Contrato con un Multimillonario

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El resto de los días en la capital son mucho más tranquilos. Sí, tengo que organizar y hacer muchas reuniones, inspeccionar una gran cantidad de parcelas en venta, pero ya no hay acoso, y eso me alegra, me permite respirar.

Aun es demasiado pronto para celebrar la victoria.

Entiendo que ese giro puede ser parte del juego que organizó Volkov. Te da la oportunidad de relajarte y luego vuelve a las andadas. ¿Tal vez decidió que me aburriría sin su atención permanente? Por supuesto, no sucederá nada de esto, no necesito aventuras. Sin embargo, es fácil predecir la lógica de este seductor experimentado. Este hombre está probando diferentes opciones, selecciona una táctica exitosa. Dudo que sea capaz de aceptar el rechazo.

Tal vez podríamos trabajar juntos, convertirnos en un gran equipo. En una situación diferente, en la realidad, donde Gleb Aleksandrovich aceptaría retirarse. Pero maldita sea, ¿cómo podría existir esa realidad?

Llego a conocerle mejor, reconozco que tiene un don para negocios. Mi primera impresión se está disipando. Me doy cuenta de que este hombre pasó por mucho en su camino hacia sus miles de millones.

– ¿Cuáles son tus planes para la última noche en la capital? pregunta Volkov. –– Mi conductor te llevará a donde tú digas.

–– Tengo que terminar el informe.

–– ¿Así de aburrido?

Solo me encojo de hombros en respuesta.

–– Estaré ocupado, ––declara con acentuada despreocupación. –– No tengas miedo, no voy a llevarte personalmente. No habrá sorpresas.

–– Realmente necesito sistematizar los datos, –– concluyo de manera uniforme.

En realidad, sé qué Volkov tiene varias reuniones importantes con sus socios extranjeros y seguro que no las cancelará, por lo que no espero ninguna sorpresa.

–– Hay rebajas ahora, los ojos azules brillan con picardía. –– Pensé que a las chicas les gustaba ese tipo de cosas.

¿Pero cómo lo sabe? Literalmente lee los pensamientos. Constantemente veo los anuncios de grandes descuentos. El final de la temporada pasa factura. La capital tiene la mayor variedad, me gustaría ir de compras. ¿Pero cuando? Necesito ordenar el material que he recopilado.

–– Si me queda tiempo, echaré un vistazo, ––respondo con calma.

–– Vaya, ¿y qué esperaba? ––Volkov sonríe. “Nada puede hacerte parar.

Nos separamos. Él va a un centro de negocios cercano y yo subo a mi habitación. Estoy tratando de concentrarme en los documentos, pero me resulta difícil.

No soy tan fuerte. Los escaparates de las tiendas por los que pasamos todos los días parpadean ante mis ojos. Tantas tentaciones, pero no puedo rendirme. Creo que vi allí el vestido de encaje rojo de la marca "Tess", edición limitada. No tenemos esta marca en mi ciudad.

Aunque ¿para qué comprar un centésimo vestido? El armario ya está lleno de ropa. Ya tengo el rojo, y con encaje. Pero no es así. Me gustaría probar, echar un vistazo y reservar. ¿Y si no me va bien? ¿Y si se verá mal?

Abro la carpeta con documentos y sin éxito intento concentrarme en el trabajo.

¿Y por qué Volkov menciono las estúpidas rebajas?

Con un gran esfuerzo me obligo a ponerme manos a la obra, y cuando termino, miro la pantalla del móvil. Tres horas completas antes de que cierren las tiendas. Me las arregle para terminar más rápido.

Llamo un taxi. Luego todo pasa como si estuviera en la niebla. Las rebajas me afectan. No puedo parar. Solo me salva que las compras están estrictamente limitadas en el tiempo.

Pero solo compro lo necesario y útil. Zapatos. Bolso. Varias faldas y blusas. Zapatillas para entrenar. Un par de trajes de baño. Y lo más importante –– el vestido. La única talla que queda se ajusta perfectamente a mi figura.

Vuelvo al hotel con un montón de paquetes. Cansada pero satisfecha. Decido visitar la piscina. Quiero relajarme un poco. Así que después de charlar con Danil, me pongo uno de mis nuevos bañadores, un albornoz encima y voy a una sesión de natación espontánea.

A las once de la noche aquí no hay nadie. El recepcionista dijo que yo sería la única visitante.

Me desabrocho el cinturón, pongo el albornoz en una tumbona y me acerco al agua turquesa.

––Diablos, ––la voz ronca me hace estremecer y darme la vuelta bruscamente, los ojos azules me cortan con una mirada aguda. – Me he muerto y fui al cielo.

"Y yo me metí en mi peor pesadilla" –– casi se me sale de mi boca, pero me muerdo el labio inferior a tiempo.

No pasó nada especial. El bañador es cerrado, llamativo, pero nada provocativo. Colores brillantes, bonitos patrones étnicos. En la playa puedes encontrar gente con atuendos realmente provocativos, pero aquí todo está tapado. Rayos, Volkov me mira como si estuviera completamente desnuda.

El principal problema son sus malditos ojos. Insolentes. Brillantes. Corren por mi cuerpo como cuchillas. Provocan una ola de tensión salvaje.

Miro hacia la tumbona y me doy cuenta de que mi albornoz está demasiado lejos, y un intento apresurado de cubrirme solo le hará reír.

¿Por qué me siento como si me atrapasen en la escena del crimen? El caso es exactamente al revés.

–– Me estabas siguiendo, ––declaro, frunciendo el ceño.

–– ¿Por qué lo dices? –– sonríe con ironía.

–– ¿De qué otra manera se puede explicar nuestro encuentro aquí? ––suspiro con exasperación y cruzo los brazos sobre mi pecho. – Tus reuniones están programados hasta las altas horas de la noche.

–– Los chinos pospusieron todo hasta la próxima semana, el jeque canceló la visita en el último momento, ––remarca con calma. –– El gimnasio está cerrado y quiero estirarme.

Me enfurecen las chispas demoníacas en los ojos azules, y también esas descaradas mentiras. Los chinos nunca pospondrán una reunión importante, se percibe como un insulto. El jeque tampoco...

Me paro, notando que Volkov está desatando el cinturón de su albornoz. Solo ahora me doy cuenta de la poca ropa que lleva. Genial, lo que faltaba.




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