando para Cherniy ahora, ––dice, bajando la voz.

–– ¿Para quién?

–– ¿A ti que te pasa? –– se asombra. –– Ruslán Cherniy. Uno de los tíos más influentes de la capital.

Suena como si estuviéramos hablando de una especie de "capo", un jefe del crimen organizado, pero me cuesta imaginar a Kirill trabajando para unos bandidos.

–– ¿Alguna vez has oído hablar del Cherniy? ¿Has estado en sus clubes? –– la respuesta se lee en mi cara, entonces el tio sonríe y continúa. –– ¡Vaya tela! Está bien, toma, al menos iras a conocer uno.

Saca una tarjeta de plástico negra muy familiar de su bolsillo y me la entrega.

–– Gracias, no lo hagas, ––niego con la cabeza.

–– Oye, no sabes a lo que estás renunciando. Este pase no se puede comprar por dinero. Solo lo dan a los conocidos.

–– No entiendo qué clase de club es este.

–– Es mejor verlo en persona, ––guiña un ojo Kir y gira la tarjeta negra entre sus dedos, juega hábilmente con ella, como si estuviera invitándome.

No puede ser coincidencia. Exactamente el mismo rectángulo oscuro sin inscripciones metió en mi bolso ese nervioso Pavlik.

Pase al club misterioso.

–– Anzhelika Igorevna, ¿tiene un par de minutos para mí? ––Una voz ronca envuelve mi garganta. –– ¿Puedo planificar una reunión en la agenda tan apretada entre novios?




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